Álvaro Uribe se ha convertido en el primer expresidente colombiano que ha sido condenado por un crimen.
Un tribunal en Bogotá encontró al hombre de 73 años, que fue presidente desde 2002 hasta 2010, culpable de obstrucción de la justicia y un cargo de fraude.
Fue condenado por intentar sobornar a testigos en una investigación separada sobre acusaciones de que tenía lazos con paramilitares de derecha, responsables de abusos de derechos humanos.
Cada cargo conlleva hasta 12 años en prisión. Uribe se espera que apelé la sentencia, ya que siempre ha mantenido su inocencia.
Uribe es mejor conocido por lanzar una ofensa agresiva contra el grupo guerrillero de izquierda Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) durante su mandato. Siempre ha negado tener lazos con paramilitares de derecha.
El expresidente se sentó moviendo la cabeza mientras se leía el veredicto, informó AFP, en el juicio que ha visto a más de 90 testigos declarar.
El Secretario de Estado de EE.UU. Marco Rubio ha condenado la decisión del tribunal, acusando al poder judicial del país de estar utilizado como arma.
El “único crimen” del expresidente ha sido luchar sin descanso y defender su patria, escribió en la red social, X.
El resultado llega más de una década después de que Uribe fuera acusado por primera vez en 2012.
En ese momento, acusó a un senador de izquierda, Iván Cepeda, de un complot en su contra. Uribe afirmó que Cepeda quería vincularlo falsamente a grupos paramilitares de derecha involucrados en el conflicto armado interno de Colombia.
Pero la Corte Suprema del país desestimó las reclamaciones del expresidente contra Cepeda, en cambio investigando a Uribe por los lazos.
Luego, el expresidente fue acusado de contactar a excombatientes encarcelados y sobornarlos para negar conexiones con los grupos paramilitares – manipulando testigos claves.
Uribe dijo que quería convencer a los excombatientes de decir la verdad.
Los grupos paramilitares surgieron en Colombia en los años 80 con el objetivo declarado de enfrentar la pobreza y la marginación. Lucharon contra los grupos guerrilleros de inspiración marxista que habían combatido al estado dos décadas antes.
Muchos de los grupos armados que se desarrollaron en el enfrentamiento generaron ingresos del comercio de cocaína. La violenta y mortal lucha entre ellos y con el estado ha producido rivalidades duraderas por rutas de contrabando y recursos.
Uribe fue elogiado por Washington por su enfoque duro hacia los rebeldes de Farc – pero fue un político divisivo cuyas críticas dicen que hizo poco para mejorar la desigualdad y la pobreza en el país.
Farc firmó un acuerdo de paz con el sucesor de Uribe en 2016 aunque la violencia de los grupos desarmados persiste en Colombia.
