Athletic Club Bilbao 2 – Real Mallorca 1
Uno se pregunta qué harán los jugadores y el cuerpo técnico del Real Mallorca durante la semana en la ciudad deportiva de Son Bibiloni, porque lo que sea que hagan, no está funcionando. El Mallorca se mantiene en el furgón de cola de La Liga tras caer derrotado por 2-1 ante el Athletic Club en Bilbao el sábado por la noche.
Mallorca no tuvo ni idea de qué hacer con o sin el esférico, en una actuación patética que quedó resumida por el hecho de que el guardameta bilbaíno, Unai Simón, no tocó el balón hasta el minuto 37. Desde el primer pitido del árbitro Quintero González, quedó claro que este equipo del Real Mallorca está a años luz del conjunto que nos brindó tantas alegrías durante las últimas temporadas. Fuimos claramente superados en todos los aspectos del juego. Uno de los mayores problemas fue pasar el balón a un compañero.
El Athletic fue bastante mediocre y lució cansado tras su contundente derrota por 4-1 en la Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund el miércoles. A excepción de nuestro portero Leo Román, quien una vez más fue el mejor jugador mallorquinista, el resto del equipo estaba nerviosísimo cuando tenía el balón en los pies. Nuestros centrales estuvieron bajo presión durante gran parte del partido y se desempeñaron admirablemente, pero en el centro del campo Costa, Morlanes y Darder brillaron por su ausencia.
El Athletic arrolló al Mallorca desde el primer momento y el equipo local se benefició de un penalty dudoso en el minuto 9 que transformó Iñaki Williams, aunque el guardameta mallorquinista Leo Román le echó mano pero no pudo detenerlo. A los diez minutos de juego, el Mallorca no podía salir de su propia mitad y cuando lo conseguía, los huecos que dejaba a sus espaldas permitían al Athletic contraatacar con velocidad. Vedat Muriqi, como de costumbre, se deslomó en solitario en ataque sin obtener recompensa alguna. Es una verdadera lástima que no contemos con jugadores capaces de ponerle el balón donde más lo desea: en su cabeza.
En la segunda mitad, el equipo local siguió siendo una amenaza. Entonces, de la nada, Samu Costa lanzó un centro que se convirtió en un disparo que burló al portero bilbaíno y se ensacó en la escuadra superior izquierda de la red, 1-1. Puede que fuera no intencionado, pero al menos hizo que estallara el júbilo en un abarrotado Mallorca Sports Bar. La paridad y la alegría duraron poco (cinco minutos, de hecho). El bilbaíno Alejandro Rego, con un remate de precisión milimétrica, partió el corazón de los mallorquinistas, 2-1.
Luego, para añadir una capa más de azúcar glas a la ensaimada, Antonio Sánchez recibió dos tarjetas amarillas en rápida sucesión, la segunda por aplaudir sarcásticamente al árbitro por otra incidencia. Los últimos minutos fueron frenéticos, ya que el colegiado mostró nada menos que cuatro amonestaciones más en el espacio de nueve minutos.
Éste es uno de los peores equipos del Mallorca que he visto en bastante tiempo. El conjunto padece de una letargia preocupante y el puesto del entrenador Arrasate podría peligrar de aquí a Navidad si no se evidencia una mejora significativa. No hay fútbol de La Liga el próximo fin de semana al ser de nuevo periodo de selecciones, y nuestro próximo encuentro será como visitantes ante el Sevilla el sábado 18 de octubre a las 14:00 horas.
