Estados Unidos ha deportado a ocho personas a Sudán del Sur tras una batalla legal que los dejó varados en Yibuti por varias semanas.
Los hombres, condenados por crímenes como asesinato, agresión sexual y robo, ya habían cumplido o estaban cerca de terminar sus sentencias. Solo uno de los ocho es de Sudán del Sur; los demás son de Myanmar, Cuba, Vietnam, Laos y México. Autoridades estadounidenses dijeron que la mayoría de sus países de origen se negaron a aceptarlos.
La administración de Trump busca expandir las deportaciones a terceros países. Ya ha deportado personas a El Salvador y Costa Rica. Ruanda confirmó negociaciones, y medios mencionan a Benín, Angola, Guinea Ecuatorial, Eswatini y Moldavia como posibles destinos.
Una foto del Departamento de Seguridad Nacional, compartida con CBS News, muestra a los hombres en el avión, con las manos y pies esposados. No se confirmó si el gobierno sudanés los detuvo o cuál será su destino. El país sigue inestable, al borde de una guerra civil, y el Departamento de Estado advierte sobre viajes por "crimen, secuestros y conflicto armado".
Inicialmente, los ocho fueron sacados de EE.UU. en mayo, pero su avión fue desviado a Yibuti tras la orden del juez Brian Murphy de bloquear la deportación. Él exigía que los migrantes deportados a terceros países tuvieran derecho a notificación y asilo.
La semana pasada, la Corte Suprema apoyó a la administración Trump y anuló la decisión del juez Murphy. El jueves, confirmó que ya no se podían exigir audiencias, permitiendo las deportaciones.
Abogados pidieron a otro juez intervenir, pero este dictaminó que solo Murphy tenía jurisdicción. Murphy luego admitió que no podía frenar las deportaciones debido a la decisión "vinculante" de la Corte Suprema.
Tricia McLaughlin, del Departamento de Seguridad Nacional, calificó la deportación como una victoria contra "jueces activistas".
Este año, el secretario de Estado Marco Rubio revocó todas las visas para ciudadanos sudaneses, citando la negativa previa del país a aceptar deportados.