El Kéfir Mejora la Memoria en un 66% en Pacientes con Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad neurológica progresiva que gradualmente va erosionando la memoria, el lenguaje, la toma de decisiones y el comportamiento. Con el tiempo, va quitando la independencia y la identidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa el 60% al 70% de todos los casos de demencia. Para el 2050, se espera que el número de personas viviendo con Alzheimer supere los 150 millones a nivel mundial.

El Alzheimer generalmente comienza con simples olvidos como perder las llaves, repetir preguntas o perder el hilo de las conversaciones. Pero a medida que empeora, conduce a desorientación, cambios de humor, alteraciones de la personalidad y eventualmente a una pérdida total de autonomía. La inflamación, el estrés oxidativo, las mitocondrias dañadas y los problemas intestino-cerebro juegan un papel en su desarrollo.

Esa comprensión ha llevado a los investigadores a explorar nuevas estrategias dirigidas a abordar las causas fundamentales de esta condición. Por ejemplo, una revisión sistemática reciente publicada en la revista Brain Behavior and Immunity Integrative encontró que el kéfir, una bebida de leche fermentada rica en probióticos, podría ser una herramienta prometedora para apoyar el manejo del Alzheimer.

Cómo Ayuda el Kéfir a Prevenir y Ralentizar el Alzheimer

El estudio examinó el potencial del kéfir como tratamiento complementario para la enfermedad de Alzheimer. La revisión incluyó siete estudios que abarcaron invertebrados, roedores y humanos, y se centró en las propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y neuroprotectoras del kéfir. Aquí están los hallazgos revelados:

– El kéfir redujo las placas amiloides y los ovillos de tau: los investigadores observaron que el kéfir redujo la acumulación de proteínas beta-amiloideas, un marcador propuesto de la enfermedad de Alzheimer. También se observaron reducciones en las proteínas tau, ambos de los cuales se cree que están involucrados en el deterioro cognitivo y la muerte neuronal que ocurre en el Alzheimer.

– La función cognitiva mejoró en todas las especies: se observaron mejoras en la memoria y el comportamiento en roedores, mientras que los modelos de moscas de la fruta demostraron un aumento en la supervivencia y una mejor coordinación motora. La suplementación con kéfir llevó a una mejora del 28% en la cognición global y un aumento del 66% en el rendimiento de la memoria inmediata, con una mejora del 62% en la memoria retardada.

– El kéfir redujo el estrés oxidativo y preservó las neuronas: los marcadores de daño oxidativo, como el ROS, la nitrotirosina y la iNOS, disminuyeron después del tratamiento con kéfir en roedores. Las neuronas en regiones como el hipocampo y la corteza también se conservaron mejor.

– La inflamación y el daño neuronal disminuyeron: el kéfir redujo los marcadores inflamatorios como NF-κB y la caspasa-3, que están vinculados a la apoptosis neuronal. También suprimió las vías inflamatorias clave (TLR4, MYD88, NLRP3) y redujo citoquinas proinflamatorias (TNF-α, IL-8, IL-12).

– Se mejoró el equilibrio inmunológico y la salud intestinal: los estudios mostraron que el kéfir moduló las respuestas inmunitarias y restauró la integridad mucosa intestinal.

– El kéfir mejoró la señalización de insulina en el cerebro: algunos modelos de roedores mostraron niveles aumentados de la enzima degradadora de insulina (IDE) en el hipocampo y una mejor regulación de los receptores de insulina. Estos cambios apoyan la función neuronal y reducen la acumulación de amiloide.

– Los compuestos bioactivos únicos del kéfir generan efectos: el kéfir contiene péptidos que bloquean la acetilcolinesterasa (el mismo mecanismo utilizado por muchos fármacos para el Alzheimer) y reducen el daño proteico oxidativo. El kefirano, un carbohidrato complejo encontrado en el kéfir, también modula la inflamación y la microbiota intestinal. Estas características lo convierten en un agente neuroprotector prometedor.

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– El uso a largo plazo puede mantener la protección cognitiva: más allá de los estudios a corto plazo, la capacidad del kéfir para regular los neurotransmisores (dopamina, serotonina, acetilcolina y GABA) y promover el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) sugiere beneficios continuos con un uso continuo.

Suplementación de Kéfir Mejora los Síntomas del Alzheimer

Uno de los estudios incluidos en la revisión examinó los efectos de 90 días de leche fermentada de kéfir en pacientes ancianos con enfermedad de Alzheimer. Este ensayo clínico ofreció una visión detallada de cómo el kéfir impacta los principales impulsores de la neurodegeneración.

– La inflamación disminuyó bruscamente: los niveles séricos de citoquinas proinflamatorias disminuyeron significativamente después de la suplementación con kéfir. También mejoraron las proporciones de citoquinas, lo que indica un cambio de una respuesta inmune proinflamatoria a una más equilibrada, lo que reduce la acumulación de amiloide y protege contra la pérdida de tejido cerebral.

