Dos vehículos distintos han ido a parar al agua en menos de veinticuatro horas en Almería.
Crédito de la foto: Frankie Dixon via Unsplash
EN un lapso de menos de un día, dos automóviles en distintas localizaciones de la provincia de Almería han acabado en el agua. Los coches sumergidos fueron, en ambos casos, resultado de una aparente negligencia de los conductores, siendo necesario en ambas situaciones el auxilio de una grúa para recuperarlos. Afortunadamente, ninguno de los sucesos resultó en daños personales.
El primer incidente ocurrió durante la tarde del viernes, 26 de septiembre, aproximadamente a las 14:50. Las autoridades locales recibieron una llamada al 112 que reportaba un vehículo hundido en el puerto de Almerimar, en el municipio de El Ejido, frente a un bar muy frecuentado del pueblo, Mario’s. El automóvil había caído al agua debido a que no se había accionado el freno de mano, y su propietario no se encontraba en el interior en el momento del suceso. El vehículo fue finalmente extraído del agua alrededor de las 16:30.
El segundo coche hundido fue reportado la mañana siguiente, el sábado 27 de septiembre, sobre las 7:30. En esta ocasión, la llamada al 112 alertó a las autoridades de un automovil sumergido en la playa de Torregarcía, situada en la zona sur del muy popular Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. El vehículo se hallaba a unos quince metros de la orilla, frente a la emblemática Torre de García. La Guardia Civil se personó en el lugar poco después y determinó que el coche había sido estacionado demasiado cerca del agua, siendo arrastrado por esta. Al igual que en el incidente previo, no había nadie en el interior del vehículo cuando ocurrió.
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Los dueños de sendos vehículos, dado que no hubo heridos, quizá eventualmente recuerden con cierta risa la idea de que sus coches se dieran un baño en el Mediterráneo (aunque la policía local quizá no se sienta inclinada a compartir el humor). No obstante, estos incidentes sirven como un recordatorio latente de que la seguridad vial es de la máxima importancia, incluso –y a veces, especialmente– cuando uno ni siquiera se encuentra dentro de su vehículo.