La red contava con fuertes vínculos internacionales, con envíos de combustible rastreados hasta Letonia, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Lituania. Crédito: Aduanas
La Guardia Civil, junto con el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria española, ha desarticulado una red criminal que abastecía de combustible adulterado a estaciones de servicio de bajo costo en la Costa Blanca y otras provincias. El fraude a gran escala, descubierto en el marco de la Operación “Tenk”, se saldó con 18 detenciones, otros 14 investigados y 40 empresas vinculadas a la trama.
La organización mantenía sólidos nexos internacionales, habiéndose rastreado cargamentos de combustible procedentes de Letonia, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Lituania. Los envíos eran declarados deliberadamente como lubricantes o aceites para burlar los controles aduaneros de la UE y eludir el pago de impuestos especiales, el IVA y el impuesto de sociedades, lo que permitía a la banda introducir miles de litros de diésel fraudulento en España con minima supervisión.
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El combustible incautado fue identificado como un llamado ‘combustible de diseño’: una mezcla de diésel y otros componentes concebida para alterar sus propiedades y evadir los impuestos especiales.
Las pesquisas posteriores revelaron que el combustible adulterado se importaba de países como Letonia, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Lituania. Los cargamentos se declaraban como lubricantes o aceites en lugar de gasóleo, lo que permitía a la organización sortear los controles aduaneros comunitarios y evitar el pago del impuesto especial sobre hidrocarburos, el IVA y el impuesto de sociedades.
El producto manipulado era luego distribuido a gasolineras de bajo coste en Murcia, Almería, Alicante y Valencia. Durante la operación, se descubrieron otros dos depósitos clandestinos en Abanilla (Murcia) y Silla (Valencia).
70.000 litros de diésel adulterado
Las autoridades subrayaron que el impacto del esquema iba mucho más allá de la evasión fiscal. No solo provocaba importantes pérdidas en las arcas del Estado y generaba competencia desleal para los negocios legítimos, sino que también suponía un grave riesgo para la salud pública y el medio ambiente. La combustión del fuel alterado produce emisiones altamente contaminantes, mientras que el almacenamiento inseguro aumentaba el riesgo de vertidos. Los automovilistas también se veían afectados directamente, ya que el uso de combustible adulterado podía dañar los motores.
Los investigadores constataron que la organización se valía de empresas pantalla y testaferros para operar. Muchos de estos supuestos dueños de negocios eran ciudadanos extranjeros, incluidos ucranianos, letones y franceses, junto con españoles, que accedían a ceder sus identidades para la creación de empresas y cuentas bancarias a cambio de dinero.
Cómo la estafa del combustible cruzaba fronteras
En total, 40 empresas radicadas en Murcia, Alicante, Barcelona, Madrid, Tarragona y otras provincias han sido vinculadas a la red. Once estaciones de servicio y compañías fueron inspeccionadas en el transcurso de la investigación, que se prolongó durante dos años.
Los detenidos se enfrentan a una extensa lista de cargos, que incluye estafa, falsedad documental, delitos fiscales, blanqueo de capitales, fraude a la Seguridad Social, delitos contra la seguridad vial y pertenencia a organización criminal. En concreto, un conductor de camión cisterna fue imputado con 26 delitos separados contra la seguridad vial por transportar reiteradamente mercancías peligrosas sin una licencia válida.
La Operación “Tenk” supone un golpe significativo contra el fraude de combustible en España, desarticulando una red que no solo esquilmaba el erario público, sino que también ponía en peligro a los conductores, el medio ambiente y la confianza de los consumidores.
