Anunciado como una conversación con Jeremy Allen White y con la promesa de un "invitado especial", no fue ninguna sorpresa cuando Bruce Springsteen apareció en el pequeño escenario de las oficinas de Spotify en Londres el martes por la tarde. El actor y la estrella de rock salieron por separado, pero con el mismo fragmento de música de entrada: las primeras líneas de ‘Atlantic City’, del álbum de Springsteen de 1982, ‘Nebraska’.
Después de todo, la creación de ese disco es el enfoque de la nueva película de Scott Cooper, ‘Deliver Me From Nowhere’, donde White interpreta a Springsteen en un momento crítico de su vida y carrera. Gran parte de la charla de esa noche, dirigida por Edith Bowman, se centró en el intrincado proceso de convertirse en Bruce y en la peculiaridad inevitable de que el arte se encuentre con la vida.
Springsteen, que en todo momento fue un retrato de serenidad, habló de la primera vez que vio a White durante una prueba de sonido en el Estadio de Wembley en el verano de 2024. "Jeremy llevaba ropa blanca, así que era fácil de ver", recordó. "Simplemente le hice una seña para que subiera al escenario y nos saludamos". White ya conocía bien la música de Springsteen, había visto horas de grabaciones de conciertos y había leído montones de entrevistas y biografías. El concierto en Wembley fue una oportunidad para comprender mejor a Springsteen como artista en vivo y para hablar con el propio cantante sobre algunos detalles de la época de ‘Nebraska’. Springsteen recordó que se preparó para un interrogatorio que nunca llegó: "Pensé que este tipo iba a estar muy interesado en mí…", dijo. Pero al final, "Jeremy estaba tan preparado que realmente hizo muy pocas preguntas".
White dijo que fue un papel intimidante de asumir. Habló repetidamente del enorme peso de la información disponible sobre Springsteen, de todo lo que tuvo que aprender, y mencionó "la presión que me estaba poniendo yo mismo. Bruce lo llamó ‘enfoque’. Yo lo llamé ‘ansiedad que se endureció, quizás, y se convirtió en enfoque’".
A mucha energía se destinaba a la parte musical de la película’ … Jeremy Allen White como Bruce Springsteen en ‘Deliver Me From Nowhere’.
A pesar de todo lo que estudió, fue a través de la música misma que realmente conectó con el personaje. "Mucha de mi energia se fue en el componente musical de la película", dijo. "[Scott] quería que cantara y tocara la guitarra, y yo le dije: ‘Yo no hago esas cosas… ¿estás seguro?’". Cooper fue firme. White grabó sus propias versiones de las canciones de Springsteen. "Recuerdo estar en Nashville, en el estudio RCA, en la cabina, cantando ‘Nebraska’, y encontrando algo de confianza… sintiéndome cerca de Bruce, en cierta forma", dijo. "Cuando lees un gran guion, tu trabajo es muy fácil", comentó. "Y cuando lees las letras de Bruce, es lo mismo. Todo está ahí".
Springsteen también le envió a White una Gibson J-200 de 1955 –lo más parecido que pudo encontrar a la guitarra usada para ‘Nebraska’– y "casi la mejor guitarra con la que se puede aprender", según White. Comenzó lecciones de guitarra por Zoom con el músico de sesión JD Simo. "Oye, estoy muy emocionado de aprender guitarra contigo", recordó White haberle dicho en su primer encuentro. "No tenemos tiempo para aprender a tocar la guitarra", respondió Simo. "Tenemos tiempo para aprender estas cinco canciones de Bruce".
Jeremy Allen White y Bruce Springsteen en el set de ‘Deliver Me From Nowhere’ en 2024.
Los propios sentimientos de Springsteen sobre la película fueron al principio menos complicados. "Pensé, tengo 76 años, ya realmente no me importa un carajo lo que haga", dijo. "Sí, adelante. A mi edad asumes más riesgos, en tu trabajo y en tu vida en general". Ayudó que Cooper fuera "un cineasta realmente de clase trabajadora" que hacía "el tipo de película que a mí me interesaría", señaló. "No tu biopic musical estándar, sino más bien un drama de personajes con música".
A medida que el proyecto avanzaba, quizás se volvió más extraño. Springsteen visitaba el set a menudo, disculpándose con White cada vez que aparecía. "Debe ser muy raro con el estúpido de este tipo ahí parado", dijo. Pero le gustó lo que vio: "Ya lo he dicho antes, pero no paraba de pensar ‘Vaya, ¿cuándo me puse tan guapo?’". En el asiento de al lado, White mueve el dedo y niega con la cabeza.
Springsteen no tuvo muchas dudas sobre el casting de White; sabía que el actor estaba preparado para retratar el momento más introspectivo de su carrera discográfica. "Había visto ‘The Bear’, y cómo la cámara seguía su vida interior", dijo. "Y si lo ves en una película, es un cliché, pero es una estrella de rock".
Cuando vio por primera vez a White interpretándolo, le impresionó el enfoque del actor. "Su interpretación salió completamente de dentro hacia afuera, no solo tomando elementos y vistiéndolos como ropa", explicó. "Es una actuación no imitativa, pero de alguna manera se relaciona mucho con mi historia y conmigo mismo". Lo vio como algo similar a su propio enfoque de la composición de canciones –escribir sobre personas cuyas vidas son muy diferentes a la suya–. "Tienes que encontrar la parte de ellos que es parte de ti".
Más inquietante fue la forma en que la película lo obligó a revivir periodos difíciles de su propia vida. La recreación de la casa de sus abuelos en Freehold, Nueva Jersey –una casa que una vez describió como "el santuario más grande y triste que he conocido"– fue increíble; Springsteen describió con qué frecuencia visita esa casa en sus sueños. "Así que, estar en esa casa otra vez… fue todo un milagro, y bastante maravilloso".
Del mismo modo, fue "algo muy poderoso" ver a Stephen Graham como su padre –capturando sus años volátiles de juventud, cuando sufría problemas de salud mental no diagnosticados y bebía mucho, y también la vulnerabilidad y dulzura de sus últimos años.
Springsteen contó que vio una proyección inicial en compañía de su hermana, quien le sostuvo la mano todo el tiempo. Un año menor que su hermano, "ella se acordaba de todo". Al final, ella se giró hacia él y dijo: "¿No es maravilloso que tengamos eso?"
Quizás había un eco del sentimiento que Springsteen espera transmitir a su propio público en sus conciertos. "Creas un mundo ideal por tres horas," le dijo a la pequeña audiencia anoche. "No es un mundo de fantasía. Es un mundo muy creíble. Tiene todas las partes maravillosas y terribles de la vida… Pero con suerte hay un elemento de trascendencia que el público se lleva consigo. Y ojalá se quede con ellos por el tiempo que lo necesiten."
Legend: La Historia de Bruce Springsteen, presentada por Laura Barton está disponible en BBC Sounds.
