En un reciente encuentro en el Despacho Oval con el presidente finlandés, Alexander Stubb, Donald Trump instó a los miembros de la OTAN a considerar la expulsión de España de la alianza. El motivo es la reticencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a incrementar el gasto en defensa.
Durante la reunión, Trump se refirió a España como el “último rezagado” por no adherirse al nuevo objetivo de destinar el 5% del PIB a defensa, un acuerdo alcanzado por la mayoría de los aliados para 2035. “Tal vez deberían echarlos de la OTAN, francamente”, afirmó el mandatario estadounidense.
Esta no es la primera vez que Trump arremete contra España. Tras la cumbre de la OTAN en junio, acusó a Sánchez de “viajar gratis” a costa de otros miembros y amenazó con hacer que España “pague el doble” en un futuro acuerdo comercial. Sánchez defendió su postura argumentando que una inversión del 5% es “incompatible con nuestro estado del bienestar y nuestra visión del mundo”.
El contexto de estas tensiones se enmarca en una creciente preocupación por la seguridad en el flanco este de la OTAN, agravada por incidentes recientes. El avión oficial de la ministra de Defensa, Margarita Robles, sufrió una “interferencia GPS” cerca de un enclave ruso, un episodio que siguió a incursiones en el espacio aéreo de Polonia y Rumanía y que aumentan el temor a una escalada del conflicto.
A pesar de la presión, datos de la OTAN revelan que España alcanzó finalmente el objetivo del 2% de gasto en defensa en 2025, lo que supone una inversión superior a los 33.000 millones de euros. Sin embargo, la sombra de la posible exclusión de la alianza, a la que España pertenece desde 1982, se cierne ahora sobre el país.
