En su más reciente columna para el Olive Press, el exeditor del Gibraltar Chronicle, Francisco Oliva, aporta su impresión personal sobre la extensa investigación McGrail.
Hay asuntos vitales relativos a la administración democrática de Gibraltar y a la separación de poderes, más allá de las circustancias que condujeron a la jubilación anticipada del excomisario, que han residido propiamente en el ámbito del presidente Sir Peter Openshaw.
Es él, y solo él, quien está en condiciones de extraer conclusiones y hacer recomendaciones sobre las cuestiones sensibles en el corazón de esta investigación.
Sin perjuicio del resultado final y los edictos del erudito juez, existen elementos interesantes que requieren un análisis y una reflexión objetivos y no partidistas.
Durante los 19 días de declaraciones, el público obtuvo un punto de observación privilegiado sobre el funcionamiento, las tensiones y las relaciones entre las autoridades responsables de salvaguardar el buen gobierno y, notablemente, el estado de derecho en Gibraltar, sin el cual la democracia tiene menos valor que el dinero del Monopoly.
Evidentemente, existen narrativas y teorías del caso bastante contrapuestas y enfrentadas, y no envidio la responsabilidad que Sir Peter ha tenido que desempeñar.
¿Se condujo debidamente la investigación de la Operación Delhi de la RGP o fue un "abusso grosero de poder" que nunca debería haber ocurrido, capaz de infligir un daño reputacional negativo a Gibraltar?
Resulta interesante que la enormemente compleja investigación contra los tres acusados por un cargo de presunta piratería informática y sabotaje de un sistema de seguridad nacional fuera finalmente discontinuada por el Fiscal General por motivos de un interés público más amplio no especificado.
¿Hubo una injerencia indebida del Ministro Principal en una investigación criminal en curso sobre una empresa en la que tenía un interés financiero tangencial, y que involucraba a su amigo íntimo, mentor y socio comercial, James Levy?
O, como declaró Picardo en su testimonio negando cualquier conducta impropia, ¿actuó en todo momento de manera desinteresada y con integridad para proteger a los contribuyentes y el interés público general?
El hecho de que Picardo haya ganado cuatro elecciones generales consecutivas sugeriría que no es una suposición irrazonable que una parte considerable del electorado no tiene reparos sobre su criterio o probidad, y cree que es un político digno de confianza.
Esto, aunque irrelevante a los efectos de la investigación, puede computarse en el haber de su balance personal y cementa una impresión de conducta honesta en el cargo (es decir, nadie en su sano juicio seguiría votando por un político deshonesto).
Diplomáticamente, ahora parece hallarse en la recta final hacia el esquivo Tratado UE-Reino Unido, para reclamar objetivamente su lugar en la historia como el hombre que resolvió el intrincado problema de las relaciones con España, reabriendo el debate sobre el más grande político gibraltareño de todos los tiempos.
Puede arguírse, por tanto, que Picardo ha sido principalmente una fuerza positiva, críticamente por su lucidez y formidable liderazgo en el frente de asuntos exteriores; una visión que incluso aquellos que no simpatizan con lo que representa el socialismo —fiscalidad punitiva, ideología progresista, un leviatán de estado, etc.— pueden compartir.
TEORÍA ACADÉMICA VS. LA VIDA
En verdad, una cosa es la teoría política y constitucional académica, imbuida de una doctrina profundamente arraigada que delimita los roles de los principales cargos políticos, policiales y judiciales en espacios perfectamente compartimentados con límites claros y debidamente acotados.
Pero esto es Gibraltar, y en el contexto de la realidad práctica e incestuosa de una ciudad pequeña como la nuestra, existe una superposición de funciones, tensiones al borde del punto de ruptura y fugas de información confidencial y privilegiada en todas direcciones, incluidos los ámbitos judiciales y no judiciales.
Hay personalidades fuertes y débiles, presiones resistidas, presiones negadas y presiones a las que se sucumbe, ya que es difícil legislar sobre el factor humano; puertas giratorias, puertas cerradas y puertas abiertas que ni siquiera necesitan ser empujadas para ganar entrada.
Solo los hipócritas sostendrán que esto es inconcebible y solo los ilusos contendrán que estas cosas no pasan aquí.
