Dieta Alta en Alimentos Procesados y su Relación con el Cáncer de Pulmón

Según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de pulmón afecta a más de 2,4 millones de personas anualmente en todo el mundo, lo que lo convierte en uno de los tipos de cáncer más comunes y letales.¹ Esta enfermedad se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células anormales en los pulmones, lo que provoca síntomas como tos persistente, dolor torácico, dificultad para respirar, expectoración con sangre y pérdida de peso inexplicable.

Si no se trata, el cáncer de pulmón se disemina rápidamente a otras partes del cuerpo, y las tasas de supervivencia son bajas, especialmente en casos avanzados. Fumar es ampliamente reconocido como la principal causa, pero un número creciente de diagnósticos ocurre en personas que nunca han fumado. Este hecho por sí solo exige otra explicación.

Un nuevo estudio publicado en Thorax reveló que la forma de alimentarse, específicamente la cantidad de alimentos ultraprocesados en la dieta, está relacionada con un riesgo significativamente mayor de desarrollar cáncer de pulmón.²

Los alimentos ultraprocesados no son simplemente “comida rápida”. Son productos industriales como refrescos, patatas fritas, sopas envasadas, nuggets de pollo y bebidas light, diseñados con aditivos, conservantes, potenciadores del sabor y grasas poco saludables que el cuerpo no está preparado para procesar. Estos ingredientes no solo amplían la vida útil; alteran la absorción de nutrientes, generan subproductos tóxicos durante su fabricación e introducen químicos dañinos provenientes de los envases en el organismo.

Esta combinación prepara el terreno para la inflamación, la disfunción inmunológica y, en última instancia, el cáncer. Comprender esta relación entre la alimentación y el riesgo de cáncer de pulmón cambia por completo la conversación. Ya no se trata solo del tabaquismo, sino también de lo que se pone en el plato. Para entender cómo se manifiesta este riesgo en los datos, analicemos lo que descubrieron los investigadores.

Los alimentos procesados provocan un aumento medible en el riesgo de cáncer de pulmón

El estudio de Thorax investigó si el consumo de alimentos ultraprocesados influye en el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.³ Los investigadores analizaron datos dietéticos de más de 100 000 adultos durante un período de más de 12 años. Su objetivo era claro: determinar si un mayor consumo de estos alimentos se asociaba con una mayor probabilidad de padecer cáncer de pulmón, incluyendo tanto el carcinoma de células no pequeñas (CPCNP) como el de células pequeñas (CPCP).

• El riesgo de cáncer de pulmón aumentó un 41% en quienes consumían más alimentos procesados — Los participantes del estudio eran adultos de mediana y avanzada edad, con una media de 62,5 años al inicio. Durante el seguimiento, se confirmaron 1706 casos de cáncer de pulmón.

Aquellos en el cuartil más alto de consumo de alimentos ultraprocesados enfrentaron un riesgo significativamente mayor de desarrollar la enfermedad en comparación con aquellos en el cuartil más bajo. En términos simples, consumir más alimentos procesados implicaba una probabilidad mucho mayor de ser diagnosticado, independientemente del tipo de cáncer.

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• Los riesgos persisten incluso después de los ajustes — Es importante destacar que el mayor riesgo no desapareció después de que los investigadores ajustaran variables como el tabaquismo, la calidad de la dieta, la edad, el sexo y otros factores. Esto sugiere que el vínculo entre el consumo de alimentos procesados y el cáncer de pulmón no se explica simplemente por diferencias en el estilo de vida o los hábitos de fumar.

• Los alimentos procesados alteran la absorción de nutrientes — Según el estudio, el procesamiento industrial modifica la matriz natural de los alimentos, es decir, la forma en que los nutrientes se empaquetan y se liberan en los alimentos integrales.⁴ Esta alteración afecta la forma en que el cuerpo absorbe los nutrientes y puede reducir los compuestos protectores presentes en alimentos no procesados.

• Se introducen contaminantes dañinos — Además de perder los beneficios nutricionales naturales, los alimentos ultraprocesados exponen al organismo a subproductos nocivos formados durante la fabricación y la cocción. Un ejemplo destacado es la acroleína, un químico tóxico también presente en el humo de cigarrillo y vapores, plásticos y gasolina. La acroleína se forma cuando las grasas y aceites se cocinan a altas temperaturas, lo que significa que el peligro no está solo en fumar, sino también en lo que hay en el plato.

