Disfruta de la Buena Mesa en San Pedro Alcántara, Marbella

Resulta poco habitual toparse con un bar de vinos donde realmente se pueda comer como es debido.

La Tizona, en San Pedro Alcántara, constituye una de esas excepciones.

En lo que a la bebida se refiere, es difícil errar cuando el restaurante es propiedad de una importadora y distribuidora de vinos.

Y es que El Cid lleva suministrando a Andalucía y más allá una gama de caldos de alta gama desde principios de los años ochenta.

En La Tizona encontrarás varios centenares de referencias de lo disponible, desde las cercanas bodegas de Ronda hasta los lejanos viñedos de Mendoza, en Argentina.

Aún mejor, hay más de dos decenas disponibles por copa, incluyendo un Sauvignon de Italia (Saude) y un Pinot Noir (Domaine de l’Aigle) del Valle del Aude en Francia.

Además, la carta de vinos cambia cada pocas semanas, y cuenta con una de las mejores cervezas españolas de grifo, Ámbar, una de las únicas dos cervecerías independientes que quedan, según me comenta el propietario Agustín.

Sin embargo, mi aspecto favorito de La Tizona, que lleva ya unos años abierto en el corazón de San Pedro, no es ese.

Este enclave estratégico cuenta con cocina durante todo el día y un menú aventurero que hace juego con sus vinos.

También dispone de una de las terrazas más agradables del pueblo, un lugar excepcional para observar el discurrir de la vida.

Estén atentos a Agustín, un conocido jugador de pádel local, que posee un vasto conocimiento de la escena culinaria de la zona.

“Somos conscientes de la importancia de ofrecer platos e ingredientes de calidad, máxime cuando San Pedro no cesa en su proceso de aburguesamiento,” explica.

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En cuanto al menú, ofrece una amplia variedad: excelente jamón ibérico, quesos locales sublimes y una buena selección de entrantes que incluye un salmorejo cordobés y un guacamole con pulpo a la brasa y salsa de chile ahumado.

Me gustaron especialmente las gildas con oliva, pimiento y anchoa, así como la burrata trufada ibérica con tomate,

ostras y la ensalada de aguacate y pescado ahumado.

Había una respetable oferta de especialidades del día, como unos puerros pochados con aceitunas y cebollino en jugo de lima, cocinados a fuego lento en horno de leña.

Otra especialidad era el rabo de toro, estofado con acierto y servido con puré de patata.

Acto seguido, probamos la ensalada de aguacate y pescado ahumado —salmón, bacalao y trucha—, que pudo haber sido un despropósito, pero que, contra todo pronóstico, resultó deliciosa.

Para finalizar, degusté un exquisito queso azul Stilton, macerado en un Pedro Ximénez de Huelva durante noventa días. Vaya potencia. Aún lo saboreaba al día siguiente.

Para más información, visite www.latizona.com

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