Claramente, esto no es un desarrollo reciente. Ha existido desde los días de Sir Joshua Hassan quien, como líder comunitario, como patriarca, como político, como abogado principal y como ciudadano privado, lució numerosos sombreros a lo largo de su ilustre e icónico período.
El apodo popular el pulpo, a menudo utilizado como expresión con intención despectiva o denigrante, cobraba más sentido como alusión a los muchos tentáculos de influencia práctica y familiaridad que desplegó con gran efecto a lo largo de su carrera.
Se mezclaba con príncipes y pobres, tuteaba a un número inverosímil de ciudadanos, y nunca fue un político remoto, interactuando incansablemente con miembros ordinarios del público en el curso normal de sus actividades cotidianas.
SEPARACIÓN ABSOLUTA
Muchos individuos exitosos en el juego de poder del sistema político —Fabian Picardo incluido— han seguido el plan original, lo cual no significa que debamos automáticamente albergar conspiraciones, sospechar o imputar ningún tipo de conducta impropia, hasta que y a menos que cualquier presunta irregularidad sea determinada en un tribunal de ley.
Algunos sin duda argumentarán que en el futuro habrá una oportunidad para reforzar las salvaguardas existentes de manera mucho más estricta o crear disposiciones legales adicionales para hacer cumplir una separación absoluta de poderes y precluir cualquier tipo de interferencia política informal o subjetiva en cualquier investigación judicial, incluso si esta se lleva a cabo ostensiblemente por las razones correctas, para proteger el interés público y no para obtener una ventaja privada.
Ciertamente, es difícil argumentar contra el valor estético de que un Ministro Principal salga corriendo 100 millas en la dirección opuesta —como reiteró Adam Wagner KC en nombre de McGrail— ante el más mínimo atisbo de un conflicto de intereses.
Sin embargo, no es menos problemático envisajar cómo la legislación puede realmente y de manera efectiva alterar la dinámica innata de nuestra existencia, más allá de las apariencias que sin duda satisfarán a muchos, para perfeccionar las reglas, creando un mecanismo de alerta temprana que pueda identificar conexiones profesionales, financieras y personales susceptibles de crear controversia o sospecha de impropiedad.
Naturalmente, en el contexto de conflictos de intereses verificados, a diferencia de aquellos simplemente percibidos o imaginados.
Efectivamente, neutralizando la realpolitik de nuestro sistema de gobierno y sus impulsores subyacentes, erráticos y controladores. Pero, ¿hasta qué punto se puede eliminar cada anomalía del sistema?
Si vamos a ser santurrones sobre esto, deberíamos levantar las manos al cielo horrorizados tanto por el hecho de que Picardo compartiera consejos, o más exactamente, ‘la ausencia de consejos’ (que según los informes obtuvo fuera del círculo de confidencialidad de la RGP y el DPP), con Levy, su abogado, y de manera más amplia, como por el otro James en la trama, James Gaggero, conspicuamente ausente de la investigación.
Resultó que el capitán de industria del Peñón había detenido el coche de Picardo en la calle después de recibir un soplo de la policía para anunciar eufóricamente que los directores de 36 North iban a ser arrestados ese mismo día.
EN UN LUGAR MEJOR
La investigación es una magnífica representación de los mejores valores que heredamos de la tradición política y legal británica, de la democracia británica en efecto, hoy una pálida sombra de lo que fue.
En una era de decadencia institucional y degradación sociopolítica en el Viejo Mundo, uno siente deleite al ver que en un pequeño y digno rincón de un territorio británico de ultramar, esa esencia menguante se preserva mientras mentes legales excelentes trabajan arduamente para conseguir que el Gibraltar que ha hecho posible este proceso ejemplar, se mire largamente al espejo, para con suerte emerger en un lugar mejor al final del mismo.
También es enormemente reconfortante y alentador ver el calibre del juez contribuyendo a nuestro bienestar elucidando los endemoniadamente complejos puntos bajo examen, entregándonos un mágico ovillo de hilo para certificar la salida del laberinto Borgiano, una gran metáfora de las vicisitudes e intricaciones de la experiencia humana en su búsqueda de propósito y significado.
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