• Los químicos del empaque son otro factor — Los investigadores señalaron que los compuestos que migran desde los envases de alimentos también contribuyen al riesgo de cáncer. Muchos alimentos ultraprocesados vienen en containers o envoltorios plásticos que liberan sustancias que interfieren con las hormonas y las defensas inmunitarias.

Los alimentos ultraprocesados aumentan el riesgo de cáncer mediante múltiples vías de daño

La investigación enfatizó que es probable que más de un factor sea responsable del mayor riesgo de cáncer en quienes consumen más alimentos ultraprocesados. No son solo los aditivos o los químicos del empaque por separado, sino el efecto combinado de la pérdida de nutrientes, la exposición a toxinas y la alteración del microbioma lo que hace que estos alimentos sean tan dañinos para la salud a largo plazo.

• Los no fumadores no están exentos — Sorprendentemente, la asociación entre los alimentos procesados y el cáncer de pulmón fue más fuerte entre personas que nunca habían fumado. Este detalle es relevante porque muestra que el peligro no es exclusivo para los fumadores. Incluso si se ha evitado el cigarrillo, una dieta alta en alimentos ultraprocesados aumenta el riesgo.

• La inflamación es un mecanismo clave — Expertos externos sugieren que el riesgo de cáncer está impulsado por la inflamación.⁵ La inflamación crónica ocurre cuando el sistema inmunológico permanece activado debido a irritantes constantes, como los aditivos químicos y la baja calidad nutricional. Con el tiempo, la inflamación daña los tejidos, debilita la vigilancia inmunológica y permite que las células mutadas crezcan sin control.

• La alteración inmunológica alimenta el riesgo — Otro mecanismo involucra al microbioma intestinal, la comunidad de microbios en el tracto digestivo. Los alimentos ultraprocesados son pobres en compuestos protectores y ricos en aditivos que dañan estos microbios. El daño al microbioma reduce la fuerza inmunológica, dejando al cuerpo menos capacitado para detectar y destruir células anormales antes de que se conviertan en tumores.

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• Conclusión práctica del estudio — Si el objetivo es evitar el cáncer de pulmón, una de las acciones más impactantes que se pueden tomar es alejarse de los alimentos ultraprocesados y acercarse a ingredientes integrales y naturales. No se trata de perfección, sino de inclinar las probabilidades a favor eligiendo comida real sobre productos industriales.

Cómo protegerse del daño de los alimentos procesados

La conexión entre los alimentos ultraprocesados y el cáncer de pulmón es sólida, pero la buena noticia es que se tiene control directo sobre lo que se consume. Se trata de eliminar la causa raíz — las grasas no saludables, aditivos y químicos que impulsan la inflamación y debilitan las defensas — y reemplazarlos con alimentos que brinden energía y resiliencia celular. Decisiones saludables consistentes cambian la balanza a favor.

1. Eliminar aceites vegetales ocultos de la dieta — Si se desea hacer algo que marque la mayor diferencia, es reducir la ingesta de ácido linoleico (AL). El AL es una grasa poliinsaturada presente en casi todos los alimentos ultraprocesados y en la mayoría de las comidas de restaurante. Una vez que llega a los tejidos, permanece durante años, creando inflamación, resistencia a la insulina y estrés mitocondrial.

Se puede rastrear su consumo con aplicaciones como Food Buddy en My Health Coach, que se lanzará este año. El objetivo debe ser menos de 5 gramos diarios, aunque cerca de 2 gramos es aún mejor. Sustituir aceites vegetales como canola, soja o girasol por grasas saturadas tradicionales como mantequilla de pastoreo, ghee o sebo. Incluso el aceite de oliva y el de aguacate deben usarse con moderación.

2. Llenar el carrito con alimentos que no necesitan etiquetas — La comida real no requiere una larga lista de ingredientes. Se encuentra en el perímetro de la tienda: frutas, verduras, carnes de pastoreo, huevos camperos y lácteos. Estos alimentos nutren el metabolismo sin inundar el cuerpo con aceites tóxicos o aditivos.

