Hace poco me uní a un grupo de encuentro hispanohablante en mi ciudad. Era la primera vez que asistía y la verdad es que lo disfruté, pero lo que más me sorprendió fue lo físicamente agotado que me sentí después. Escuchar con atención, concentrarme, encontrar las palabras adecuadas y hablar en otro idioma supuso un auténtico entrenamiento.
Me di cuenta de que estaba ejercitando mi cerebro de una manera que no hacía desde hacía años. Eso me llevó a preguntarme de qué otras formas estaba poniendo a prueba mi cuerpo y mi mente desde que me mudé aquí.
Sabía que me sentía más saludable. No de un modo drástico, como en una transformación de la noche a la mañana, sino mediante un cambio constante y perceptible. Tenía más energía. Dormía mejor. Me sentía mentalmente más ligero. Movido por la curiosidad, abrí la aplicación de salud de mi teléfono. Los datos contaban la historia con claridad: mis pasos diarios habían aumentado desde el mismísimo día en que llegué a España.
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Es cierto que aún no conduzco aquí, pero era más que eso; antes vivía en un pueblo del Reino Unido muy transitable y ya caminaba mucho. Sin embargo, de algún modo, el estilo de vida aquí conduce de forma natural a un mayor movimiento. Camino hasta el mercado. Paseo por el paseo marítimo simplemente porque está ahí y, ¿cómo resistirse a respirar la brisa marina y disfrutar de las vistas? Camino para quedar con amigos. Nada de esto parece ejercicio formal, pero las cifras en mi teléfono demuestran que al final todo suma.
España favorece la salud física, mental y cognitiva
Los pequeños momentos cotidianos que conforman la vida en España parecen mejorar la salud física, mental e incluso cognitiva, y no soy el único que lo percibe. España se sitúa consistentemente entre los países más saludables del mundo. El estilo de vida mediterráneo es familiar para cualquiera que haya leído sobre las Zonas Azules; se trata de regiones donde la gente vive más y mejor gracias a hábitos diarios y sencillos. Vivir aquí se siente como adentrarse en una de esas zonas.
Existe una base científica para el entrenamiento cerebral que experimenté en aquel encuentro. Aprender y utilizar un nuevo idioma es una de las mejores formas de fortalecer la mente. Investigaciones procedentes de estudios europeos sobre envejecimiento cognitivo señalan que el bilingüismo puede reforzar la memoria, la atención y la flexibilidad mental. Cuando exiges a tu cerebro que se adapte, este responde construyendo nuevas conexiones neuronales. Básicamente, tu cerebro se pone en forma. Es el equivalente mental a levantar pesas. En la vida diaria aquí, esto sucede de forma natural: lees carteles, escuchas conversaciones, traduces sobre la marcha o pruebas vocabulario nuevo. Incluso las interacciones más simples se convierten en pequeñas sesiones de gimnasia cerebral.
El movimiento surge de forma natural
Los beneficios van más allá de la mente. El estilo de vida mediterráneo se basa en un movimiento que no se percibe como ejercicio. Según la Organización Mundial de la Salud, la actividad física regular de baja intensidad, como caminar, reduce el riesgo de padecer numerosas enfermedades crónicas. Los pueblos y ciudades de España se estructuran en torno a plazas, paseos y calles que invitan a la gente a salir y estar al aire libre. Cuando el clima es agradable durante gran parte del año, se genera un ritmo natural. La gente pasea después de las comidas. Los amigos quedan para tomar un café yendo a pie. Los recados se hacen sin necesidad de coche. Te mueves casi sin ser consciente de ello.
Una alimentación que nutre
La comida también juega su papel. La dieta mediterránea tradicional, que comparte España, es uno de los patrones alimenticios más estudiados a nivel mundial. Se la asocia consistentemente con una mejor salud cardíaca, una mejor salud cognitiva y una mayor esperanza de vida. No es una dieta restrictiva. Es sencillamente una forma de alimentarse que da prioridad a las verduras frescas, el aceite de oliva, las legumbres, las frutas, los frutos secos, el pescado y cantidades modestas de carne. Cuando puedes comprar productos maduros en el mercado local y pescado fresco de las costas cercanas, resulta fácil comer bien sin grandes esfuerzos.
La importancia de la conexión social
España también destaca en cuanto a conexión social. Incluso cuando estás aprendiendo el idioma y no puedes expresarte con plenitud, la vida aquí se siente plena. La gente charla en las tiendas. Los vecinos se saludan. Los cafés bullen con conversaciones distendidas. La cultura te anima a dedicar tiempo a las personas y no a ir corriendo de una tarea a la siguiente. Numerosos estudios demuestran que los fuertes vínculos sociales favorecen la salud mental y física. Reducen los niveles de estrés y ayudan a proteger contra la depresión y la ansiedad. Incluso se correlacionan con una mayor longevidad.
En mi propia experiencia, puedo sentir ese impulso social. Unirme a un grupo local me hizo sentir parte de algo. Aunque hablar español aún requiera esfuerzo, resulta gratificante. Me recuerda que la conexión no tiene que esperar a un dominio perfecto del idioma. Sucede sobre la marcha.
Pequeños cambios que conducen a grandes beneficios
Lo que mudarse a España pone de manifiesto es que no se necesitan cambios drásticos en el estilo de vida para mejorar la salud. No se requiere un programa intensivo de gimnasio ni una estricta rutina de bienestar. En su lugar, se puede construir una vida que apoye delicadamente el bienestar día a día. Los pequeños momentos se acumulan: un paseo matutino para comprar pan, una comida sencilla elaborada con buenos ingredientes, una charla con un vecino, una hora relajada aprendiendo a hablar el idioma un poco mejor.
Así es como viven las comunidades más saludables del mundo. No persiguen el bienestar. Viven de una forma que lo genera de manera natural. Y eso es algo que se puede crear aquí, paso a paso, simplemente viviendo.
Si nos fiamos de los datos de mi teléfono, mudarme a España ha sido bueno para mi cuerpo. Si la sensación de tranquilidad mental sirve de indicio, ha sido bueno para mi mente. Y si la agradable sensación de cansancio tras una conversación en español es algo a tener en cuenta, sin duda ha sido bueno para mi cerebro. Puede que España no sea oficialmente una Zona Azul, pero para muchos expatriados, se siente como lo más parecido a crear la nuestra propia.
