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Cuando la red se apaga, la verdad sale a la luz. Crédito: Canva
El 28 de abril de 2025, las luces se apagaron en toda España y Portugal; en ese momento, se le llamó el apagón histórico, la falla más significativa de su tipo en un país desarrollado en décadas. Pero ahora, según informes citados por “The Telegraph”, podría ser algo completamente distinto, un experimento. No un accidente fortuito, una falla de infraestructura, sino una prueba deliberada de estrés de la red de España bajo cargas renovables intensas, presuntamente llevada a cabo sin conocimiento público. Si esto es cierto, ya no es una historia de energía, sino una crisis de confianza.
¿El gobierno probó los límites?
Las fuentes citadas por “The Telegraph” afirman que la administración de Pedro Sánchez ha empujado intencionalmente la red mucho más allá de los límites seguros en un esfuerzo por medir a España en términos de reemplazar la energía nuclear con energías renovables. Una prueba de estrés, dicen que salió mal. Y no podría haber llegado en peor momento, España está a punto de comenzar a eliminar sus propios reactores nucleares a partir de 2027.
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El gobierno del PSOE, Partido Socialista Obrero Español, afirma que esta transición simboliza el progreso, la independencia y el compromiso climático. Pero el progreso sin transparencia es una apuesta peligrosa. Si este “experimento” fue real y no divulgado, entonces la implicación es que el gobierno jugó a los dados con un sistema nacional que evita que hospitales, transporte y vidas.
Repercusiones políticas
Se alega que el gobierno apostó al instalar a un lealista del partido sin experiencia en el sector en la cúspide de Red Eléctrica, el operador público-privado de la red de España, que gana un salario seis veces mayor que el del primer ministro, ahora está causando indignación. Más del 60% de los españoles ahora culpan al gobierno y al operador de la red. Si el apagón fue en realidad un “experimento controlado”, un “olvido electoral” puede seguir. Es un escenario catastrófico donde se exponen un test secreto, el amiguismo político y un sistema energético.
Pero ¿es todo esto completamente justo? Esto provoca una creciente oposición que presentará a la energía renovable como la villana, cuando de hecho, el apagón puede revelar más sobre la estructura política que sobre las fuentes de energía. Los críticos han argumentado que esto es menos un fracaso de las energías renovables y más un fracaso de preparación, una sobreconfianza combinada con una construcción insuficiente. Con las plantas nucleares listas para cerrar, el clima de la UE se cierne, y la presión para demostrar preparación es tremenda. Pero la confianza colapsa más rápido que la red cuando estos experimentos ocurren en la oscuridad.
¿Y ahora qué?
Si España quiere mantener su liderazgo en energías renovables, debe enfrentar las implicaciones de este apagón de frente: ¿Fue un experimento o un mal manejo? Una auditoría pública completa es esencial. ¿Puede la red manejar la próxima oleada? Las inversiones en almacenamiento, estabilidad e infraestructura inteligente son innegociables. ¿Las energías renovables se llevarán la culpa? El gobierno debe separar la imagen de su lado político para garantizar el futuro de la energía verde en sí. Porque sea cual sea la causa, el apagón dio a muchos escépticos y oportunistas políticos la tormenta perfecta.
La electricidad no se trata de mantener las luces encendidas; representa confianza en el futuro, liderazgo y un sistema construido para protegernos. El 28 de abril, ese símbolo cambió. La pregunta ahora no es el apagón de la red; es si la rendición de cuentas que sigue será tomada en cuenta. España necesita reconstruir la confianza pública antes de que el próximo corte de energía se convierta en algo más que una cuestión técnica, sino en un problema político.
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