La contradicción en el sistema de salud de EE.UU.
Al entrar en cualquier farmacia, se hace evidente la contradicción en el corazón del sistema de salud estadounidense: estantes llenos de terapias salvavidas que millones de personas no pueden costear. Según estudios, hasta la mitad de los pacientes con enfermedades crónicas no siguen su tratamiento debido al costo. Esta decisión, tomada en silencio y lejos de los médicos, cuesta unas 100,000 vidas y casi $100 mil millones en gastos médicos evitables cada año.
En 2021, más de 9 millones de estadounidenses en edad laboral admitieron saltarse dosis, reducir medicación o retrasar recetas por no poder pagarlas. Esto no solo perjudica a los pacientes, sino que también sobrecarga el sistema. La falta de adherencia está relacionada con hasta el 25% de hospitalizaciones anuales en EE.UU., además de innumerables visitas a urgencias, consecuencias prevenibles si se aborda la accesibilidad desde un principio.
Para los hospitales, que priorizan la atención basada en valor, los altos costos no son solo un problema social, sino un riesgo clínico. Un plan de alta solo funciona si el paciente puede cumplirlo, lo cual incluye pagar sus medicamentos.
El factor oculto de los reingresos
Décadas de mejoras en transiciones de cuidado, llamadas de seguimiento y monitoreo remoto pueden fracasar si, por ejemplo, un copago de $500 mensuales impide a un paciente con diabetes comprar su medicación GLP-1. Los pacientes con baja adherencia tienen 2.5 veces más probabilidad de reingresar en 30 días. Sin embargo, las estrategias tradicionales rara vez detectan estas barreras económicas antes de que sea tarde.
El problema radica en que el costo de los medicamentos se delega a aseguradoras o gestores de beneficios farmacéuticos (PBM), quedando fuera del flujo clínico. Los equipos médicos desconocen el precio real de los fármacos, y mucho menos los descuentos, cupones o opciones de compra directa. Los pacientes deben navegar esta complejidad solos, mientras los médicos que intentan ayudar pierden horas buscando alternativas. El resultado es predecible: abandonan tratamientos y su salud empeora.
Accesibilidad como problema de comunicación
En esencia, la asequibilidad es un desafío de datos y comunicación. Afortunadamente, algunos sistemas de salud innovadores están integrando este rol en sus estrategias. Grandes hospitales han lanzado iniciativas para apoyar a pacientes con costos de medicamentos como parte de su alta.
Esto implica ir más allá de las instrucciones tradicionales: equipos de farmacia y tecnología ayudan a los pacientes a entender su cobertura, encontrar alternativas económicas y acceder a programas de asistencia antes de salir del hospital.
Para implementarlo, se deben incluir prácticas como:
- Datos de precios en tiempo real en múltiples farmacias, formularios de PBM y redes de ayuda financiera.
- Personalización según seguro, farmacia preferida y tratamiento.
- Comunicación proactiva en lenguaje claro y en el dispositivo del paciente.
Este es el mismo flujo que ya usan para recordatorios de citas o seguimientos post-alta. Extenderlo al costo de medicamentos es el siguiente paso lógico.
El camino a seguir
Resolver esta crisis requiere acción decidida y centrada en el paciente. Las herramientas ya existen:
- Hablar de costos durante el alta y seguimiento: preguntar si el precio será un obstáculo y ofrecer soluciones.
- Usar tecnología y alianzas: conectar automáticamente a pacientes con recursos de ahorro y programas de asistencia.
- Medir y ajustar: evaluar el impacto en adherencia, satisfacción y reingresos para refinar el enfoque.
Además, el tono es clave. Las conversaciones sobre dinero deben ser empáticas, transmitiendo: "Tu salud es nuestra prioridad, estamos aquí para ayudarte." Esta confianza es la base para mejores resultados.
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Foto: JPLDesigns, Getty Images
Jake Pyles es CEO de CipherHealth, con más de 25 años de experiencia en operaciones y finanzas en empresas de software. Este artículo forma parte del programa MedCity Influencers.