Si se elige algo empaquetado, se deben buscar cuidadosamente ingredientes señal de alarma como “aceite vegetal”, “lecitina de soja”, “sabores naturales” o “maltodextrina”. Son indicadores de que el producto está ultraprocesado, sin importar cuán “saludable” parezca su marketing.

3. Reconsiderar lo que se bebe — Una de las formas más rápidas de dañar el metabolismo es a través de la bebida. Refrescos, bebidas energéticas y la mayoría de las leches vegetales están cargadas con jarabe de maíz de alta fructosa, emulsionantes, fosfatos y edulcorantes artificiales que disparan el azúcar en sangre o alteran la señalización de la insulina. Incluso las bebidas light dañan el intestino y el metabolismo.

Es mejor optar por agua filtrada, tés de hierbas o agua con gas con un toque de jugo natural. Así el páncreas no recibe una corriente constante de agentes estresantes químicos.

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4. Evitar los alimentos de conveniencia “basados en plantas” falsos — Que algo esté etiquetado como “basado en plantas” no lo hace saludable. Las hamburguesas sin carne, los nuggets veganos y productos similares están entre los artículos más procesados del estante. A menudo contienen docenas de aditivos sintéticos, gomas y potenciadores del sabor, junto con aceites vegetales cargados de AL. En lugar de confiar en la etiqueta, es mejor elegir plantas integrales como manzanas, calabazas o lentejas. Si está hecho en un laboratorio, el cuerpo no lo necesita.

5. Rastrear los hábitos alimenticios para detectar puntos débiles — La mayoría de la gente se sorprende al ver cuántos alimentos ultraprocesados se cuelan en su rutina diaria. Anotar o registrar todo lo que se come durante cinco días. Buscar fuentes ocultas: platos congelados, barras de proteína, aderezos para ensaladas o incluso snacks “saludables”.

Una vez que se identifican los patrones, resulta más fácil cambiarlos por alimentos que realmente nutran. No se trata solo de conciencia; se trata de obtener retroalimentación directa para conectar las elecciones con cómo se siente, piensa y funciona uno.

Preguntas frecuentes sobre alimentos ultraprocesados y cáncer de pulmón

P: ¿Cómo aumentan los alimentos ultraprocesados el riesgo de cáncer de pulmón?

R: Aumentan el riesgo al alterar la absorción de nutrientes, eliminar compuestos protectores y agregar químicos dañinos durante la cocción y el envasado. Estos cambios generan inflamación, debilitan las defensas inmunitarias y dañan el microbioma, lo que en conjunto brinda a las células anormales la oportunidad de convertirse en cáncer.

P: ¿El riesgo solo concierne a los fumadores?

R: No. El estudio de Thorax encontró que el vínculo entre los alimentos ultraprocesados y el cáncer de pulmón era incluso más fuerte en personas que nunca habían fumado.⁶ Esto muestra que la dieta por sí sola es suficiente para aumentar el riesgo de cáncer, independientemente del historial de tabaquismo.

P: ¿Qué números específicos reportó el estudio?

R: Los investigadores hicieron seguimiento a más de 100 000 adultos durante más de 12 años y confirmaron 1706 casos de cáncer de pulmón. Quienes consumieron más alimentos ultraprocesados tuvieron un 41% más de riesgo de desarrollar la enfermedad en comparación con quienes consumieron menos, e esto incluyó tanto carcinomas de células no pequeñas como de células pequeñas.

P: ¿Qué alimentos se consideran ultraprocesados?

R: Ejemplos incluyen refrescos, sopas enlatadas, patatas fritas, nuggets de pollo, sustitutos de carne vegetales y bebidas gaseosas. Estos productos están diseñados con aditivos, emulsionantes, potenciadores del sabor y aceites vegetales que el cuerpo no está diseñado para procesar.

P: ¿Qué pasos puedo tomar para reducir mi riesgo?

R: Puede protegerse reduciendo el AL de aceites vegetales a menos de 2 gramos diarios, eligiendo alimentos integrales sin etiquetas, evitando la comida chatarra vegetal, reconsiderando las bebidas azucaradas o light y monitoreando sus hábitos alimenticios para descubrir alimentos procesados ocultos. Estos pequeños pero constantes cambios inclinan las probabilidades a favor y protegen la salud a largo plazo.