Título de la foto: Vistas de la montaña y el océano en las Islas Feroe
Crédito de la foto: ArDanMe, Shutterstock
Si bien el presidente estadounidense Donald Trump acaparó titulares por su interés en comprar Groenlandia, el otro territorio autónomo de Dinamarca –las Islas Feroe– ha permanecido fuera de su miras.
Eso no ha impedido que los turistas las descubran, según informa AP News.
Islas Feroe: el destino fresco por excelencia del Atlántico Norte
De acuerdo con Statistics Faroe Islands, el remoto archipiélago del Atlántico Norte registró un récord de 94.954 pernoctaciones el año pasado en hoteles, albergues y casas de huéspedes. Para un conjunto de islas con menos de 55.000 habitantes, se trata de un aumento significativo. Esta tendencia creciente subraya cómo las Feroe se han convertido discretamente en un codiciado destino de “coolcation” –una alternativa de clima frío a las abarrotadas playas mediterráneas.
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Ubicadas a medio camino entre Escocia e Islandia, las Islas Feroe ofrecen un paisaje cinematográfico de acantilados escarpados, brisa marina y una bruma que ondula. Los visitantes se sienten atraídos por la sensación de aislamiento y la promesa de autenticidad –lugares donde las ovejas superan en número a las personas y la recepción móvil a veces se desvanece con bastante rapidez.
A diferencia de otros destinos que dependen del clima cálido y los cócteles junto a la piscina, las Feroe venden un tipo de escape diferente –pero no por ello menos efectivo– que permite a las personas relajarse y desconectar. Las rutas de senderismo serpentean a través de valles hermosos, los pueblos pesqueros se aferran a los fiordos, y las aves marinas pululan en el cielo. Para muchos viajeros, es una oportunidad para experimentar la naturaleza y desconectarse del ajetreo de la vida cotidiana.
La oficina de turismo ha adoptado el concepto de “coolcation”, comercializando las islas como un antídoto contra el turismo masivo. Las autoridades locales también se han centrado en la sostenibilidad, introduciendo límites de visitantes en áreas frágiles y fomentando las estancias durante temporada baja para reducir la presión sobre las pequeñas comunidades.
Para aquellos que buscan algo más allá de lo ordinary –un lugar donde el paisaje aún parece intacto y la presencia humana se siente más ligera–, las Islas Feroe ofrecen paz y tranquilidad. Puede que no sean las vacaciones más cálidas, pero sin lugar a dudas es uno de los lugares más inolvidables que visitar antes de que el turismo se apodere de ellas.