Un equipo de arqueólogos en Suecia ha descubierto una tumba de la era vikinga perteneciente a una mujer en un lugar que ya había sido habitado, utilizado para trabajar y para la artesanía de metales más de dos mil años antes.
El hallazgo, realizado en Rogsta, una pequeña aldea al suroeste de Estocolmo, ofrece una visión excepcional de cómo generaciones de suecos reutilizaron el mismo terreno sagrado durante siglos.
El yacimiento ya era conocido por su campo de enterramientos, con alrededor de 70 tumbas que abarcan desde la Primera Edad del Hierro hasta la Era Vikinga. No obstante, el nuevo descubrimiento llevó a los investigadores aún más atrás en el tiempo. Bajo esas tumbas, encontraron los vestigios de un asentamiento de la Edad de Bronce y una fundición de bronce que data aproximadamente del año 1300 a. C.
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“Es una área extensa que ha sido utilizada durante un período muy prolongado. Esperábamos encontrar tumbas, pero la magnitud de los estratos de la Edad de Bronce subyacentes fue una auténtica sorpresa,” afirmó la arqueóloga Louise Evanni de Arkeologerna.
El último reposo de una mujer
Entre los descubrimientos más llamativos se encontró la inhumación de los restos cremados de una mujer del período vikingo temprano, aproximadamente entre los años 780 y 883 d. C. Sus cenizas fueron depositadas en una pequeña urna, rodeada por un círculo de piedras, un lugar de descanso modesto pero significativo. Antes de su cremación, fue ataviada con cuentas de vidrio y colocada sobre una pira funeraria junto con sus enseres personales. Una vez consumido el fuego, se recogieron los fragmentos de la pira y se enterraron en la urna.
Evanni y su equipo la describen como una de las últimas personas en ser sepultada en el cementerio de Rogsta antes de que el lugar fuera abandonado. “Da la sensación de que estamos presenciando el final de una era,” explicó.
La vida antes de los vikingos
Mucho antes de la llegada de los vikingos, la zona estuvo ocupada por pobladores de la Edad del Bronce. Las excavaciones revelaron huellas de la vida cotidiana: fragmentos de cerámica, herramientas y una aguja de bronce notablemente bien conservada. Dado que el terreno había sido pastizal y no terreno de cultivo, gran parte del mismo permaneció inalterado durante milenios. La excavación se llevó a cabo en 2024 con motivo de la construcción de la línea de alta velocidad Ostlänken. Los hallazgos se detallan ahora en el informe *Bronce y Hierro en Rogsta – Arqueología preventiva en Ostlänken*, que documenta 3000 años de actividad humana continuada en el mismo enclave.
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