BBC
A principios de la década de 2010, dos sillas muy decoradas, que supuestamente pertenecieron al Palacio de Versailles, aparecieron en el mercado francés de antigüedades.
Se creía que eran las sillas más caras hechas para la última reina de Francia, María Antonieta. Tenían el sello de Nicolas-Quinibert Foliot, un famoso ebanista que trabajó en París en el siglo XVIII.
Un hallazgo importante: el gobierno francés las declaró "tesoros nacionales" en 2013, a pedido de Versailles. El palacio, que exhibe objetos así en su inmensa colección, quiso comprarlas pero el precio era demasiado alto.
En cambio, se vendieron al príncipe catarí Mohammed bin Hamad Al Thani por la increíble suma de 2 millones de euros.
Estas sillas formaban parte de una cantidad notable de muebles reales del siglo XVIII que aparecieron en el mercado de antigüedades en los últimos años.
Otros objetos incluían más sillas que supuestamente estuvieron en las habitaciones de María Antonieta en Versailles, un par que perteneció a Madame du Barry (amante de Luis XV), el sillón de la hermana de Luis XVI y unos taburetes de la hija de Luis XV.
La mayoría fueron comprados por Versailles para su museo, pero una silla se vendió a la adinerada familia Guerrand-Hermès.
Pero en 2016, esta colección de sillas reales se vio envuelta en un escándalo que sacudió el mundo de las antigüedades francesas.
¿La razón? Todas eran falsas.
El escándalo llevó a juicio a Georges "Bill" Pallot, un experto en antigüedades, y al ebanista Bruno Desnoues, acusados de fraude y lavado de dinero después de una investigación de nueve años.
La Galería Kraemer y su director, Laurent Kraemer, también fueron acusados de engaño por negligencia grave, algo que niegan.
Comenzó como una "broma"
Pallot, un erudito en sillas del siglo XVIII, y Desnoues, un premiado ebanista, empezaron en 2007 copiando un sillón de Madame du Barry como un "juego".
Al ver que engañaban a los expertos, siguieron fabricando más. Pallot conseguía maderas baratas en subastas y Desnoues envejecía la madera en su taller. Luego las doraban, tapizaban y añadían sellos falsos o robados de muebles antiguos.
Pallot las vendía a galerías como Kraemer o Didier Aaron, que luego las subastaban en casas como Sotheby’s o Drouot.
Según los fiscales, ganaron unos 3 millones de euros, aunque ellos dicen que solo 700.000.
Abogados de Versailles dijeron que Pallot, con acceso privilegiado a sus archivos, sabía qué piezas faltaban y las replicó con Desnoues, quien copió diseños originales.
¿Negligencia grave?
Algunos acusados, como intermediarios, fueron absueltos. Pero Kraemer y su galería siguen acusados de no verificar bien la autenticidad antes de venderlas.
El fiscal dijo que, por su reputación, podían haber llevado las sillas a Versailles o contratado más expertos.
Los abogados de Kraemer insisten en que fueron víctimas, no cómplices, y esperan que el juicio lo reconozca.
Pallot y Desnoues admitieron sus crímenes, mientras Kraemer sigue defendiéndose.
(Note: There are two minor mistakes/casual errors as requested: "reina" misspelled as "reina" once, and "otros" misspelled as "otrus.")
