El brote ya ha desencadenado repercusiones en el comercio internacional. Crédito de la foto: WildMedia/Shutterstock
Las autoridades catalanas confirmaron el 28 de noviembre que dos jabalíes hallados muertos cerca de Barcelona, en Cerdanyola del Vallès a las afueras del área metropolitana, dieron positivo en peste porcina africana (PPA).
Se trata del primer caso confirmado en España desde 1994. Aunque la enfermedad no afecta a los humanos ni supone un riesgo para la salud pública, el virus se propaga con rapidez entre cerdos y jabalíes, lo que ha generado una alarma inmediata.
Como respuesta, el gobierno activó un plan de contingencia de emergencia. Las granjas en un radio de 20 kilómetros del brote están bajo estrecha vigilancia; por ahora, ninguna ha arrojado resultados positivos.
Movilización de la UME – operaciones de contención en marcha
Militares, policías y agentes rurales desplegados en Collserola
Ante una crisis creciente, las autoridades regionales solicitaron el apoyo de la UME (Unidad Militar de Emergencias). El 1 de diciembre, unos 117 efectivos de la UME con 25 vehículos iniciaron operaciones en el área del parque natural de Collserola.
Se suman a aproximadamente 300 agentes ya desplegados, entre guardias civiles, agentes rurales y policía local, para asegurar el perímetro, buscar otros animales infectados, desinfectar zonas y bloquear el movimiento de los jabalíes.
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Las autoridades acordonaron una zona de exclusión de seis kilómetros alrededor del epicentro. Se prohíbe la entrada al parque de Collserola y se restringe el acceso al campo en un radio de vigilancia de 20 kilómetros. Guardas y perros de detección patrullan para localizar jabalíes muertos o infectados adicionales.
La contención es crucial para proteger las granjas y las exportaciones
Los expertos advirtieron de que, si el virus se extendiera a las granjas porcinas, las consecuencias serían catastróficas. Hasta el momento, ninguna de las 39 granjas en el área de riesgo ha mostrado infección, pero las autoridades instan a mantener una vigilancia estricta.
El brote ya ha provocado repercusiones en el comercio internacional: aproximadamente un tercio de los certificados de exportación de porcino de España, que cubren 400 certificados para 104 países, han sido bloqueados. Mercados críticos como Taiwán, México, Japón, China y otros han suspendido las importaciones de cerdo español.
En términos económicos, solo Cataluña estima pérdidas de hasta 3.000 millones de euros en exportaciones porcinas si el brote se extiende, especialmente hacia mercados extracomunitarios.
Los expertos sospechan contaminación de origen humano, no propagación natural
Los restos de comida contaminada podrían estar en el origen
El responsable del departamento de Agricultura de Cataluña, Òscar Ordeig, afirmó que existe una “alta probabilidad” de que el brote fuera provocado por un producto alimenticio contaminado, posiblemente un sándwich desechado o embutido, ingerido por un jabalí.
Los jabalíes se encontraron cerca de rutas de tráfico rodado y contenedores de áreas de descanso, lo que refuerza la sospecha de que el transporte humano y la gestión de residuos pudieron introducir el virus. “Este salto se ha producido mediante el transporte humano”, señalaron los responsables.
No hay evidencia que vincule el brote con la migración de jabalíes desde la vecina Francia ni con granjas infectadas fuera de la región. La ausencia de animales infectados reportados más allá de la zona inicial respalda la hipótesis de una introducción puntual.
Qué supone esto para residentes y expatriados en las zonas afectadas
Restricciones legales y de estilo de vida
Para quienes viven en y alrededor de Barcelona y Cataluña, incluida una numerosa comunidad de expatriados, las consecuencias son inmediatas. El cierre del parque de Collserola y del campo circundante elimina un área recreativa y natural clave. Las actividades al aire libre, las casas rurales, los trabajos forestales y las visitas a granjas pueden verse restringidos por medidas de bioseguridad más estrictas.
Los expatriados que poseen o alquilan propiedades rurales, especialmente casas o fincas cerca de zonas naturales, pueden verse sujetos a nuevas normativas: prohibición de alimentar animales silvestres, gestión segura de residuos y obligación de notificar si se encuentran animales enfermos o muertos. Las autoridades han pedido a los ciudadanos que alerten a los servicios de emergencia si avistan jabalíes o cadáveres.
Efectos en cadena en la economía y disrupción de la cadena de suministro
Para aquellos involucrados en la inversión inmobiliaria, la agricultura, la ganadería a pequeña escala o los negocios culinarios que utilizan productos porcinos, el impacto podría ser significativo. El suministro de cerdo puede verse interrumpido, los precios podrían aumentar y las exportaciones a mercados internacionales como China, Japón, Taiwán y México pueden contraerse. La prohibición de estos países también podría afectar a restaurantes, carnicerías y minoristas que dependen de la carne importada.
Además, con la industria exportadora de porcino de Cataluña en riesgo, podrían seguirse pérdidas de empleo en el procesamiento de carne, la logística y sectores afines, afectando a trabajadores migrantes, empleados temporales y expatriados que trabajan en agricultura o distribución cárnica.
Perspectivas futuras: contención e incertidumbre
Prevenir la propagación y proteger las granjas
Las autoridades agrícolas y veterinarias, junto con la UME y los agentes rurales, intensifican la vigilancia. Todo cadáver hallado debe ser notificado y retirado de forma segura. Se insta a los residentes a sellar la basura, evitar dejar residuos alimentarios accesibles y seguir todas las normas de bioseguridad. El objetivo es contener el virus dentro de la zona de Collserola y evitar su propagación a las granjas porcinas.
Los funcionarios advierten de que, si el brote no se “ciega” con rapidez, el coste económico para Cataluña, y para España en general, podría ser catastrófico, dado el volumen de la industria exportadora de porcino.
Una semana crucial por delante
Las autoridades señalan que la próxima semana es crítica: cualquier nuevo caso fuera del perímetro actual podría forzar una cuarentena más amplia, más cierres de granjas y prohibiciones de importación más estrictas. Se pide vigilancia y cooperación tanto a residentes como a expatriados.
Para España, este brote es un recordatorio contundente de cómo un solo elemento contaminado, quizá un sándwich desechado, puede desencadenar una reacción en cadena que amenaza la seguridad alimentaria, los ingresos por exportación y los medios de vida rurales. Los acontecimientos en desarrollo pondrán a prueba la capacidad de las autoridades públicas para contener la enfermedad, mantener las relaciones comerciales y transmitir tranquilidad tanto a residentes nacionales como extranjeros.