Fiscales federales en México detuvieron a otro presunto cómplice en el asesinato de 1994 del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, un crimen que impactó al país y que sigue sin resuelto, a pesar de que el asesino confeso lleva más de 30 años en la cárcel.
Un funcionario federal, que pidió el anonimato porque no estaba autorizado para hablar públicamente, confirmó el lunes a The Associated Press que Jorge Antonio Sánchez Ortega fue detenido en Tijuana en relación con el asesinato de Colosio. El funcionario no especificó los cargos en contra de Sánchez Ortega, quien está recluido en un penal de máxima seguridad en el centro de México, a la espera de su juicio.
Según el Registro Nacional de Detenciones, el arresto ocurrió el sábado.
Colosio, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1994, recibió dos disparos durante un mitin en la ciudad norteña mexicana de Tijuana. Desde 2024, los fiscales federales han buscado procesar a un agente de inteligencia asignado como su guardaespaldas, identificado sólo como Jorge Antonio “S”, como el presunto autor del segundo disparo.
En esta foto de archivo del 28 de noviembre de 1993, se ve al candidato presidencial del partido en el poder de México, Luis Donaldo Colosio, en la Ciudad de México. Colosio fue disparado en la cabeza y el estómago el 23 de marzo de 1994, en un mitin político en Tijuana.
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Para el lunes, la fiscalía no había comentado oficialmente sobre la detención de Sánchez Ortega, y las autoridades no han confirmado si ha surgido nueva evidencia.
Según los informes, Sánchez Ortega trabajaba entonces como agente para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional – que en ese entonces era el equivalente mexicano de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense.
Mario Aburto cumple una condena de 45 años de prisión desde 1994 después de declararse el único responsable del asesinato, una confesión que luego retractó, alegando que fue torturado.
Como resultado de las quejas de Aburto, durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (2019-2024) la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recomendó que la fiscalía federal reabriera la investigación.
El asesinato de Colosio desató una gran crisis política en México y siempre estuvo rodeado de controversia, alimentada por la posibilidad de que fue alentado por ciertos esferas de poder, en medio de luchas internas dentro del gobernante PRI para elegir un sucesor del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
El político mexicano Ernesto Zedillo levanta el puño en honor al candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio, quien fue asesinado durante su campaña electoral.
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En un comunicado de enero de 2024, la Fiscalía General de la República dijo que existían pruebas de que el agente asignado a la seguridad de Colosio estuvo en el lugar de los hechos y tenía ropa manchada con la sangre de la víctima. También afirmó que pruebas balísticas indicaban que él disparó un arma – con apenas segundos de diferencia entre los dos disparos – y testigos lo vieron huir inmediatamente después del tiroteo.
En el mismo comunicado, la dependencia consideró comprobado que el Centro de Seguridad e Investigación Nacional, que en 1994 dependía de la Secretaría de Gobernación, envió al agente al lugar del asesinato sólo para después “encubrirlo y sacarlo de Tijuana de manera urgente y subrepticia”. El comunicado concluyó que la liberación inmediata del agente fue “un evidente encubrimiento delictivo”.
Desde el asesinato de Colosio, otros políticos han sido blanco de la violencia en México. En 2010, un candidato a gobernador que lideraba las encuestas, Rodolfo Torre, fue asesinado en el norte de México. Aquejado por la violencia relacionada con el narcotráfico durante décadas, el país también ha visto numerosos políticos locales asesinados recientemente, incluido un alcalde que fue decapitado en 2024.
Agence France-Presse
contribuyó a este reporte.