Los Terapéuticos Digitales de Prescripción (PDTs) están viviendo un momento crucial. Estudios recientes validan su potencial para mejorar los resultados en salud mental y reducir costes sanitarios, mientras que los esfuerzos por aportar claridad regulatoria y el interés de los pagadores están abriendo vías de reembolso para su adopción generalizada.
Este punto de inflexión se ve reforzado por las crecientes preferencias y comportamientos de los consumidores hacia la conveniencia y la personalización. Los PDTs, que son aplicaciones de software reguladas por la FDA, ofrecen precisamente eso. Estas preferencias no son pasajeras; ahora son expectativas fijas.
Con más de 20 años en la industria sanitaria, este impulso no solo es real; para mí es personal.
Durante demasiado tiempo, nuestro sistema sanitario no ha sabido conectar realmente con las personas. He dedicado mi carrera a cambiar esto, poniendo a las personas en el centro. El lanzamiento del primer y único PDT autorizado por la FDA para los síntomas de la depresión ha sido un poderoso recordatorio de lo que es posible cuando repensamos cómo se presta y cómo se experimenta el cuidado.
Especialmente en áreas como la salud mental, las intervenciones digitales podrían cambiar fundamentalmente las vías de tratamiento tradicionales y aliviar las barreras que se interponen entre los individuos y las soluciones que necesitan.
Tras un año de despliegue en el mundo real, he obtenido algunas conclusiones clave para ayudar a desbloquear la viabilidad de los PDTs y abordar necesidades no cubiertas en el ecosistema sanitario —tanto para pacientes como para profesionales— dando pasos significativos para mejorar la experiencia de salud.
Cerrar la brecha de acceso y proporcionar atención cuándo y dónde se necesite
En todo Estados Unidos, el sistema de salud mental está al límite de su capacidad. El 60% de los psicólogos no tienen cupo para nuevos pacientes, y casi el 40% tienen lista de espera. La crisis se amplía a nivel nacional, ya que más de la mitad de los condados no cuentan siquiera con un psiquiatra.
Este es un grave problema de acceso.
Los PDTs cubren un vacío crítico mientras alguien espera recibir atención, y en muchos casos, proporcionan un primer apoyo donde no existen opciones presenciales. Estas intervenciones digitales ofrecen un método basado en la evidencia, que cumple con la calidad y el rigor científico exigidos por la FDA, para no solo iniciar el tratamiento de inmediato, sino hacerlo desde la palma de la mano.
¿La oportunidad? Abordar un desafío de salud pública para satisfacer la alta demanda y aportar un sentido de inmediatez y urgencia a la salud mental en un sistema fragmentado.
Ofrecer alternativas para quienes no desean añadir otra pastilla
El miedo a los efectos secundarios impide a más del 50% de los estadounidenses diagnosticados con depresión o ansiedad probar la medicación. Uno de los desafíos más persistentes que comparten los profesionales respecto al manejo de la medicación es navegar la tensión entre eficacia y tolerabilidad. Los clínicos se preguntan: ‘¿cómo puedo equilibrar lo que puede ser la mejor opción para cada individuo con la carga de los efectos secundarios?’
Esto influye directamente en la conducta de prescripción, respalda la toma de decisiones compartida e impacta en la adherencia al tratamiento.
Cuando la medicación tradicional por sí sola no es suficiente, en lugar de añadir otra pastilla, los PDTs son una opción no farmacológica que no contribuye al temor de los efectos secundarios. Muchos PDTs son complementarios, lo que significa que las personas ya están tomando medicación. Los PDTs ofrecen a quienes viven con condiciones de salud mental una alternativa clínicamente validada con efectos secundarios mínimos o nulos. Además, los PDTs se adaptan al individuo: ofrecen la conveniencia de integrarse en su estilo de vida y una solución atractiva para no añadir más medicación, o más efectos secundarios, a su régimen, especialmente para más de la mitad de los adultos estadounidenses que manejan múltiples condiciones crónicas.
Los médicos tienen un genuino interés en nuevas herramientas y modalidades que amplíen cómo gestionan el plan de tratamiento de una persona. Con un mayor enfoque en la individualización, los PDTs les ayudan a alinearse mejor con los valores, preferencias y autonomía de cada cual.
¿La oportunidad? Una solución que apela al diseño centrado en el usuario, se integra mejor en la vida cotidiana y ofrece eficacia clínica.
Identificar intervenciones basadas en mecanismos para un tratamiento sostenible
Solo un pequeño puñado de los miles de aplicaciones de salud mental disponibles están autorizadas por la FDA. Si bien la experiencia de usuario y la accesibilidad son cruciales, el rigor científico y la credibilidad son primordiales para garantizar que las herramientas estén basadas en evidencia y se implementen de manera responsable.
Este es uno de los aspectos más prometedores de los PDTs. Están fundamentados en datos clínicos, y muchos están diseñados para abordar los factores subyacentes de las condiciones crónicas. He aprendido que los PDTs más impactantes en salud mental pueden abordar directamente el procesamiento emocional, el control cognitivo y la función ejecutiva, que a menudo se ven alterados y contribuyen a síntomas persistentes.
Estas herramientas digitales no solo brindan estrategias de afrontamiento; están diseñadas para fortalecer los sistemas que hacen que esas estrategias funcionen. Piensen en esto como una especie de fisioterapia para el cerebro. No se trata solo de reducir síntomas a corto plazo. Algunas de estas herramientas también podrían apoyar la recuperación funcional a largo plazo.
Escuchamos directamente de médicos y pacientes que estas herramientas pueden ayudar a abordar las causas profundas de la depresión y la ansiedad, diseñadas para ayudar a las personas a construir nuevas vías cognitivas, ganar maestría sobre su estado de ánimo y reconectarse con su propósito.
¿La oportunidad? Mecanismos terapéuticos distintivos que involucran a las personas en su propia curación de manera estructurada, accesible y empoderadora.
La oportunidad de crecimiento
Los PDTs representan una oportunidad de mercado de 32.500 millones de dólares para 2030. Para líderes sanitarios como yo, esto no es solo un negocio; se trata del impacto potencial para los millones de personas que viven hoy con condiciones de salud mental. De que la gente tenga por fin herramientas disponibles que les permitan tomar un mayor control sobre su propio cuidado. De que las personas tengan acceso a una atención que se adapte a sus vidas.
Con el interés regulatorio, clínico, de pagadores, proveedores y pacientes en evolución, el momento es ahora para construir sobre este impulso. Los PDTs desbloquean posibilidades completamente nuevas para la participación, la experiencia y los resultados en salud mental.
El futuro de la salud debe aportar empatía y comprensión a lo que las personas más necesitan, equilibrado con el rigor científico, para garantizar que la experiencia de salud sea más personalizada y relevante para cada individuo. Los PDTs son un componente crucial para replantear el compromiso con la salud mental y conectar con las personas donde se encuentren.
Foto: Anastasia Usenko, Getty Images
Desiree Priestley es Directora de Experiencia de Salud en Otsuka Precision Health (OPH), donde lidera los esfuerzos de comercialización en experiencia de salud, servicios de apoyo y terapéuticos digitales—incluyendo el PDT para salud mental Rejoyn, autorizado por la FDA. Con más de 20 años en el sector sanitario, le apasiona diseñar cuidados que se adapten a la vida real, y no al revés. Su trabajo tiende puentes entre los complejos sistemas de salud y las personas a las que sirven, impulsando una innovación centrada en las personas y orientada a resultados. Ya sea impulsando la transformación digital o mentorizando a la próxima generación de líderes, Desiree aporta una visión audaz y humana al futuro de la asistencia sanitaria.
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