La transición de un papa a otro puede ser un momento místico para aquellos que no están familiarizados con el funcionamiento de la Iglesia Católica Romana, e incluso para algunos que lo están. El proceso está regido por reglas y tradiciones centenarias que vienen con su propio vocabulario, gran parte de él en latín. La elección de un nuevo papa probablemente se desarrolle durante semanas o meses, ya que un pequeño grupo de prelados católicos decide sobre el próximo líder de una grey global de más de mil millones de fieles.
Con la primera transición papal en más de una década en marcha después de la muerte del Papa Francisco, quien fue enterrado el sábado, aquí hay algunos términos que debes conocer:
Conclave
Esta es la reunión de cardenales, programada para comenzar el próximo mes, que elegirá al próximo papa. La palabra proviene del latín “con clave” y se refiere al aislamiento impuesto a los hombres (y siempre han sido hombres) mientras toman su decisión dentro del Vaticano. No pueden abandonar el cónclave excepto en casos raros, y no se permiten teléfonos, internet y periódicos.
Los cardenales votan por voto secreto hasta que se alcanza una mayoría de dos tercios, y se elige a un nuevo papa. El proceso fue recientemente dramatizado en la película “Cónclave”, que los expertos papales dijeron que presentaba una representación bastante precisa. (The New York Times ha escrito sobre algunos de los posibles contendientes).
Colegio de Cardenales
Los cardenales, conocidos como “príncipes de la iglesia”, son los prelados católicos de rango más alto, y juntos se conocen como el Colegio de Cardenales. Hay 252 cardenales, nombrados por el papa para ayudarlo y aconsejarlo en los asuntos de la Iglesia, y cuando muere un papa, le corresponde al colegio elegir a un sucesor.
La palabra cardenal proviene del latín “cardinalis”, que significa “actuar como bisagra”.
El grupo está liderado por un decano, un cargo actualmente ocupado por Giovanni Battista Re, un italiano de 91 años que ha pasado la mayor parte de su carrera sirviendo en la curia romana. Presidirá las reuniones que conducen al cónclave, pero no asistirá a la reunión, ya que solo los cardenales menores de 80 años son elegibles para votar por el papa.
Camerlengo
El camerlengo, nombrado por el papa antes de su muerte, es un cardenal que administra el Vaticano desde el momento en que muere el pontífice hasta que se elige un sucesor, y que supervisa muchas de las tareas de la transición.
Sus deberes incluyen quitar el anillo ceremonial del papa, conocido como el anillo del pescador, después de su muerte, sellar su estudio y dormitorio y presidir su entierro.
La palabra italiana proviene del latín medieval “camarlingus”, que significa mayordomo. El cargo lo ocupa actualmente el cardenal Kevin Joseph Farrell, un estadounidense de 77 años nacido en Irlanda.
Sede vacante
Este es el período entre pontífices y proviene de una frase latina que significa “el asiento está vacío”. Durante este tiempo, con el camerlengo sirviendo como administrador de facto del Vaticano, el Colegio de Cardenales mantiene una supervisión general de la Iglesia, pero no se le permite tomar decisiones importantes.
La sede vacante más larga, según el historiador Salvador Miranda, fue de más de dos años y siete meses, resultado de luchas internas entre facciones francesas e italianas de los cardenales, y terminó en 1271 con la elección de Gregorio X.
Humo blanco
Después de rondas de votación en el cónclave, las papeletas se queman. De una chimenea sobre la Capilla Sixtina emergen volutas de humo, y los espectadores que se reúnen afuera observan en busca de un signo de que los cardenales han tomado una decisión.
Si el humo es de color negro, significa que están en un callejón sin salida. El humo blanco significa que se ha elegido un nuevo papa. Se utilizan productos químicos para cambiar el color, aunque en 2005, el Vaticano también comenzó a tocar las campanas de la Basílica de San Pedro para confirmar que se había tomado una decisión.
‘Habemus papam’
Cuando se elige a un nuevo papa, emerge, vestido con un casulla blanca, en un balcón de la Basílica de San Pedro. Un cardenal senior está junto a él y proclama: “Habemus papam”, una frase en latín que significa “Tenemos un papa”.