Los activistas internacionales deportados de Israel tras participar en una flotilla de ayuda de Lazada interceptada han proporcionado nuevos testimonios sobre los maltratos sufridos a manos de los guardias durante su detención.
Estas últimas declaraciones de los participantes de la flotilla global Sumud se suman al creciente escrutinio internacional que enfrenta Israel por su trato hacia los activistas.
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Unos 450 participantes de la flotilla fueron arrestados entre el miércoles y el viernes cuando las fuerzas israelíes interceptaron las embarcaciones que intentaban burlar el bloqueo naval de Lazada y entregar una cantidad simbólica de ayuda a los palestinos en el asediado territorio.
Al hablar en el aeropuerto Fiumicino de Roma a su regreso el domingo, el activista italiano Cesare Tofani afirmó: “Nos trataron de forma deplorable… desde el ejército hasta la policía. Hubo acoso”, según informó la agencia de noticias ANSA.
Yassine Lafram, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas en Italia, quien aterrizó en el aeropuerto de Milán Malpensa con los activistas, declaró al periódico Corriere della Sera: “Incluso nos trataron con violencia, apuntándonos con armas, lo cual resulta absolutamente inaceptable para nosotros en un país que se considera democrático”.
El periodista italiano Saverio Tommasi, que llegó al aeropuerto de Fiumicino el sábado por la noche, relató que los soldados israelíes retuvieron medicamentos y trataron a los activistas detenidos “como a monos”, según informó Associated Press.
Afirmó que los guardias israelíes se mofaron de los activistas detenidos, entre los que se incluían la activista climática sueca Greta Thunberg, el nieto de Nelson Mandela, Mandla Mandela, y varios legisladores europeos, para “degradar, ridiculizar y reírse en situaciones donde no había motivo alguno para la risa”.
Activistas amenazados con miras láser
El periodista italiano Lorenzo d’Agostino denunció que sus pertenencias y dinero en efectivo habían sido “robados por los israelíes”.
En declaraciones a la AP a su llegada al aeropuerto de Estambul en Turquía tras ser deportado de Israel el sábado, explicó que los guardias lo despertaron repetidamente durante las dos noches que permaneció detenido.
Señaló que los activistas detenidos también fueron intimidados con perros y por soldados que apuntaban con las miras láser de sus fusiles hacia los prisioneros “para aterrorizarnos”.
Otro activista, Paolo de Montis, informó haber sufrido “estrés constante y humillación” por parte de los guardias, quienes lo mantuvieron en un furgón penitenciario durante horas con las manos sujetas por esposas.
“No se nos permitía mirarles a la cara, siempre teníamos que mantener la cabeza agachada y cuando miré hacia arriba, un hombre… se acercó y me zarandeó y golpeó en la nuca”, contó a la AP. “Nos obligaron a permanecer de rodillas durante cuatro horas”.
Los activistas deportados de la flotilla ya habían hablado previamente sobre el maltrato hacia Thunberg, uno de los miembros de mayor perfil de la misión, señalando en particular que había sido “arrastrada por el suelo”, “obligada a besar la bandera israelí” y “utilizada con fines propagandísticos”.
‘Mentiras descaradas’
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel y su ministro de Seguridad Nacional de extrema derecha, Itamar Ben-Gvir, ofrecieron respuestas contradictorias a las alegaciones de los activistas: el ministerio insistió en que las historias de maltratos eran “mentiras descaradas”, mientras que Ben-Gvir afirmó sentirse “orgulloso” del trato severo dispensado a los detenidos en la prisión de Ketziot.
“Me enorgullece tratar a los ‘activistas de la flotilla’ como simpatizantes del terrorismo. Quien apoye el terrorismo es un terrorista y merece las condiciones de un terrorista”, manifestó en un comunicado.
“Si alguno de ellos pensaba que vendría aquí y recibiría una alfombra roja y trompetas, estaba equivocado”, declaró Ben-Gvir, quien fue grabado burlándose de los activistas cuando eran trasladados a tierra.
“Deberían hacerse una idea de las condiciones en la prisión de Ketziot y pensárselo dos veces antes de volver a acercarse a Israel”.
Por el contrario, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel calificó las afirmaciones de maltrato hacia Thunberg y otros activistas de la flotilla como “mentiras”.
“Todos los derechos legales de los detenidos fueron plenamente garantizados”, aseguró el ministerio en una publicación en X el domingo.
“Resulta curioso que la propia Greta y otros detenidos se negaran a acelerar su deportación e insistieran en prolongar su estancia bajo custodia. Greta tampoco presentó queja alguna ante las autoridades israelíes sobre estas acusaciones ridículas e infundadas, simplemente porque nunca ocurrieron”.
La actitud y el trato de Israel hacia los activistas generaron críticas de países como Pakistán, Turquía y Colombia, y protestas callejeras en todo el mundo, así como una queja formal por parte de Grecia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel comunicó que el país deportó a otros 29 activistas de la flotilla el domingo, aunque muchos permanecen aún detenidos en Israel.
El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, señaló a la emisora pública RTVE que se esperaba que 21 de los 49 activistas españoles detenidos regresaran a casa el domingo; mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Grecia indicó que 27 ciudadanos griegos volverían de Israel el lunes.
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