La NASA monitorea el cometa 3I/ATLAS, un raro visitante interestelar.
Créditos: NASA, ESA, D. Jewitt (UCLA), J. DePasquale (STScI)
La NASA ha entrado en un estado de alerta discreto tras detectar algo bastante fuera de lo común: un cometa interestelar de movimiento rápido conocido como 3I/ATLAS.
El objeto, de aproximadamente cinco kilómetros de ancho, surca el espacio a más de 209.000 kilómetros por hora, y no se parece a nada que los astrónomos hayan visto en mucho tiempo.
Es solo el tercer cometa interestelar descubierto, lo que significa que no se formó en nuestro sistema solar sino que ha estado viajando por la galaxia durante miles de millones de años antes de desviarse brevemente cerca de la Tierra. Solo eso ya lo hace merecedor de estudio. Pero lo que realmente pilló a los científicos por sorpresa fueron algunos detalles extraños que no encajaban del todo en el guion habitual.
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Actividad inusual desencadena la respuesta de la NASA
Descubierto por el proyecto ATLAS (Sistema de Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides), el 3I/ATLAS inicialmente parecía ser solo otro viajero helado del espacio profundo. Pero poco después de su descubrimiento, los astrónomos comenzaron a notar cambios extraños en su movimiento y composición.
Pequeñas pero constantes fluctuaciones en su velocidad y trayectoria no podían explicarse únicamente por fuerzas gravitatorias. Aún más intrigante, los científicos detectaron gases y compuestos de naturaleza sintética en la coma del cometa –la nube brillante que lo rodea–.
Aunque nadie sugiere que sea algo más que natural, las anomalías fueron suficientes para que la NASA activara discretamente sus sistemas de monitoreo de defensa planetaria, una medida precautoria para garantizar que cualquier cambio repentino fuera detectado inmediatamente. Trabajando junto con la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), la NASA ahora rastrea la trayectoria del cometa las veinticuatro horas del día utilizando una red de telescopios y satélites.
La agencia ha dejado claro que no existe peligro para la Tierra, pero afirma que el comportamiento del cometa es lo suficientemente inusual como para justificar una observación cercana.
Rumores sobre alienígenas inundan las redes sociales
Como ocurre con muchos sucesos extraños en el espacio, la historia no se ha mantenido puramente científica por mucho tiempo. A las pocas horas de que se difundiera la noticia, las redes sociales se inundaron de teorías conspirativas que afirmaban que el cometa podría no ser un cometa en absoluto.
Algunos usuarios sugirieron que podría ser una nave espacial alienígena o una sonda enviada por otra civilización, citando el “silencio” de la NASA como evidencia de que se estaba ocultando algo.
No obstante, los científicos se han apresurado a descartar esas ideas. No existe evidencia creíble que sugiera algo más allá de lo ordinario, o al menos, la versión astronómica de lo ordinario. Las rarezas observadas hasta ahora, dicen, pueden explicarse mediante la física, la química y la observación continua.
Cómo protege la NASA a la Tierra de lo inesperado
La frase “sistema de defensa planetaria” puede sonar dramática, pero es muy real. Se trata de un conjunto de programas globales de monitoreo diseñados para detectar, rastrear y estudiar objetos espaciales potencialmente peligrosos –desde asteroides hasta cometas– antes de que se acerquen demasiado.
El proceso comienza con la detección: potentes telescopios escanean el cielo cada noche en busca de cualquier objeto que entre en la vecindad de la Tierra. Una vez localizado, se analiza minuciosamente su trayectoria, velocidad y tamaño. Si se identifica un riesgo, la NASA y sus socios internacionales pueden planificar formas de desviar o empujar ligeramente al objeto fuera de curso.
Una de las principales estrategias es el impactador cinético: una nave espacial que se estrella intencionalmente contra el objeto para cambiar su órbita lo suficiente como para que no impacte con la Tierra. Esta técnica ya ha sido probada con éxito en el espacio. En escenarios más extremos, podrían considerarse explosiones controladas, aunque esto se ve como un último recurso, ya que romper un asteroide en fragmentos podría crear más problemas de los que resuelve.
Un misterio aún bajo la lupa
Por ahora, la NASA insiste en que el 3I/ATLAS no representa ninguna amenaza, y los científicos lo tratan como una oportunidad de investigación única en lugar de como una crisis. Aun así, las características extrañas del cometa continúan fascinando por igual a expertos y al público.
Es un recordatorio de lo poco que aún sabemos sobre el universo, y de cómo incluso un pequeño visitante de las profundidades del espacio puede reavivar tanto la maravilla como la especulación más descabellada aquí en la Tierra.
