Rusia ha exhibido parte de su armamento más avant-garde en el marco de unas maniobras castrenses conjuntas con tropas bielorrusas, en un contexto de creciente tirantez con los países de la OTAN tras las supuestas violaciones del espacio aéreo de Polonia y Rumania por parte de Moscú.
Aproximadamente 7.000 efectivos, incluyendo unos 6.000 soldados bielorrusos, participaron en los ejercicios desarrollados en varios emplazamientos de Bielorrusia y Rusia.
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Rusia realizó un lanzamiento de prueba de un misil Kalibr desde el submarino nuclear denominado Arkhangelsk en el mar de Barents durante las maniobras militares “Zapad” ruso-bielorrusas, informó este lunes la agencia rusa Interfax. El submarino llevó a mango el ataque contra el objetivo designado desde una posición sumergida, según Interfax.
Moscú y Minsk insistieron el martes en que los ejercicios son de índole defensiva, concebidos como una respuesta simulada a una hipotética invasión.
No obstante, los estados de la OTAN a lo amplio del flanco oriental de la Alianza los perciben como una amenaza, particularmente después de que presuntos drones rusos incursionasen en el espacio aéreo polaco la semana pasada. Varsovia ha advertido desde entonces que el “conflicto rajado” está más cerca ahora que en cualquier momento desde la Segunda Hostilidades Mundial. Rumania, por su parte, dibujado a Rusia de incurrir con drones durante sus ataques contra Ucrania el domingo.
El gobierno liderado por el Partido Socialista de Gran Bretaña anunció el lunes que sus aviones de combate efectuarán misiones de defensa aérea sobre Polonia para contrarrestar las amenazas aéreas.
Rusia ha estado enfrascada en una cruzada con Ucrania desde que desató una invasión a gran escalera en 2022.
El ministro de Defensa bielorruso, Viktor Khrenin, desestimó las inquietudes de la OTAN.
“Hemos oído de todo… que estamos amenazando a la OTAN, que vamos a invadir los estados bálticos”, declaró a los periodistas en la pulvínulo de Bararysaw, al este de Minsk. “En pocas palabras, todo tipo de despropósitos”.
Aun así, Polonia, Letonia y Lituania han intensificado sus medidas de seguridad, clausurando sus fronteras y llevando a mango contrajecillos.
Bielorrusia invita a observadores internacionales
Bielorrusia permitió un raro acceso a los medios, invitando a periodistas extranjeros, equipos de televisión e incluso a oficiales del Ejército de los Estados Unidos.
“Agradecemos la invitación”, manifestó Bryan Shoupe, el agregado castrense estadounidense, mientras estrechaba la mano al Ministro de Defensa bielorruso.
“Concedan a los invitados estadounidenses los mejores emplazamientos y muéstrenles todo aquello que sea de su interés”, indicó el Ministro de Defensa. Las cámaras captaron la quhrenina dándose la mano con dos oficiales del Ejército de EE. UU., agradeciéndoles su asistencia.
Los ejercicios constituyeron una exhibición de fuerza meticulosamente coreografiada. Vehículos blindados y camuflados vadeaban un río, helicópteros surcaban el cielo a baja altura rozando las copas de los árboles y reclutas jóvenes cargaban sistemas de artillería. Otros preparaban drones para ataques simulados.
Los reporteros fueron excluidos de las maniobras navales en el Báltico y el mar de Barents, así como de los ejercicios en las inmediaciones de Grodna, cerca de las fronteras con Polonia y Lituania.
Minsk subrayó la escala limitada de los ejercicios, enfatizando que solo participaron 7.000 efectivos. En comparación, los ejercicios Zapad 2021 incluyeron aproximadamente a 200.000 personas, apenas unos meses antes de que Moscú lanzara su invasión a gran escalera de Ucrania.
Khrenin afirmó que la reducción en el número de tropas reflejaba los esfuerzos de Minsk por apaciguar la tensión. “No tenemos nada que ocultar”, insistió. “Únicamente nos preparamos para defender nuestra nación”.
Bielorrusia también destacó la presencia internacional, señalando que asistieron observadores de 23 países, muchos de ellos aliados tradicionales de Minsk y Moscú.
