Dinamarca reforzará la defensa del Ártico con una inversión de 4.260 millones de dólares para la adquisición de 16 F-35.

Dinamarca proyecta destinar aproximadamente 27.400 millones de coronas danesas (4.260 millones de dólares) en un esfuerzo por potenciar sus capacidades defensivas en el Ártico y contrarrestar las amenazas del expresidente estadounidense Donald Trump hacia la Groenlandia danesa, de estatus semiautónomo.

Esta considerable inyección de capital en el ámbito de la defensa financiará la adquisición de dos nuevos buques árticos, un cuartel general de mando unificado en el Ártico, un cable submarino en el Atlántico Norte y aeronaves de patrulla marítima, según comunicó el Ministerio de Defensa danés el viernes.

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Las fuerzas armadas danesas también planean adquirir 16 aviones de combate F-35 adicionales, elevando el total de su flota a 43, una medida que el Ministro de Defensa, Michael Hyldgaard, calificó como una “afirmación de soberanía”.

Estas nuevas aeronaves, añadió, incrementarán “significativamente” la potencia de combate, la flexibilidad y la contribución de Dinamarca a la OTAN.

Dinamarca se ha embarcado en una campaña acelerada para reforzar sus defensas, en respuesta tanto a la agresión rusa contra Ucrania como a las reiteradas declaraciones de Trump sobre su interés en adquirir Groenlandia —de una forma u otra—, territorio que estuvo bajo dominio danés durante casi tres siglos.

El mes pasado, el país realizó la mayor compra de armamento de su historia, adquiriendo sistemas de defensa aérea de fabricación europea por un valor de 58 mil millones de coronas (9,2 mil millones de dólares), y anunció por separado un “cambio de paradigma” que incluye la adquisición —por primera vez— de misiles de largo alcance en un esfuerzo por disuadir a Rusia.

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Aunque Trump no ha retomado recientemente su reiterada postura, Dinamarca no ha olvidado sus amenazas.

A principios de esta semana, el medio Politico informó que la Primera Ministra danesa, Mette Frederiksen, declaró a los parlamentarios que, si bien “acaso exista la sensación de que podemos respirar aliviados… considero que no debemos hacerlo”.

La Casa Blanca ha defendido anteriormente la posición de Trump, alegando que el expresidente percibe a Groenlandia como “un área estratégicamente vital” y confía en que los groenlandeses “estarían mejor servidos si Estados Unidos los protegiera de las amenazas modernas en la región ártica”.

No obstante, los líderes groenlandeses han rechazado categóricamente la idea. El Primer Ministro Jens-Frederik Nielsen afirmó el miércoles ante el Parlamento Europeo que el territorio enfrenta un “momento crucial” en medio de las rivalidades geopolíticas.

“Groenlandia necesita a la Unión Europea, y la Unión Europea necesita a Groenlandia”, sostuvo.

Disputa por el Ártico

Las oportunidades que presenta el Ártico para el comercio marítimo, la exploración energética y la explotación de minerales de tierras raras —que se prevé aumenten a medida que el cambio climático derrite extensas áreas heladas— han convertido a la región en un inesperado foco de rivalidad entre Rusia, China y Estados Unidos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha fortalecido las capacidades militares de su país en el Ártico, lo que, según los analistas, responde en parte al intento de desarrollar la Ruta Marítima del Norte, la vía náutica más corta entre Europa y la región de Asia-Pacífico.

Las ambiciones de Putin han generado controversia, en parte porque la ruta abarca zonas que se pronostica serán “cada vez más navegables” debido al cambio climático y se extiende más allá de las actuales aguas territoriales rusas, según ha reportado el Consejo Atlántico.

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China también se ha erigido como socia de Rusia en varios proyectos de infraestructura en el Ártico, mientras persigue sus propios intereses, incluido el despliegue de buques para recolectar grandes volúmenes de datos en busca de nuevas rutas marítimas y recursos naturales.

En un informe del año pasado, el Departamento de Defensa de Estados Unidos advirtió que China y Rusia “están colaborando en el Ártico mediante múltiples instrumentos de poder nacional” y alertó sobre su “creciente alineamiento en la región”, una caracterización que ambos países denunciaron.

Putin también ha manifestado su apertura a la cooperación occidental en el Ártico.

“Cuanto más sólidas sean nuestras posiciones… mayores oportunidades tendremos para implementar proyectos internacionales en el Ártico que involucren a naciones amigas y, potencialmente, a países occidentales si muestran interés en una labor conjunta”, declaró a principios de este año.