Su dieta es simple y consistente. Crédito: Iryna Inshyna / Shutterstock.com
Con 92 años, la atleta italiana Emma Maria Mazzenga continúa demostrando que la edad no es un obstáculo para la vitalidad ni para los logros deportivos. Aclamada como la mujer más veloz del mundo nonagenaria, combina disciplina y equilibrio en un estilo de vida que ha granjeado la admiración tanto de científicos como de aficionados al atletismo.
Su alimentación es sencilla y constante: abundantes verduras, algo de carne, pescado o huevos, pasta o arroz, nunca en exceso, y ocasionalmente medio vaso de vino. Nunca se salta comidas y evita ingerir alimentos durante varias horas antes de una competición. Paralelamente, mantiene una rutina de entrenamiento rigurosa. Dos o tres veces por semana realiza calentamiento, corre repeticiones cortas y practica su distancia de competición, mientras que en los demás días realiza caminatas enérgicas.
Incluso durante la pandemia se negó a permanecer inactiva, corriendo por el pasillo de su casa o alrededor de su manzana. “Nunca paso el día entero encerrada entre cuatro paredes”, explicó.
La corredora nonagenaria más rápida
Los resultados hablan por sí solos. En 2023 batió el récord mundial de los 200 metros en la categoría de mayores de 90 con un tiempo de 51.47 segundos, y en 2024 superó su propia marca con 50.33. Estos logros le han assegurado un lugar como figura prominente del atletismo máster y como objeto de estudio científico. Investigaciones de universidades de Italia y Estados Unidos hallaron que su capacidad cardiorrespiratoria equivale a la de una persona de 50 años, mientras que sus fibras musculares se asemejan a las de alguien de veintitantos.
Mazzenga comenzó a competir a los 19 años mientras estudiaba ciencias biológicas, pero se detuvo a los 28 para criar a su familia. Regresó al atletismo a los 53 y no ha mirado atrás, recordando frecuentemente que “nunca es demasiado tarde para comenzar”.
Más allá de récords y medallas, aboga por la importancia del movimiento diario, escuchar al cuerpo y mantener el equilibrio. “El deporte me mantiene con vida”, afirmó, un mensaje que desafía los estereotipos sobre el envejecimiento y ofrece esperanza para una longevidad activa.
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