Es casi imposible dividir a los superhéroes en líneas políticas. Capitán América puede parecer un patriota loco que odia a los comunistas, como en los cómics de los años 50 durante la era McCarthy, hasta que recuerdas que también pasó gran parte de su carrera ficticia desafiando a agencias gubernamentales corruptas. Y, al menos en el Universo Marvel, se volvió fugitivo antes de registrarse en un sistema autoritario de superhéroes.
Superman alguna vez fue el ejemplo perfecto del excepcionalismo estadounidense, apareciendo en portadas de propaganda animando a comprar bonos de guerra. Pero también lo han escrito como un chico de Kansas tan desconfiado del poder que, en una historia, renunció a su ciudadanía para no ser un peón de la política exterior de EE.UU.
Salvo algunas exepciones —como Iron Man apoyando al complejo militar-industrial en sus primeros cómics—, intentar encasillar a un superhéroe en un lado político es como querer clavar niebla: la mayoría de los grandes de DC y Marvel van donde la trama (o las deudas del escritor) los lleven. Por eso ha sido tan raro ver el disgusto de la derecha con un Superman "woke" triunfando en la taquilla.
La versión de James Gunn superó los 500 millones de dólares esta semana. No es tanto como Batman vs Superman (que inexplicablemente hizo 874 millones), pero muestra que al público le gusta esta versión humilde y humana de Kal-El. Mientras tanto, Dean Cain (Superman en los 90) anunció que se unirá a la agencia migratoria de Trump, criticando que la nueva película es demasiado "woke". ¿Será que para él un verdadero Superman debería estar en la frontera pidiendo papeles en lugar de luchar contra invasores alienígenas?
¿Existe un universo alternativo donde la gente haga cola para ver Capitán Constitución defendiendo urbanizaciones cerradas? La derecha ya lo intentó: el Daily Wire hasta grabó un tráiler de Blanca Nieves alternativa, donde quizá la princesa cambiaba animales por un permiso de armas. Pero la película jamás se estrenó.
Quizá la lección es que es difícil hacer fantasía que también sirva como propaganda. Imagina Star Wars donde la rebelión lucha por controles fronterizos, o El Señor de los Anillos con Aragorn golpeando migrantes en lugar de orcos. Hasta que alguien lo logre, los guerreros culturales seguirán quejándose de elfos *"woke"* y Thor mujer, mientras el resto vemos a Superman salvar el mundo sin revisar pasaportes.
(Nota: James Gunn no escribió Supergirl ni Clayface, solo los produce.)*