– El estrés oxidativo se suprimió: los niveles de superóxido, peróxido de hidrógeno y peroxinitrito disminuyeron en un 30%, mientras que la disponibilidad de óxido nítrico aumentó en un 100%. Esto mejora el flujo sanguíneo y protege a las neuronas del daño oxidativo.

– La apoptosis y el daño del ADN se revirtieron: la fragmentación del ADN disminuyó del 15% al 5%, y la PARP-1 escindida (un marcador de la muerte celular programada) disminuyó en más del 75%. La tasa de células apoptóticas (células que están muriendo de forma natural) disminuyó casi a la mitad, mientras que las poblaciones de células sanas aumentaron, reflejando una mayor estabilidad del tejido. Estos cambios sugieren que el kéfir no solo ralentiza el daño celular, sino que también promueve la reparación y la supervivencia a nivel de tejido.

– Se activó la señalización de p53: la expresión de p53 se triplicó después de la suplementación. Esta proteína reguladora maestra es esencial para la reparación del ADN, la protección mitocondrial y la supresión tumoral, y su activación ayuda a explicar el amplio impacto neuroprotector del kéfir.

– Un efecto sinbiótico complejo: el kéfir utilizado en el estudio incluía tanto bacterias beneficiosas como especies de levaduras. Sus compuestos bioactivos, como péptidos, polisacáridos y vitaminas, trabajaron juntos para modular el eje intestino-cerebro, mejorar la capacidad antioxidante y desencadenar vías neuroprotectoras como el GABA y el BDNF.

– Seguro y accesible: el kéfir fue bien tolerado, sin efectos adversos reportados. Si bien este fue un ensayo no controlado, la fuerza de los cambios biológicos observados justifica futuros estudios aleatorizados y respalda el uso del kéfir como una intervención natural y de bajo riesgo en el cuidado temprano del Alzheimer.

El Kéfir Contiene C15:0, una Grasa Esencial que Protege tu Cerebro

El kéfir no solo es rico en probióticos y péptidos bioactivos. Como producto lácteo, también contiene ácido pentadecanoico (C15:0), una grasa saturada esencial que ha sido reconocida por su papel en prevenir la descomposición celular, revertir el daño metabólico y proteger el cerebro de la neurodegeneración.

– El C15:0 es esencial para la resistencia celular: esta grasa saturada de cadena impar se incrusta en las membranas celulares, haciéndolas más fuertes y más resistentes al estrés oxidativo. A diferencia de las grasas poliinsaturadas (PUF), que vuelven las membranas frágiles, el C15:0 las estabiliza. Esto es importante para las células cerebrales, que son especialmente vulnerables a la oxidación y al deterioro mitocondrial en la enfermedad de Alzheimer.

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– El C15:0 ayuda a desplazar el LA de tus tejidos: la investigación muestra que las personas con Alzheimer tienen niveles elevados de metabolitos de ácido linoleico oxidado (OXLAMs) en su plasma. Estos subproductos tóxicos impulsan la inflamación sistémica, deterioran la función mitocondrial y contribuyen a la ferroptosis, una forma de muerte celular dependiente de hierro vinculada a la neurodegeneración.

El C15:0 ayuda a detener este proceso al desplazar el ácido linoleico en las membranas celulares, reduciendo la peroxidación lipídica y estabilizando las estructuras celulares antes de que el daño se produzca.

– Esta grasa es esencial, pero la mayoría de las personas no obtienen suficiente: el C15:0 cumple con todos los criterios de una grasa esencial. Tu cuerpo no lo produce en cantidades significativas, y la deficiencia ahora está vinculada a un conjunto de problemas colectivamente denominados “síndrome de fragilidad celular”. Estos incluyen glóbulos rojos frágiles, anemia y síndrome de sobrecarga de hierro dismetabólico (DIOS), caracterizado por un almacenamiento excesivo de hierro, especialmente en el hígado.

DIOS aumenta el riesgo de ferroptosis, una forma destructiva de muerte celular desencadenada por el hierro y la peroxidación lipídica que apunta a las membranas mitocondriales y detiene la producción de energía. Este proceso puede contribuir a enfermedades avanzadas del hígado graso, esteatohepatitis y un declive metabólico más amplio.

– El C15:0 protege las mitocondrias y ralentiza la neurodegeneración: en el cerebro, el C15:0 protege a las neuronas de la ferroptosis. Esto preserva la producción de energía, apoya la longevidad celular, protege contra el envejecimiento y el daño tisular, y ayuda a mantener la función cognitiva a medida que el cerebro envejece.

– El kéfir de vacas alimentadas con pasto es una fuente dietética clave: la agricultura moderna ha despojado a los lácteos de gran parte de su C15:0 al cambiar a ganado alimentado con granos. El kéfir hecho de leche de vaca alimentada con pasto conserva más de esta grasa vital. Otra buena fuente es una porción de queso de vacas alimentadas con pasto o una cucharada de mantequilla, ambos proporcionan de 100 a 130 mg de C15:0, suficiente para apoyar la reparación celular y contrarrestar el daño de LA con el tiempo.

