El esfuerzo de Etiopía para construir la mayor central hidroeléctrica de África

Kalkidan Yibeltal
BBC News en Adís Abeba

AFP via Getty Images

En una nación dividida, la construcción de la represa fue una cosa que unió a la gente.

La inmensidad del sitio de construcción fue al principio abrumadora para el joven ingeniero mecánico etíope.

Cientos ya cavaban los cimientos en condiciones duras para lo que ahora es la represa hidroeléctrica más grande de África, ubicada en el Nilo Azul.

Moges Yeshiwas tenía 27 años cuando llegó a ese remoto rincón del oeste de Etiopía en 2012, con ganas de ganar experiencia valiosa en su profesión. La finalización del proyecto está destinada a cambiar su nación, pero también cambió su vida.

El martes, el Primer Ministro Abiy Ahmed inauguró formalmente la Gran Represa del Renacimiento Etíope (Gerd), que ayudará a electrificar el país y también a proveer energía a la región.

El muro de la represa se extiende 1.78 km a través de un valle y tiene 145m de alto – está construido con 11 millones de metros cúbicos de concreto. Ha creado un enorme embalse, llamado Lago Nigat, que significa amanecer en amárico.

La construcción de la represa en un afluente del Nilo, que proporciona la mayor parte del agua de ese gran río, fue controvertida con los países ribereños. La tensión diplomática con Egipto subió e incluso se habló de conflicto.

Pero para Etiopía, la Gerd se ha convertido en un símbolo de orgullo nacional y, en la visión de Abiy, ha colocado firmemente a su país en el escenario mundial.

A nivel personal, el Sr. Moges, ahora de 40 años, también estaba “muy orgulloso de ser parte de ello”.

“Ver el progreso de la represa día a día era profundamente satisfactorio. Vine buscando empleo, pero en algún punto del camino, dejó de sentirse como solo un trabajo. Me encariñé con el proyecto, preocupándome por su futuro como si fuera mío.”

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Hubo desafíos.

“La larga separación de la familia fue difícil,” le dijo a la BBC. El Sr. Moges solo podía ir a su casa – a 400 km de distancia en Bahir Dar – dos veces al año.

La lejanía del sitio de la represa y el calor a veces extremo – con temperaturas que a veces llegaban a 45C – también presentaban problemas. Además, las horas de trabajo eran largas.

“Nuestros turnos iban de 7am a 7pm, con solo una hora de descanso para almorzar. Luego le entregábamos al equipo de noche, porque el trabajo tenía que continuar las 24 horas,” dijo el Sr. Moges.

Su trabajo era asegurarse de que la obra fuera estructuralmente sólida y se mantuvieran los estándares de construcción.

El proyecto Gerd fue una fuerza unificadora rara, ya que el país del Cuerno de África ha sido sacudido por violencia política y conflictos étnicos en la última década.

Aunque algunos, como el ingeniero, trabajaron directamente en la represa, millones de otros etíopes estuvieron, literalmente, invertidos en ella.

Personas de todos los ámbitos de la vida contribuyeron a la construcción de la represa a través de donaciones y la compra de bonos emitidos por el gobierno.

A pesar de las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump de que Washington apoyó financieramente la construcción de la represa, Adís Abeba mantiene que fue financiada completamente de manera doméstica.

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Tomó 14 años de trabajo las 24 horas para construir la represa.

Se llevaron a cabo varias campañas de recaudación de fondos en las que miembros del público contribuyeron múltiples veces.

El enfermero clínico Kiros Asfaw fue uno de esos.

A pesar de ser de la región de Tigray, que fue afectada por una guerra civil de dos años, contribuyó cuando pudo a la construcción de la represa desde que los planes se anunciaron por primera vez en 2011.

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Dice que compró bonos del gobierno más de 100 veces – aunque tuvo que pausar sus compras durante el conflicto, cuando los servicios básicos, incluida la banca, fueron suspendidos en Tigray.

La motivación del Sr. Kiros se basó en comentarios del difunto Primer Ministro etíope Meles Zenawi, quien supervisó el inicio del proyecto, de que todos los etíopes deben unirse para apoyar la represa.

“Me prometí a mí mismo hacer todo lo posible para ayudarla a cruzar la meta,” le dijo a la BBC el padre de cinco hijos.

Ahora, con todas las turbinas funcionando, los pensamientos se vuelven hacia la diferencia que la energía puede hacer para Etiopía.

A plena capacidad debería generar 5,100MW de energía – más del doble de lo que el país produce sin la represa y suficiente para abastecer a decenas de millones de hogares más en el país. Sin embargo, eso depende de que la infraestructura esté en su lugar para llevar la energía a diferentes partes del país.

El Ministro de Agua y Energía, Habtamu Ifeta, le dijo a la BBC que casi la mitad de los 135 millones de personas del país no tienen acceso a electricidad.

“Eso es lo que queremos reducir ahora en los próximos cinco años. Nuestra intención es que para 2030 al menos el 90% de nuestra nación tenga acceso a electricidad,” dijo.

Getenesh Gabiso, de 35 años, que vive en Alamura, un pueblo agrícola cerca de Hawassa, una ciudad importante en el sur de Etiopía, es una de esas personas que imagina la diferencia que podría hacer.

Su vida refleja la de millones de otros en la Etiopía rural.

A pesar de que su pequeña choza de barro con techo de paja está a solo 10 km de Hawassa, la Sra. Getenesh, su esposo y sus tres hijos no tienen acceso a electricidad.

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Para cocinar, recoge leña alrededor de su granja cercana.

Y para luz usan lámparas de queroseno. Su esposo, Germesa Galcha, está preocupado por la salud de su familia.

“[Getenesh] solía tener ojos grandes y hermosos. Pero todos estos años de humo los están dañando. Se han vuelto llorosos,” dijo.

“Me preocupa qué haría si los gases sofocan a mis hijos.”

Amensisa Negera / BBC

Getenesh Gabiso espera que la electricidad llegue a su pueblo.

Para la Sra. Getenesh, que, cuando está oscuro, a veces depende de la luz débil del teléfono móvil de su esposo, poder ver de noche es lo que ella sueña.

“Quiero ver luz en mi casa. Todos los otros aparatos eléctricos no importan ahora. Solo luz en la tarde es todo lo que quiero,” le dice a la BBC.

Esperan con ilusión la diferencia que la energía de la Gerd podría hacer.

Sin embargo, el ministro del gobierno, Habtamu, admite que es necesario hacer mucho mas para expandir la infraestructura de la red eléctrica nacional.

Todavía se necesitan tender decenas de miles de kilómetros de cable para asegurar que los pueblos pequeños y las aldeas remotas puedan conectarse.

Pero para el ingeniero, el señor Moges, la energía generada en el Nilo Azul eventualmente marcará una diferencia.

Él tiene un hijo que nació mientras el trabajaba en la represa.

“Lamento mucho no haber podido estar allí para el tanto como hubiera querido”, dice. “Pero sé que su futuro será brillante debido a algo en lo que yo he contribuido, y estoy tan orgulloso de contarle eso cuando crezca”.

Reportaje adicional de Hanna Temuari.

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