Una soleada tarde en el pequeño pueblo de Valldemossa se tornó en una escena sobrecogedora el 23 de septiembre. Una niña pequeña comenzó súbitamente a ahogarse con una pinza del pelo justo a las afueras del Bar Sa Foganya.
La menor, una niña eslovaca de alrededor de tres o cuatro añitos, se había quitado la pinza del cabello y, accidentalmente, la había ingerido. En cuestión de segundos, luchaba por respirar. El personal del bar se apresuró a pedir auxílio, y el pánico se extendió por la Calle Blanquerna.
Afortunadamente, dos agentes de la policía local ya se encontraban en las inmediaciones y actuaron con celeridad. Aún más fortuito fue que un médico británico de vacaciones en Mallorca se hallaba allí por casualidad. Juntos, lograron desatascar la pinza de la garganta de la pequeña antes de que fuera demasiado tarde.
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Se desplazó una ambulancia e incluso una UVI móvil desde Palma, pero para cuando los paramédicos llegaron, la pequeña ya respiraba con normalidad. Los médicos confirmaron posteriormente que estaba conmocionada, mas por lo demás, ilesa. Lo que pudo haber terminado en tragedia concluyó con alivio, aplausos y una anécdota vacacional que nadie olvidará.
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