El guardaespaldas presidencial de Corea del Sur proyecta estrategias para la nueva hacienda ‘de facto’

Sejong, Corea del Sur – Según los estándares de las metrópolis surcoreanas, Sejong no es precisamente una urbe destacada.

Con apenas 400.000 habitantes, esta ciudad planificada, ubicada a 100 km al sur de Seúl, ni siquiera figura entre los 20 núcleos urbanos más poblados del país.

Sin embargo, si el próximo presidente logra imponer su visión, Sejong podría convertirse en la capital de facto.

Lee Jae-myung, firme favorito en las elecciones presidenciales, prometió trasladar la residencia presidencial, la Asamblea Nacional y múltiples instituciones públicas a Sejong, retomando así el antiguo proyecto de descentralización administrativa.

"Convertiré Sejong en la verdadera capital administrativa y Daejeon en un hub científico global", declaró Lee durante su campaña, refiriéndose a la vecina ciudad. "Incluso impulsaré el traslado definitivo de la Asamblea y la oficina presidencial mediante consenso social".

La idea de Sejong surgió en 2003 bajo el mandato del difunto presidente Roh Moo-hyun, quien buscaba aliviar la saturación de Seúl y potenciar el desarrollo regional.

No obstante, el Tribunal Constitucional frenó sus planes en 2004, dictaminando que Seúl debía seguir siendo la capital oficial.

Aunque una docena de ministerios y la oficina del primer ministro se instalaron en Sejong en años posteriores, Seúl mantuvo su hegemonía política, económica y cultural.

El Área Metropolitana de Seúl alberga a 26 millones de personas —casi la mitad de la población nacional— y concentra las principales empresas, universidades y centros médicos del país.

Una ciudad en espera

Un viernes por la tarde, las amplias avenidas de Sejong yacían desiertas, lejos del bullicio seúlense. En la estación de buses, varios funcionarios aguardaban el transporte hacia la capital.

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Kevin Kim, un burócrata de 30 años, viaja a Seúl dos veces al mes. "Mi círculo social y los hospitales especializados están allá", explicó a Al Jazeera.

Lee Ho-baek, empleado en una startup local, también visita Seúl con frecuencia. "Falta infraestructura y oferta de ocio aquí", admitió, dudando de quedarse pese a llevar solo un año en la ciudad.

Tras décadas de estancamiento —y debates sobre costes y viabilidad constitucional—, la promesa de Lee revitalizó el mercado inmobiliario: en abril, las transacciones se triplicaron respecto al año anterior.

Pero la dependencia de los vaivenes políticos genera dudas sobre su futuro. En 2020, los precios de viviendas subieron un 45% durante rumores de relocalización, solo para desplomarse después.

En Nasung-dong, un barrio céntrico rodeado de parques y rascacielos, el silencio dominaba al caer la noche. El M-Bridge, un centro comercial diseñado por el arquitecto Thom Mayne, permanecía vacío.

Según datos oficiales, el 25% de los centros comerciales en Sejong están desocupados —la tasa más alta del país—.

Falta de atractivo para jóvenes

"Entre semana hay más movimiento que los fines de semana", señaló Jace Kim, dueño de un restaurante. "Los funcionarios gastan su dinero fuera de la ciudad. Es ideal para familias, pero no hay universidades o empresas que atraigan a jóvenes".

Moon Yoon-sang, investigador del KDI, propone emular el modelo de Washington D.C.: "Si el gobierno se muda, convenciones y eventos clave seguirían. Ahora solo hay dos hoteles, pero eso cambiaría con la Asamblea aquí".

Park Jin, académico del KDI, apoya oficializar a Sejong como capital, aunque requeriría reformar la Constitución —aprobada por dos tercios del legislativo y un referéndum—.

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Una encuesta de 2022 reveló que el 54.9% apoya el traslado, pero el 51.7% rechaza sacar la Asamblea y presidencia de Seúl.

Desafíos demográficos

Park argumenta que las cinco mayores ciudades fuera de Seúl necesitan 4 millones de habitantes para ser viables. Busan, la segunda urbe, tiene 3.26 millones y ya enfrenta declive poblacional.

La migración interna agrava el problema: 418,000 personas llegaron a Seúl el año pasado.

Sejong pretende alcanzar 800,000 residentes para 2040. "Hoy, pocos considerarían mudarse. Ambos cónyuges necesitan trabajo, y eso es difícil fuera de Seúl", admitió Moon. "Quizá en 10 años la percepción cambie".

Park es realista: "Construir una ciudad exige tiempo. Pero con la capital aquí, podríamos ver transformaciones reales".


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