La tenencia de mascotas ha resultado ser más onerosa de lo que muchos anticipaban. Crédito de la foto: Molly Grace
Diversas organizaciones benéficas de animales en Inglaterra están alertando sobre un incremento significativo en el número de mascotas being abandoned, a medida que el costo de la vida continúa afectando a los hogares. La RSPCA registró más de 22.000 casos de abandono de mascotas en el último año, una cifra récord, y los centros de rescate reportan que muchos operan ya al límite o por encima de su capacidad.
En el epicentro de este aumento se encuentran los costos disparados de la alimentación y la atención veterinaria. Según las organizaciones de bienestar animal, muchos productos alimenticios comunes para mascotas han incrementado su precio entre un 25 y un 40% desde 2021, mientras que las facturas del veterinario son, en promedio, casi un 50% más elevadas que en 2020. Incluso tratamientos rutinarios, como la desparasitación, las vacunas y las revisiones dentales, han experimentado aumentos considerables. Para muchos hogares, estos gastos recurrentes mensuales y anuales se han vuelto difíciles de asumir, especialmente cuando el salario medio se mantiene estancado frente al alza de los precios.
El Boom de las Mascotas Pandémicas se Enfrenta a la Realidad
Dueños desprevenidos afrontan los costes a largo plazo
Durante la pandemia de COVID-19, se adquirieron aproximadamente 3 millones de nuevas mascotas en todo el Reino Unido. Estos animales ofrecieron apoyo emocional y compañía durante los confinamientos, pero muchos de estos nuevos dueños carecían de experiencia y subestimaron el costo continuado de su cuidado.
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Con la subida de la inflación, los gastos cotidianos de tenencia de mascotas se incrementaron a un ritmo mayor que los salarios. Un saco de 30 kg de pienso para perros que antes costaba 30 libras puede alcanzar ahora las 45-70 libras. Una consulta veterinaria básica puede superar las 70 libras antes de añadir cualquier tratamiento o medicación. Para las familias que lidian con el alquiler, el combustible y las facturas energéticas al alza, una factura veterinaria inesperada de varios cientos de libras puede resultar insostenible.
Esta presión económica ha derivado en que más animales sean entregados a refugios o, en los peores casos, abandonados a su suerte.
Una Comparativa con España
Presiones similares, patrones culturales distintos
España se enfrenta a desafíos análogos, si bien las causas pueden variar. De acuerdo con los datos de la Fundación Affinity, los centros de acogida españoles reciben anualmente en torno a 285.000-300.000 perros y gatos. Los costes del cuidado de las mascotas también se han encarecido notablemente: el gasto medio anual por animal de compañía en España ronda actualmente los 1.200 euros, cubriendo alimentación básica, seguro, cuidados estéticos y tratamientos veterinarios.
No obstante, en España también se observan patrones de abandono con un componente cultural marcado. La temporada posterior a la caza conlleva el abandono de miles de galgos y otros perros de trabajo cada año, una tendencia que no tiene un paralelismo directo en Inglaterra.
A pesar de ello, ambos países comparten un problema central: la tenencia de mascotas ha resultado ser más onerosa de lo que muchos anticipaban, y los refugios de ambas naciones operan bajo una presión creciente.
Organizaciones Benéficas y Servicios Bajo Presión
Los servicios de emergencia rescatan cada vez más animales
En Inglaterra, las estadísticas de los bomberos muestran un aumento notable en las llamadas para rescate de animales, incluidas mascotas domésticas dejadas en condiciones inseguras o atrapadas en entornos peligrosos. Esto subraya que no solo se están entregando animales de forma formal, sino que algunos están siendo abandonados en situaciones que requieren intervención de emergencia.
Los refugios reportan listas de espera para la readopción, fatiga del personal y una gran dependencia de familias de acogida voluntarias. Muchas organizaciones benéficas afirman estar trabajando al límite de sus capacidades.
Aspectos Destacados
La inflación ha provocado que los precios de la comida para mascotas y las facturas veterinarias se disparen, ejerciendo presión financiera sobre los hogares.
La RSPCA registró más de 22.000 casos de abandono en Inglaterra el año pasado.
Muchos animales adquiridos durante el boom pandémico de mascotas alcanzan ahora la edad adulta, conllevando mayores costes de cuidado.
En España, alrededor de 300.000 mascotas son abandonadas anualmente, debido a la presión económica y a abandonos estacionales vinculados a la caza.
Las organizaciones benéficas en ambos países reportan sobrecapacidad y una mayor demanda de servicios de readopción.
Una necesidad de educación, apoyo y tenencia responsable
Tanto Inglaterra como España ponen de manifiesto la importancia de la educación pública sobre el coste real de tener una mascota, incluyendo alimentación, cuidados veterinarios y necesidades de tratamientos a largo plazo. Iniciativas de esterilización asequible, microchipación y una guía más clara en el momento de la adopción podrían ayudar a reducir los abandonos futuros.
Desde mi perspectiva como especialista en comportamiento y bienestar animal, la educación constituye una de las intervenciones más efectivas de las que disponemos. Muchos dueños no descuidan intencionadamente a sus animales; simplemente, no son plenamente conscientes del compromiso financiero que conlleva a lo largo de toda la vida del animal, como dietas especiales, alimentos costosos y atención veterinaria. Nadie planea que su mascota enferme, pero desafortunadamente ocurre. Proporcionar expectativas claras de costos, asesoramiento conductual, consejos nutricionales y redes de apoyo garantiza que los propietarios puedan tomar decisiones informadas y sostenibles.
Sin embargo, la educación por sí sola no puede contrarrestar el impacto del rápido incremento de los precios. Es aquí donde considero que debería contemplarse el apoyo gubernamental. No para reemplazar la responsabilidad personal, sino para reforzarla. Programas de esterilización subvencionados, una mayor transparencia regulatoria en las tarifas veterinarias y ayudas económicas de emergencia para tratamientos esenciales podrían prevenir muchos casos de entrega evitable.
En última instancia, abordar la crisis del abandono exige una responsabilidad compartida entre dueños, organizaciones benéficas, profesionales veterinarios y responsables políticos. Con compasión, educación y un apoyo estructurado, menos animales quedarán en situación de vulnerabilidad cuando los hogares afronten presiones económicas.
