Tienda de Aliexpress en el centro comercial Plaza Mayor, Málaga.
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Un empresario de origen chino, residente en España, soltó hace poco una frase que ha incendiado las redes sociales hispanas: «Prefiero dormir en la calle que trabajar para otro».
Sincero y sin filtros, una mentalidad cruda que hace arquear las cejas a muchos europeos y quizás replantearse su vida profesional. Por ejemplo, en España, en 2024 había 226.718 ciudadanos chinos. El 55 % de ellos trabaja por cuenta propia, lo que los convierte en el mayor grupo extranjero de autónomos del país.
En China, el trabajo duro no es una opción de vida, es una mentalidad cultural. El empresario Sifu Shun lo denomina «cultura del esfuerzo», una que valora el éxito colectivo, el sacrificio personal y moverse rápido cuando surge la oportunidad.
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¿Una crisis? Para China eso es una oportunidad
«En China decimos que en cada crisis hay una oportunidad», comentó al presentador español Uri Sabat durante una reciente intervención en un pódcast. «Mientras otros se paralizan, nosotros actuamos».
Compárese eso con Europa Occidental, donde la seguridad laboral y el equilibrio entre vida y trabajo son prácticamente religiones de Estado. En España, por ejemplo, echar la siesta no es pereza, es autocuidado. Pero para alguien como Sifu Shun, esa pausa se asemeja más a una oportunidad perdida de construir algo propio.
Cómo perciben los empresarios chinos a España
Shun no ve a España como un mercado lento, sino como una tierra de puertas abiertas. Y quizás no le falte razón. La tasa de desempleo en España sigue siendo una de las más altas de la UE, los empleos tradicionales escasean y el antiguo modelo de «trabajar 30 años para una pensión» parece algo desfasado.
Para muchos emprendedores chinos, eso no es una advertencia ni motivo para rendirse. De hecho, para ellos es una señal bien recibida.
España ofrece vías relativamente sencillas para que los extranjeros monten negocios. Hablamos de tiendas, especialmente en el sector minorista, la hostelería y los pequeños servicios. Otra ventaja: en España ya existe una importante comunidad china, que comparte consejos, proveedores y contactos con los recién llegados.
La disciplina y precisión china
«Europa es actualmente un oasis de oportunidades. Mientras las grandes economías libran sus guerras comerciales, nosotros construimos en silencio», afirmó Shun.
No son solo palabras. Por toda España se ven las huellas del espíritu empresarial chino: tiendas de barrio que parecen no cerrar nunca, regentadas con precisión militar, empresas logísticas que conectan Madrid con Shanghái. Todo se basa en la disciplina.
Mentalidades empresariales en choque
En China, rigen la jerarquía y el empuje; en Europa, prima el diálogo y el cumplimiento normativo.
Los europeos tienden a moverse dentro de los sistemas (permisos, trámites, protecciones), mientras que los empresarios chinos son sumamente flexibles y se desenvuelven a su alrededor.
Por ejemplo, para alguien como Shun, la obsesión occidental por el equilibrio raya peligrosamente en la complacencia. Para los europeos, su mentalidad de «dormir-en-la-calle» suena a locura, ¿verdad?
Y sí, la filosofía de Shun puede parecer extrema para muchos, pero su perspectiva es que la comodidad mata el impulso. España le ofreció sol, estructura y un mercado listo para moverse, mientras que él aportó el fuego.
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