El impacto de las protestas pro-palestinas en la principal carrera ciclista de España

La Vuelta, la prueba ciclista más prestigiosa de España, se ha visto sacudida por protestas pro-palestinas que, según los corredores, los han puesto en riesgo y amenazan con desestabilizar el evento.

Las manifestaciones, motivadas por la indignación hacia la campaña militar israelí en Gaza, han tenido como blanco principal al equipo Israel-Premier Tech en cada etapa de la carrera de tres semanas.

Los manifestantes han cubierto las carreteras con banderas palestinas—rojas, verdes, negras y blancas—, han intentado tumbarse en el asfalto y, en ocasiones, han forzado a los ciclistas a esquivarlos o detenerse.

El miércoles, los organizadores se vieron obligados a acortar la undécima etapa en Bilbao —la capital financiera del País Vasco— en tres kilómetros tras unos enfrentamientos entre protestantes y la policía cerca de la meta.

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Muchos vascos perciben paralelismos entre la lucha palestina por un Estado y sus propias aspiraciones nacionalistas de larga data.

“El País Vasco ha vuelto a demostrar ser una referencia global en la lucha por los derechos, la solidaridad y la libertad de los pueblos”, declaró el líder independentista vasco Arnaldo Otegi tras la protesta del miércoles.

No obstante, el apoyo a Palestina se extiende fácilmente por el resto de España, lo que ha avivado unas protestas que han sido mayores que las de este año en el Tour de Francia y el Giro de Italia, las otras dos grandes vueltas ciclistas.

‘Protestando con más fuerza’

El gobierno de coalición de izquierdas del socialista Pedro Sánchez ha adoptado una de las posturas más pro-palestinas de Europa, lo que ha tensado las relaciones con Israel.

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España e Israel solo establecieron relaciones diplomáticas en 1986, décadas después que la mayoría de Europa.

Israel ya no cuenta con embajador en Madrid tras meses de desencuentros por la situación en Gaza.

Por el contrario, la causa palestina cuenta con una larga tradición de seguidores en España, especialmente en la izquierda.

Banderaes palestinas son frecuentes en balcones y fiestas populares.

“Nuestro país está protestando con más fuerza y más insistentemente que otros socios europeos, por no hablar de los vecinos árabes de la Franja de Gaza, que permanecen en un silencio bastante significativo”, se leía en un artículo publicado el jueves en el diario La Vanguardia.

Israel-Premier Tech se ha convertido en el epicentro de muchas manifestaciones.

Manifestantes vestidos de negro y portando muñecos que representan a niños fallecidos han intentado bloquear a los ciclistas, en ocasiones durante peligrosos descensos a alta velocidad.

El italiano Simone Petilli sufrió una caída el martes tras toparse con una de estas protestas.

Los organizadores han señalado que la retirada del equipo israelí podría reducir la tensión, pero que no pueden expulsarlo. El equipo insiste en que no abandonará.

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‘Lección de humanidad’

Las protestas no han generado una gran controversia. Algunos miembros de la extrema izquierda del gobierno las han elogiado; la ministra de Juventud, Sira Rego, las calificó de “lección de humanidad”.

La vicepresidenta Yolanda Díaz ensalzó el “compromiso de España frente al genocidio”.

Aun así, otros cargos públicos instaron a los manifestantes a evitar poner en peligro la carrera.

“Las manifestaciones no pueden poner en riesgo el desarrollo de un evento deportivo”, declaró la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, en televisión nacional el jueves.

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Están previstas protestas a lo largo de gran parte del recorrido hasta el 14 de septiembre, cuando el pelotón tiene previsto llegar a Madrid para la etapa final —otro foco de solidaridad con Palestina.

Si La Vuelta se suspende debido a las protestas, sería la undécima vez que se interrumpe.

La carrera fue cancelada cuatro veces debido a la guerra civil española de los años 30, dos veces por la Segunda Guerra Mundial en la década de 1940 y en cuatro ocasiones en los años 50 debido a la penuria económica durante la dictadura de Francisco Franco.

La guerra en Gaza fue desencadenada por un ataque transfronterizo sin precedentes del grupo militante palestino Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, que resultó en la muerte de unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales.

Los militantes palestinos también tomaron 251 rehenes, de los cuales 47 aún permanecen en Gaza, incluidos 25 que el ejército israelí presume muertos.

La ofensiva de represalia de Israel ha matado a más de 63.000 palestinos, la mayoría civiles, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, que la ONU considera fiables.