Desbalance del microbioma intestinal vinculado a la esclerosis múltiple.

Alrededor de 2.9 millones de personas en todo el mundo viven con esclerosis múltiple (EM), una condición en la que su sistema inmunológico ataca el revestimiento protector alrededor de sus nervios. Esto te deja sintiéndote cansado, dificulta caminar e incluso borra tu visión. Aquí está la parte sorprendente: las diminutas bacterias en tu intestino, esos pequeños ayudantes que digieren tu última merienda, afectan la EM.

Tu microbioma intestinal es como una ciudad ocupada de bacterias. Cuando está desequilibrado, afecta mucho más que solo tu estómago. Dos nuevos estudios muestran que este desequilibrio está vinculado a la EM, insinuando nuevas formas de detectarla o tratarla. En este artículo, aprenderás lo que descubrieron estos estudios, cómo se conecta con tu salud y pasos simples para apoyar tu intestino hoy.

Bacterias intestinales dan pistas sobre la gravedad de la esclerosis múltiple

En un estudio publicado en la revista PNAS, los investigadores recopilaron muestras de heces de personas con EM y otras sin ella. Con herramientas especiales, mapearon las bacterias que viven allí, como hacer un censo de un vecindario pequeño.

Querían saber: ¿ciertas bacterias aparecen más o menos en personas con EM? ¿Y eso se relaciona con la gravedad de sus síntomas? Los investigadores identificaron las bacterias por su ADN, dando una imagen clara de lo que está viviendo en el intestino.

Lo que encontraron: Las personas con EM tenían más de dos tipos de bacterias: Blautia y Akkermansia, que las personas sanas. El equilibrio entre Bifidobacterium y Akkermansia era más bajo en los pacientes con EM. Cuanto más bajo sea este equilibrio, parece que peores eran sus síntomas. Es como un balancín: cuando un lado baja demasiado, las cosas se desequilibran.

Para verificar, el equipo probó esta idea en ratones. Le dieron a ratones sanos algo de Blautia de pacientes con EM y observaron qué sucedía. Pronto, los ratones tenían menos Bifidobacterium beneficiosos y más Akkermansia, al igual que en los humanos con EM. Los ratones también mostraron signos de inflamación, un problema clave en la EM. Es como una prueba piloto: cambia el intestino y el cuerpo reacciona de una manera que imita la EM.

Los científicos también se unieron a un estudio global. Después de probar a cientos de personas de lugares como EE. UU., Europa y Asia, el patrón se mantuvo: una relación más baja de Bifidobacterium a Akkermansia vinculada a una peor EM en todos los ámbitos. Esto revela una “huella digital” intestinal que los médicos podrían usar para predecir el progreso de la EM o encontrar nuevos tratamientos.

Cómo las bacterias “buenas” se vuelven dañinas en la EM

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Podrías pensar que las bacterias intestinales son buenas o malas, pero no es tan simple, especialmente en la EM. Toma Akkermansia, por ejemplo. Esta bacteria suele ser una residente útil en tu intestino, pero en personas con EM, puede convertirse en un problema. Pero, ¿qué hace que Akkermansia pase de ser útil a dañino?

Una historia de dos bacterias: Tanto Bifidobacterium como Akkermansia juegan un papel en mantener el revestimiento protector de tu intestino, hecho de una sustancia llamada mucina. Piensa en la mucina como un muro de seguridad alrededor de la ciudad de tu intestino. Bifidobacterium es como un cuidador responsable: consume algo de mucina pero también produce más, manteniendo el muro fuerte. Akkermansia, por otro lado, solo consume mucina sin devolver nada. Normalmente, esto no es un problema.

Este consumo controlado evita que la capa de moco se vuelva demasiado gruesa, lo que podría ser perjudicial. La actividad de Akkermansia ayuda a mantener una barrera de moco equilibrada y saludable. Pero en la EM, los niveles de Bifidobacterium disminuyen, a menudo debido a la inflamación. Sin suficiente Bifidobacterium, Akkermansia consume mucina en exceso, debilitando el muro protector del intestino. Esto conduce a más inflamación, lo que empeora los síntomas de la EM.

Por qué esto es importante: Comprender cómo las bacterias “buenas” como Akkermansia se vuelven dañinas en la EM resalta el delicado equilibrio de tu microbioma intestinal. Es un recordatorio de que mantener en armonía tus bacterias intestinales es clave para tu salud en general.

El panorama general de los cambios intestinales en la EM

En otro documento, los investigadores revisaron 12 estudios sobre la EM y las bacterias intestinales, todos realizados después de 2020. En lugar de realizar nuevas pruebas, investigaron estudios existentes para encontrar patrones. Su pregunta era: ¿las personas con EM tienen un microbioma intestinal diferente en comparación con quienes no la tienen?

Bacterias desequilibradas: Las personas con EM a menudo tenían menos bacterias beneficiosas, como Bifidobacterium, Roseburia y Faecalibacterium, y más de otras, como Akkermansia y Blautia. Cuando el equipo bacteriano de tu intestino está desequilibrado, se llama disbiosis, o bacterias intestinales desequilibradas.

Ayudas faltantes e inflamación: Las bacterias que faltan normalmente producirían compuestos beneficiosos llamados ácidos grasos de cadena corta (SCFAs), especialmente uno llamado butirato. Los SCFAs calman la inflamación en tu cuerpo. En pacientes con EM, los niveles de butirato eran más bajos, lo que permite que la inflamación se intensifique y ataque tus nervios.

