La reciente arribada del megayate Dragonfly, de 142 metros y propiedad del cofundador de Google, Sergey Brin, ha causado un gran revuelo en Málaga, destino que se consolida para las figuras más acaudaladas e influyentes del planeta.
Atracado desde el 7 de noviembre en la vanguardista IGY Malaga Marina, esta embarcación valuada en 450 millones de dólares no es solo un espectáculo de lujo extremo: constituye un potente indicador del creciente estatus de Málaga en el ámbito marítimo de lujo.
Discreto en el exterior, una potencia tecnológica en el interior
El Dragonfly, construido por el astillero alemán Lürssen, es una proeza de la ingeniería naval moderna. Su estilizada y modesta silueta blanc, de estilo fragata, contrasta con las amenities ultralujosas de su interior. Es crucial destacar que la nave cuenta con un sistema de propulsión híbrido diésel-eléctrico, alineándose así con el creciente movimiento hacia un turismo de lujo sostenible. Esta elección casa a la perfección con otras embarcaciones ecológicas de la IGY Marina, la cual provee conexiones eléctricas en tierra de alta potencia para atender a los yates más grandes del mundo.
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La trascendencia de esta visita va más allá del mero espectáculo. Si bien la escala probablemente fue una “escala técnica” para reabastecimiento de combustible y víveres, la presencia de un navío propiedad de un titán tecnológico con un patrimonio neto que supera los 200.000 millones de dólares subraya el atractivo de la región. La ubicación estratégica del puerto deportivo y sus servicios especializados atraen el tráfico exclusivo que antaño monopolizaban puertos como Mónaco e Ibiza.
¿El yate más caro en atracar en Málaga?
Es muy posible que el Dragonfly sea el superyate de mayor valor que jamás haya fondado en el puerto de Málaga, seguido de cerca por el Kaos (valorado en 300 millones) de Nancy Walton Laurie (heredera de Walmart). Le seguirían el Radiant (alrededor de 290 millones) de Abdullah bin Khalifa Al Thani (expresidente de Qatar), y, por supuesto, el Moonrise (estimado en 220 millones) de Jan Koum (cofundador de WhatsApp).
Ignacio del Río, Asset Manager de Ocean Capital Partners, recalcó el impacto más amplio, afirmando que la marina de “megayates” genera una “oportunidad estratégica para la llegada de empresas distinguidas a Málaga”. La llegada del Dragonfly no solo ofrece una estampa impresionante, sino que también genera un valioso efecto dominó económico, sustentando los sectores locales de servicios de lujo y turismo. La Costa del Sol está desplegando oficialmente la alfombra roja para las embarcaciones más hermosas y avanzadas del mundo, demostrando así su preparación para servir a una élite financiera.
