Serguéi Tijanovski, el esposo de la líder opositora de Bielorrusia, pidió al presidente estadounidense Donald Trump que "solo diga la palabra" y exija la liberación de tods los prisioneros políticos en Bielorrusia.
El activista opositor fue liberado inesperadamente el sábado y se reunió con su esposa en Lituania. Otros trece prisioneros políticos también fueron liberados y obligados al exilio.
El movimiento ocurrió mientras el enviado especial de EE.UU., Keith Kellogg, viajaba a Minsk, la capital bielorrusa, y se reunía con el líder autoritario del país, Alexander Lukashenko.
Fue la primera visita importante de un estadounidense en muchos años.
En una emotiva conferencia de prensa después de su liberación, Tijanovski rompió en llanto al describir sus cinco años en confinamiento solitario y pidió libertad para más de mil prisioneros políticos que aún están encarcelados.
Fue arrestado en 2020 cuando planeaba postularse como presidente contra Lukashenko en las elecciones de ese verano.
En 2021, fue condenado a 18 años de prisión por organizar protestas masivas contra Lukashenko, entre otros cargos políticos.
Como figura prominente de la oposición, Tijanovski dijo que estuvo bajo el "régimen más estricto posible", sin contacto con el mundo exterior.
"Ni siquiera recibías cartas, ni una llamada. Por cinco años, no pude ni confesarme con un sacerdote. Nada de cartas, llamadas, abogado… nada", afirmó, antes de sollozar.
"Es una pesadilla. ¿No es esto tortura? Los asesinos ven televisión en prisión, tienen de todo. Yo ni siquiera tenía jabón o un cepillo de dientes".
Durante años, apenas habló con alguien que no fueran guardias, y el domingo le costaba encontrar palabras.
"¿Cómo pueden hacer esto? Nos consideran criminales, pero tenemos derechos. Es inhumano. Deben parar. Hay que sacar a la gente", exigió.
Pidió más ayuda al presidente de EE.UU.: "Trump tiene tanto poder que con una sola palabra podría liberar a todos. Le pido que lo haga ya".
Su esposa, Svetlana Tijanóvskaya, enjugó sus lágrimas mientras él hablaba. Antes, lo llamó su "héroe personal".
También contó que su hija no reconoció a su padre, pues había cambiado mucho en prisión y perdió mucho peso.
Svetlana dijo que Lukashenko solo recibió una cosa a cambio de las liberaciones: la visita del enviado Kellogg.
El régimen podría presentarlo como un avance diplomático tras años de aislamiento por reprimir disidentes y apoyar la invasión rusa de Ucrania.
Pero Tijanovski afirmó que lo que Bielorrusia quiere es el fin de las sanciones estadounidenses.
Antes de su arresto, era una figura carismática con gran seguidores en redes sociales. El bloguero llamaba a la gente a "parar la cucaracha" (refiriéndose a Lukashenko) y recorría el país escuchando a la gente.
Tras su arresto, su esposa se postuló en su lugar en las elecciones de agosto.
Cuando Lukashenko se declaró ganador, sus seguidores llenaron las calles en las protestas más grandes de la historia de Bielorrusia, pero fueron reprimidos con brutalidad. Svetlana tuvo que huir.
"La líder de la oposición es mi esposa, yo no reclamo ningún papel", aclaró Tijanovski, descartando asumir el liderazgo opositor en el exilio.