Una pista del rompecabezas de la EM: Este estudio no prueba que los cambios intestinales causan la EM, pero es una pista sólida. Los cambios constantes en las bacterias y menos SCFAs como el butirato sugieren que tu intestino podría tener un papel en la historia de la EM. También respalda la idea de que arreglar tu intestino podría aliviar los síntomas o ralentizar la EM.

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Los científicos piensan que estas pistas intestinales podrían provocar grandes cambios. Imagina una prueba rápida que verifique tus bacterias intestinales para detectar la EM temprano o ver cómo va. Nuevos tratamientos, como probióticos especiales, para aumentar las bacterias buenas y calmar la inflamación también podrían estar en el horizonte. Es temprano, pero el futuro se ve brillante.

Pequeños pasos que puedes tomar

La investigación ya está avanzando: los equipos están probando ideas basadas en el intestino en laboratorios de todo el mundo. Es un paso esperanzador para cualquier persona afectada por la EM. Pero no tienes que esperar. Comienza a nutrir tu intestino ahora con estos consejos sencillos:

• Elige tus carbohidratos sabiamente: Los carbohidratos son clave para dar energía a tus células, especialmente porque la glucosa es lo que les encanta usar a tus mitocondrias (las centrales eléctricas de tus células). Para mantener feliz a tu intestino, apunta a unos 200 a 350 gramos de carbohidratos al día si eres un adulto promedio, más si eres muy activo. Este paso aumenta tu energía y apoya la salud de tu intestino, lo que marca la diferencia con los síntomas de la EM.

Comienza lentamente con opciones más suaves como arroz blanco o frutas enteras para permitir que tu intestino se ajuste sin causar problemas. Si tu salud intestinal está comprometida, demasiada fibra solo alimentará a las bacterias malas, empeorando tus síntomas. A medida que mejora tu intestino, agrega más verduras, granos enteros o almidones.

• Una vez que tu intestino se sienta mejor, come más fibra: La fibra es el combustible principal para tus microbios intestinales beneficiosos, permitiéndoles producir SCFAs como el butirato que fortalecen la barrera de tu intestino. También come más almidones resistentes como papas cocidas y enfriadas o plátanos verdes: alimentan la producción de butirato.

• Evita los aceites vegetales y los alimentos procesados: La dieta moderna está llena de alimentos procesados ricos en aceites vegetales que dificultan que tus células produzcan energía, alterando las bacterias de tu intestino. Estos aceites, como los de alimentos fritos, salsas y aderezos para ensaladas, contienen algo llamado ácido linoleico (LA), que actúa como un veneno para tus mitocondrias. Cambiar a grasas saludables como mantequilla de pasto alimentado o ghee mantiene las cosas funcionando sin problemas.

Estos pequeños cambios suman, brindando a tu intestino y cuerpo una oportunidad de lucha mientras la ciencia continúa explorando la conexión intestino-EM. Si bien la EM a menudo se siente como un rompecabezas con piezas faltantes, tu intestino guarda algunas respuestas. No es el cuadro completo, pero es un gran comienzo.

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Preguntas frecuentes sobre tu microbioma intestinal y la esclerosis múltiple

Q: ¿Podrían mis bacterias intestinales ayudar a los médicos a comprender o predecir la EM?

A: La investigación sugiere que patrones específicos en las bacterias intestinales, como la relación entre Bifidobacterium y Akkermansia, podrían servir como una “huella digital” que los médicos podrían usar para predecir cómo progresará la EM o para ayudar en el desarrollo de nuevos tratamientos en el futuro.

Q: ¿Cuáles son los mejores alimentos para la salud de tu intestino?

A: Si tu intestino está saludable, carga con opciones ricas en fibra como frutas y verduras enteras: alimentan a tus buenas bacterias. Sin embargo, si tu intestino está luchando actualmente, comienza lentamente con opciones más suaves como arroz blanco y fruta.

Espera con los alimentos ricos en fibra inicialmente, ya que demasiada fibra revuelve toxinas dañinas en un intestino poco saludable. Una vez que tu intestino se sienta mejor, aumentar la ingesta de fibra ayuda a tus microbios intestinales beneficiosos a producir ácidos grasos de cadena corta como el butirato, que fortalecen la barrera de tu intestino.

Q: ¿Cómo puedo aumentar mis bacterias intestinales?

A: Apunta a una ingesta diaria de alrededor de 200 a 350 gramos de carbohidratos saludables, ya que esto proporciona energía para tus células y apoya la salud intestinal. Comienza con fuentes de carbohidratos más suaves como arroz blanco o frutas enteras para permitir que tu intestino se ajuste cómodamente antes de incorporar gradualmente más verduras, granos enteros o almidones.

Q: ¿Por qué son importantes los ácidos grasos de cadena corta para las personas con EM?

A: Los ácidos grasos de cadena corta, especialmente el butirato, actúan como pacificadores en tu cuerpo al ayudar a calmar la inflamación y fortalecer la barrera de tu intestino. En individuos con EM, se han observado niveles más bajos de butirato, lo que permite que la inflamación se intensifique y empeore el ataque a los nervios.

Q: ¿Cómo afectan los aceites vegetales y los alimentos procesados a la salud intestinal en relación con la EM?

A: Las dietas modernas, a menudo ricas en alimentos procesados y aceites vegetales, dificultan que tus células produzcan energía y alteran el equilibrio de las bacterias de tu intestino. Estos aceites contienen ácido linoleico, que impacta negativamente en las mitocondrias, las centrales energéticas de tus células, empeorando los problemas relacionados con la EM.