Voluntarios toman acción por la biodiversidad en Calpe. Crédito: Ayuntamiento de Calpe
El humedal de Les Salines atraviesa de nuevo una época turbulenta: se ve cada vez más cercado por las torres aprobadas durante años de expansión urbana descontrolada. Al mismo tiempo, se realizan esfuerzos para cuidarlo mediante plantaciones de árboles. Paradojas del siglo XXI.
El Ayuntamiento de Calpe y el proyecto Alicante Renace aunaron fuerzas el sábado 29 de noviembre en una jornada de restauración ecológica, plantando 200 árboles en Les Salines. El objetivo es recuperar una superficie de 10.000 m² dentro de este humedal, un enclave de gran valor ecológico, cultural y paisajístico pero sometido a una fuerte presión urbanística. Cada pequeño gesto cuenta.
Voluntarios toman acción por la biodiversidad
Unos 200 voluntarios participaron en la iniciativa, plantando especies prioritarias protegidas como el tetraclinis, además de romero y algarrobos, vegetación autóctona esencial para la recuperación de hábitats degradados. Asimismo, se esparcieron 1.000 semillas de plantas herbáceas mediterráneas, cruciales para aumentar la cubierta vegetal, mejorar la retención del suelo e impulsar la biodiversidad en una zona donde la actividad humana y el clima afectan significativamente el equilibrio ecológico.
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El proyecto ha contado con el apoyo técnico y logístico de la Generalitat Valenciana, correspondiendo al Ayuntamiento de Calpe un papel clave en tareas como el riego con agua reciclada para garantizar la supervivencia y el establecimiento de las especies plantadas. La iniciativa también se benefició del apoyo privado, patrocinado por la consultoría de estrategia digital Wam.
Iniciativas similares en la Costa Blanca
Proyectos análogos se están desarrollando a lo largo de la Costa Blanca. En Denia, un programa de reforestación en los alrededores del Parque Natural del Montgó ha permitido que cientos de especies autóctonas sean plantadas por voluntarios locales para prevenir la erosión y apoyar la fauna autóctona. La collaboración entre asociaciones medioambientales y el Ayuntamiento ha posibilitado también la restauración de senderos y la creación de barreras naturales para proteger el bosque de las presiones urbanas y del cambio climático.
En Benidorm, el proyecto “Verde Urbano” ha transformado zonas degradadas cercanas a la playa de Levante mediante la plantación de árboles y arbustos autóctonos, involucrando a colegios, comercios locales y residentes. Estos esfuerzos no solo potencian la biodiversidad, sino que también fomentan la concienciación ambiental y proporcionan espacios recreativos verdes en áreas intensamente urbanizadas, demostrando que la naturaleza puede recuperar terreno incluso entre rascacielos.