Para obtener más información sobre el C15:0 y por qué esta grasa puede ser esencial, lee “C15:0 – Encontrado en Productos Lácteos – Puede Ser una Grasa Esencial”.

Sobrecarga de Hierro – Un Acelerador Silencioso del Alzheimer

Otro factor que contribuye al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer es el exceso de hierro. Si bien el hierro es esencial para la función celular normal, tener demasiado conduce a una peligrosa cascada de estrés oxidativo, inflamación y degeneración neural. Una revisión de 2024 publicada en Medicina del Envejecimiento examinó cómo la acumulación de hierro en una zona cerebral clave contribuye al desarrollo y progresión de la enfermedad de Alzheimer.

– El precuneus almacena un exceso de hierro temprano en el Alzheimer: el precuneus es la zona del cerebro responsable de la memoria, la atención y la autoconciencia, y es especialmente vulnerable al daño oxidativo inducido por el hierro. Múltiples estudios de imagen muestran que las personas con deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer tienen niveles significativamente más altos de hierro en el precuneus.

– La sobrecarga de hierro impulsa la patología de amiloide y tau: la revisión confirmó que los niveles elevados de hierro aceleran la agregación de placas de amiloide beta y ovillos de proteína tau. Ambos están directamente involucrados en la muerte de las neuronas y el deterioro cognitivo.

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– El hierro interrumpe las mitocondrias y aumenta el estrés oxidativo: la acumulación de hierro conduce a una mayor producción de ROS, que daña las estructuras celulares e interfiere con la función mitocondrial. Esto debilita el suministro de energía al cerebro y acelera la muerte de las neuronas.

– La ferroptosis es la vía dominante de muerte celular: en el precuneus, la sobrecarga de hierro inicia la ferroptosis. A diferencia de la apoptosis, este proceso causa un fallo mitocondrial catastrófico y es más difícil de revertir.

Para abordar la sobrecarga de hierro y reducir tu riesgo de Alzheimer, recomiendo donar sangre regularmente. Lee Cómo Ayudar a Prevenir y Tratar la Enfermedad de Alzheimer para obtener más información.

Estrategias Adicionales para Prevenir la Enfermedad de Alzheimer

Prevenir el Alzheimer requiere más que una sola intervención. Se necesitan una combinación de estrategias diarias para reducir la inflamación, proteger las neuronas y apoyar la función metabólica y cognitiva. Los siguientes enfoques ofrecen una base sólida:

– Optimiza los niveles de Akkermansia: Akkermansia muciniphila es un microbio intestinal clave que apoya la integridad de la barrera intestinal, reduce la inflamación y produce ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que alimentan a las células que recubren tu colon. Los pacientes con Alzheimer muestran consistentemente niveles más bajos de Akkermansia.

Para optimizar tus niveles, prioriza alimentos ricos en prebióticos, vegetales fermentados y suplementos de grado farmacéutico que apoyen directamente el crecimiento de Akkermansia. Ajusta tu ingesta de carbohidratos a al menos 250 gramos diarios, ajústala según las demandas energéticas y elimina los aceites vegetales inflamatorios para fortalecer la conexión intestino-cerebro.

– Evita el gluten y la caseína: estas proteínas alteran la barrera hematoencefálica y aumentan la activación inmunológica. El gluten, en particular, ha demostrado debilitar esta barrera y permitir que las bacterias entren en el torrente sanguíneo.

Esto abre la puerta al deterioro cognitivo, la neuroinflamación y enfermedades como el Parkinson, la ansiedad y la depresión. Sin embargo, la grasa láctea, como la mantequilla, está bien, son las proteínas en la leche pasteurizada las que son problemáticas.

– Incluye grasas omega-3 de origen animal, pero no exageres: las grasas omega-3 DHA y EPA protegen contra el daño celular causado por la enfermedad de Alzheimer, disminuyendo así tu riesgo de desarrollarla o ralentizando su progresión. Sin embargo, ten en cuenta que siguen siendo PUF, así que agrégalas a tu dieta con moderación. Enfócate en la calidad sobre la cantidad.

– Obtén vitamina D del sol: una baja vitamina D se correlaciona con un declive cognitivo más rápido y malos puntajes en pruebas de memoria. Un estudio encontró una disminución del 40% en el riesgo de demencia con niveles óptimos. La mejor manera de obtener vitamina D es a través de una exposición sensata al sol, apuntando a un nivel sanguíneo de 60 a 80 ng/mL (150 a 200 nmol/L).

Sin embargo, debes eliminar los aceites vegetales de tu cuerpo antes de exponerte al sol al mediodía. El LA en tu piel se oxida cuando se expone a la luz solar, causando inflamación y daño en la piel. Para proteger tu piel, evita la exposición al sol durante el mediodía solar durante cuatro a seis meses mientras trabajas en eliminar el LA de tu cuerpo.

– Mantén la insulina en ayunas por debajo de 3: una insulina crónicamente alta promueve la inflamación cerebral, la resistencia a la insulina en las neuronas y el envejecimiento acelerado. Reducir tus nive