El 20 de mayo de 2025 en España, la Guardia Civil desmanteló una organización criminal involucrada en el tráfico internacional ilegal de residuos plásticos, como parte de la Operación Finoplast. Cinco personas han sido arrestadas y otras 15 están bajo investigación por comerciar ilegalmente más de 41,000 toneladas de residuos, tanto dentro de España como en el extranjero.
La investigación comenzó a fines de 2022 con el descubrimiento de un vertedero ilegal que contenía miles de toneladas de residuos plásticos en una antigua fábrica de ladrillos en Bierzo, León. Los agentes de SEPRONA (la unidad de protección ambiental de la Guardia Civil) encontraron que el sitio carecía de los permisos ambientales requeridos, lo que provocó una investigación más amplia.
Las autoridades descubrieron que la mayoría de los residuos provenían de plásticos agrícolas en Francia y Portugal. Los materiales eran transportados por camiones pesados en viajes de retorno de Francia a Portugal y eran depositados en sitios de almacenamiento ilegales en León (Bierzo y La Bañeza) y Alberic en Valencia. Más de 18,800 toneladas de residuos fueron introducidas ilegalmente en España a través de este esquema.
Aunque algunos residuos quedaron abandonados en estos sitios, gran parte fue exportada a terceros países bajo documentación falsa o disfrazada como materia prima. Casi 22,800 toneladas fueron enviadas ilegalmente a países como India, Turquía, Vietnam, Malasia, Tailandia, Hong Kong, Pakistán, Reino Unido, Angola, Brasil, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos.
Los investigadores descubrieron vínculos entre los sospechosos y varias empresas involucradas en la gestión de residuos plásticos en Almería. Estas empresas presuntamente empacaban contenedores utilizando un método conocido como “la tapadera”, donde se colocan pacas de plástico limpio al frente para ocultar residuos contaminados detrás de ellas, una táctica para evadir inspecciones aduaneras.
Sustancias tóxicas fueron encontradas en 15 de 16 muestras de residuos tomadas en Valencia, según el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses en Barcelona.
Las autoridades han registrado cuatro sedes corporativas que representan 16 empresas, inspeccionado cuatro negocios adicionales y allanado dos residencias, incautando documentos y localizando miles de toneladas de residuos ilegales. Las autoridades ambientales de Castilla y León y la Comunidad Valenciana colaboraron en la identificación de los sitios de almacenamiento clandestinos.
El programa Copernicus de la Unión Europea apoyó la investigación mediante el mapeo y la medición de depósitos ilegales de residuos utilizando tecnología satelital. Las investigaciones financieras han sido asignadas a la Oficina de Gestión y Recuperación de Activos, que está coordinando con agencias en Alemania, Suiza y el Reino Unido.
El caso está siendo liderado por el equipo de SEPRONA de la Guardia Civil en León, bajo la dirección del Juzgado de Instrucción Nº 1 y la Fiscalía de Medio Ambiente en Ponferrada. El cabecilla de la organización ha sido puesto en detención preventiva.
Se emitieron un total de 21 órdenes de investigación europeas, lo que permitió a las autoridades españolas llevar a cabo operaciones en coordinación con sus homólogos franceses y portugueses a través de Eurojust y Europol. La Gendarmería francesa, la Policía Judicial portuguesa y la Unidad Central de Operaciones Ambientales de España estuvieron involucradas.
La operación también ha contado con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica de España, el Servicio de Residuos y Suelos Contaminados de Castilla y León y varias unidades especializadas de la Guardia Civil de León, Valencia, Almería y Tenerife.
Este caso marca una de las mayores operaciones contra el tráfico ilegal de residuos en la historia reciente de Europa.
