El Costo del Calentamiento Global que No Podemos Ignorar

El cambio climático no es solo un problema ambiental, sino también una grave amenaza para la salud pública, especialmente para personas con alergias alimentarias y respiratorias.

Una revisión publicada en Laryngoscope revela que el cambio climático está alterando las temporadas y concentraciones de polen, la prevalencia de la rinitis alérgica (RA), la sensibilización a alérgenos y la gravedad de los síntomas. Se proyecta que las emisiones de polen podrían aumentar entre un 16% y 40% a finales de siglo, con temporadas de polen que se alargarían hasta 19 días. Estos cambios podrían incrementar la frecuencia e intensidad de los síntomas en pacientes alérgicos, especialmente en aquellos ya sensibilizados.

El impacto va más allá de las alergias respiratorias: también afecta a pacientes con alergias alimentarias y a la salud pública en general. Ante temporadas de polen más largas e intensas, el aumento de temperaturas y la contaminación, es crucial que los pacientes identifiquen la causa raíz de sus síntomas para diseñar un plan de tratamiento efectivo con su equipo médico.

Cambio climático y alergias respiratorias

Con el aumento de las temperaturas, las temporadas de polen de árboles, hierbas y malezas se solapan, exponiendo a las personas a mayores concentraciones. Además, fenómenos como el asma por tormenta agravan las alergias: las tormentas fragmentan el polen en partículas más pequeñas que penetran más profundamente en las vías respiratorias, exacerbando los síntomas en personas con asma alérgica.

El aumento de la humedad y las lluvias favorece la proliferación de alérgenos como el moho y los ácaros. Además, los altos niveles de CO₂ potencian el crecimiento de moho y plantas. Algunas especies de moho producen el triple de esporas y el doble de proteínas alergénicas. El CO₂ también estimula la producción de polen en malezas como el pasto Bermuda, expandiendo su presencia a nuevas regiones.

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Alergias alimentarias y calentamiento global

El CO₂ podría aumentar las proteínas alergénicas en alimentos, como la Ara h1 en el maní, volviéndolos más alergénicos. Los contaminantes atmosféricos (ozono, dióxido de nitrógeno) dañan las barreras epiteliales (intestinal, respiratoria y cutánea), facilitando la sensibilización a alérgenos. Un estudio en niños chinos vinculó la exposición temprana a contaminación con epidemias de alergias, donde las vías respiratorias se convirtieron en una nueva ruta de sensibilización alimentaria.

Otro efecto es el síndrome alfa-Gal (AGS), una reacción alérgica a la carne roja transmitida por la picadura de garrapatas. Investigadores observaron que la garrapata lone star, causante del AGS, se ha extendido hacia el norte y el oeste de EE.UU., posiblemente por el calentamiento global.

Consecuencias económicas y el rol del diagnóstico

Las alergias generan alrededor de 1.1 millón de visitas anuales a urgencias en EE.UU., con un coste estimado de $24.8 mil millones. Un diagnóstico preciso permite evitar exposiciones innecesarias y reducir visitas a emergencias. Priorizar diagnósticos tempranos mejora la calidad de vida de los pacientes y mitiga el impacto en el sistema sanitario.

Foto: BigStock Photo

Escrito por Gary Falcetano, PA, gerente de Asuntos Científicos en Thermo Fisher Scientific.

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