Este es un momento enorme para Brasil.
El expresidente Jair Bolsonaro fue condenado por intentar un golpe de estado y liderar un grupo armado criminal después de perder las últimas elecciones, lo que culminó en que sus seguidores atacaran edificios gubernamentales.
Ahora enfrenta una larga sentencia de prisión, después de que el Supremo Tribunal de Brasil alcanzara la mayoría de tres votos necesaria para declararlo culpable.
Durante años, Bolsonaro ha dividido ferozmente al país entre quienes lo aman y quienes lo odian.
Sus seguidores, que incluyen al expresidente Donald Trump, han descrito el juicio como una persecución política. Trump lo usó como excusa para imponer aranceles del 50% a Brasil.
Sus críticos han elogiado el proceso como necesario para cerrar heridas y sentar un precedente de que intentar socavar la democracia no será tolerado.
Este fallo probablemente dividirá aún más al país.
Este juicio ha cautivado a Brasil, ya que millones lo han visto en transmisión directa por redes sociales y televisión en sus casas. Y la trama ha sido tan dramática como una serie de televisión.
Mucha gente recordará los impactantes momentos cuando miles de seguidores de Bolsonaro atacaron edificios del gobierno el 8 de enero de 2023, en escenas que recordaron a los disturbios del Capitolio de EE.UU. dos años antes.
Pero durante el curso de este juicio, se han revelado y leído en la corte muchas pruebas asombrosas.
Estas incluyen que un plan, redactado por aliados de Bolsonaro, para que personal de las fuerzas armadas de elite asesinara al presidente electo Luiz Inácio “Lula” da Silva, a su compañero de fórmula y al juez del Supremo Tribunal Alexandre de Moraes, fue impreso en el palacio presidencial. La lista incluía “veneno” como método para matar a Lula.
El abogado de Bolsonaro se mostró visiblemente indignado en nombre de su cliente cuando argumentó que no había pruebas que vincularan a Bolsonaro con este plan o con los disturbios del 8 de enero.
También se recordó a la corte los intentos de Bolsonaro por sembrar dudas sobre el sistema electoral. Estos incluyeron que celebró una reunión con embajadores extranjeros en el palacio presidencial para hacer afirmaciones falsas sobre las máquinas de votación electrónica antes de las elecciones, y que organismos públicos obstruyeron a los votantes para llegar a los colegios electorales –bajo la apariencia de “verificar el estado de los vehículos”– el día de la votación.
En varios momentos de este juicio, los jueces hicieron referencia al pasado de Brasil. Su democracia es joven – solo se restauró en 1985 después de dos décadas de una dictadura, instigada por un golpe militar respaldado por EE.UU.
Para los críticos de Bolsonaro, los paralelos fueron escalofriantes.
El juez que lidera este caso –Alexandre de Moraes– dijo que Brasil corría el riesgo de “olvidar lentamente” que casi regresa a una dictadura porque “una organización criminal, compuesta por un grupo político, no sabe cómo perder elecciones”.
El pasado de Brasil ha estado lleno de golpes de estado o intentos de golpe, pero nadie se había sentado nunca en el banquillo, y a los conspiradores pasados se les concedió amnistía. Los críticos de Bolsonaro esperan que este veredicto envíe una señal clara: no más.
¿Qué pasa ahora?
Bolsonaro aún no ha recibido su sentencia –pero podrían imponerle una que dure el resto de su vida.
Es probable que quiera apelar para que su caso sea escuchado por todo el Supremo Tribunal, que incluye a algunos magistrados que él nombró como presidente, pero se necesitaría que dos de los cinco jueces lo encontraran no culpable para que eso se permita. Solo después de que se agoten todas las apelaciones, alguien puede ser enviado a prisión en Brasil.
Jair Bolsonaro no apareció en la sala del tribunal para los veredictos. Su abogado ha citado razones de salud. Ha sufrido varios problemas de salud después de que lo apuñalaran en un mitin de campaña presidencial en 2018, antes de asumir el cargo.
Hay un precedente en Brasil de que se conceda arresto domiciliario a condenados por razones de edad o salud, lo que él podría solicitar cuando sea sentenciado.
El Congreso –donde el partido de Bolsonaro tiene mayoría– también está intentando impulsar una legislación que le concedería amnistía. Uno de los favoritos de derecha para las elecciones presidenciales del próximo año, que está buscando el apoyo de Bolsonaro, ha dicho que le daría amnistía si es elegido.
Por lo tanto, aunque este fallo es un hito importante, su castigo aún sigue sin estar claro.
