Diane Keaton ya era un icono incluso antes de que yo naciera; ¿quién era yo para dirigirla? ¿Para llenar su cabeza con mis dialogos? ¿Para darle una nota y sugerirle: “Quizás sería más gracioso si intentaras…”?
Aún así, mientras ella me superaba en estatura con sus botines plataforma de Gucci, nunca me hizo sentir más pequeño mientras la guiaba en lo que terminó siendo su película final.
Lo que ves en la pantalla es exactamente como ella es en la vida real – aunque puede que te sorprenda descubrir que tenia un vocabulario muy colorido.
Aunque muchos la recordarán por sus brillantes actuaciones, por su risa que transformaba una habitación al instante cuando entraba, yo la recuerdo sobre todo por lo que me enseñó sobre ser mujer. Diane no solo existía en el mundo, sino que lo moldeaba a su alrededor, creando un espacio para ser ella misma sin pedir disculpas. Ella sabía quién era y lo que necesitaba para dar lo mejor de sí – como una segunda habitación de hotel para poder diseñar su próximo libro de arte los fines de semana. Le encantaba trabajar y raramente se tomaba un día libre. Pero quizás lo más importante, poseía un nivel de confianza envidiable sin cruzar nunca esa línea sutil hacia la arrogancia.
Lo que ves en la pantalla es exactamente quien ella es – aunque te sorprenda saber que decía muchos tacos. Su peculiaridad no era algo estudiado, sino que nacía de su yo auténtico y naturalmente brillante. En una era donde la autenticidad se ha convertido en otra palabra de moda, Diane se mantuvo firme fuera del algoritmo. No tenía ningún interés en seguir tendencias, y ni siquiera creo que su intención fuera marcarlas. ¿Y la idea de vestirse o comportarse de cierta manera para gustarle a un hombre? Ridícula.
No tenía interés en seguir modas. Ni siquiera creo que quisiera establecerlas.
Aunque no sé si ella consideraba la mirada masculina antes en su vida, puedo decir inequívocamente que no era un factor que le afectara en el tiempo que la conocí. Pero, por supuesto, esta ética de individualidad y libertad era magnética, dentro y fuera de la pantalla. No dudaba en bromear con cualquier miembro del equipo capaz de igualar su ingenio rápido, lo que a menudo dejaba a guapos y jóvenes camarógrafos hechos un charco a sus pies mientras ella se alejaba al final del día, aparentemente inconsciente del efecto que tenía en la gente, del poder que contenía.
Ella realmente creaba su propia realidad y era allí donde vivía: libre de muchas de las preocupaciones mundanas que consumen a los meros mortales. De esta manera, mantenía una cierta inocencia infantil – un vigor juvenil y amor por la vida, abordando cada interacción, ya fuera con sus compañeros de reparto o con un becario en el set, sin una pizca de inhibición. No era que no tuviera miedo, sino que lo enfrentaba directamente, con ferocidad y determinación. Nada lo demostró mejor que cuando, después de una hora de discusión, con el sol poniéndose en el horizonte, accedió (¡a los 77 años!) a saltar desde una plataforma de tirolina para la toma final de nuestra película.
Sin pretensiones … Diane Keaton, Kathy Bates y Alfre Woodard en ‘Summer Camp’.
Solo ahora me doy cuenta de que, en una carrera que abarca décadas, llena de premios y éxitos de taquilla, fui yo con quien pasó su último día en un set de filmación. Filmamos hasta tarde, pasándonos un poco de nuestro horario pactado. Estaba agotada, podía notarlo – seis semanas recorriendo las montañas de Asheville, Carolina del Norte, grabando en rápidos de ríos, haciendo sus propias acrobacias y caídas cómicas, y una pelea de comida de un día entero sería mucho para cualquier actor. A eso se le suma que había pasado días libres viajando para hacer prensa de otra película. Pero ella siguió presentándose, para cada una de las tomas, dándolo todo. Y no se equivoquen, era ella misma – a diferencia de actores que querían que los llamaran por el nombre de su personaje, ella insistía en que le hablaran como Diane. Sin pretensiones, sin rodeos o comunicaciones a través de su asistente, quería que se dirigieran a ella directamente, como ella misma. Ella era, y siempre será, Diane.
