El arriesgado movimiento de Trump con Irán

Anthony Zurcher
Corresponsal en América del Norte
Getty Images

Donald Trump, el presidente que regresó a la Casa Blanca en enero prometiendo ser un "pacificador", ha dado un paso drástico al involucrar a EE.UU. en el tenso conflicto entre Irán e Israel.

Lejos de traer paz a Medio Oriente desde que asumió el cargo, Trump ahora lidera una región al borde de una guerra aún mayor, donde EE.UU. es un participante activo.

En un discurso televisado desde la Casa Blanca, poco más de dos horas después de anunciar en redes sociales que fuerzas estadounidenses atacaron tres instalaciones nucleares en Irán, el presidente calificó la operación como un "éxito espectacular".

Expresó la esperanza de que su acción abra la puerta a una paz duradera, donde Irán ya no tenga capacidad de convertirse en una potencia nuclear.

Irán ha dicho que solo hubo daños menores en su sitio nuclear de Fordo, fuertemente fortificado. El tiempo dirá quién tiene razón.

Acompañado por el vicepresidente JD Vance, el secretario de Estado Marco Rubio y el secretario de Defensa Pete Hegseth, Trump advirtió a Irán que, si no abandona su programa nuclear, enfrentará ataques futuros "mucho peores y más fáciles".

Quedan "muchos objetivos", dijo Trump, y EE.UU. irá tras ellos con "velocidad, precisión y habilidad".

A pesar de la bravuconería del presidente, una intervención militar prolongada en Irán podría ser lo peor para EE.UU., la región y el mundo.

El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió de una "espiral de caos" tras la decisión estadounidense de escalar el conflicto, señalando que Medio Oriente ya está "al límite".

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Si Irán responde, como advirtió el ayatolá Ali Khamenei, EE.UU. podría verse obligado a actuar.

"Dos semanas" se convirtieron en dos días

Esta semana, Trump declaró que Irán debía "rendirse incondicionalmente", dejándole poco margen para retroceder. Irán, con sus propias amenazas, también se arrinconó.

Así comienzan las guerras, y así escapan al control e imaginación de quienes las inician.

El jueves, Trump dio a Irán un plazo de dos semanas, pero fue mucho más corto: solo dos días. El sábado, el presidente anunció que había actuado.

¿Fueron las dos semanas una finta? ¿O colapsaron las negociaciones lideradas por Steve Witkoff, el "pacificador" designado por Trump?

Poco se sabe tras los ataques, pero en su discurso, Trump intentó abrir la puerta a la paz.

Puede ser optimista. Aunque Israel ha debilitado las capacidades militares de Irán, el ayatolá aún tiene armas. La situación podría complicarse rápidamente.

Ahora empieza la espera: ¿cómo responderá Irán al ataque a Fordo, la joya de su programa nuclear?

Trump espera que Irán haga concesiones, pero es poco probable que un país que no negociaba bajo ataques israelíes lo haga ahora con bombas estadounidenses.

Si este ataque no fue suficiente, la presión para actuar de nuevo crecerá, o Trump habrá asumido un gran riesgo político por poco beneficio militar.

El presidente "pacificador" arriesga consecuencias políticas

Este riesgo incluye preocupaciones políticas internas y de seguridad internacional.

El posible ataque a Irán ya generó críticas, incluso dentro del movimiento "America First" de Trump.

Su decisión de dar su discurso junto a tres asesores cercanos podría ser un intento de mostrar unidad en su partido.

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Vance, en particular, aboga por una política exterior más moderada y ha defendido a Trump como no intervencionista.

Si este ataque es único, Trump podría calmar a su base. Pero si arrastra a EE.UU. a un conflicto mayor, enfrentará rebelión en sus filas.

El ataque del sábado fue agresivo para un presidente que presumió de no iniciar guerras en su primer mandato y criticó a sus predecesores por involucrar al país en conflictos extranjeros.

Trump ha actuado. Lo que siga ya no está enteramente en sus manos.