La obra “California (IKB 71)” de Yves Klein expuesta en Christie’s París antes de su venta récord.
Crédito: christiesparis
Un impresionante cuadro monocromo del artista francés Yves Klein ha sido vendido por 18,4 millones de euros (aproximadamente 21 millones de dólares) en la sede de Christie’s en París, estableciendo un nuevo récord para el artista en Francia.
La obra, titulada ‘California (IKB 71)’, es una de las creaciones más asombrosas de Klein —una vasta extensión de un azul profundo y aterciopelado que parece absorber al espectador. Con unas dimensiones de cuatro metros de ancho por casi dos de alto, es también el mayor de sus monocromos azules que aún permanecía en manos privadas, según la casa de subastas.
La historia tras el azul que transformó el arte moderno
Klein, quien falleció prematuramente a los 34 años en 1962, dedicó su breve carrera a explorar lo que él denominaba “lo inmaterial”. Su color emblemático —el ahora célebre Azul Klein Internacional (IKB)— se convirtió en su lenguaje, un medio para expresar el espacio, el infinito y la emoción.
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No se trataba de un azul cualquiera. Klein llegó a patentar su propio pigmento, una mezcla de ultramarino, resina sintética y un acabado mate que confería a sus pinturas esa cualidad hipnótica y casi etérea. Afirmaba que cada una poseía una “esencia y atmósfera distintas”, aunque a simple vista pudieran parecer similares.
“California (IKB 71)” fue pintada a principios de 1961, justo antes de que Klein emprendiera su primer y único viaje a los Estados Unidos para exponer en Nueva York y Los Ángeles. Christie’s la describió como “evocadora de un lecho marino bajo el azul abisal de un océano”, gracias a los minúsculos guijarros que el artista adhirió a la superficie —un detalle sutil que añadió profundidad y textura a su mundo minimalista de azul.
Un récord francés para una leyenda francesa
La venta por 18,4 millones de euros marca el precio más elevado jamás pagado en Francia por una pintura de Klein, un hito que reafirma el legado global del difunto artista. Aunque una de sus esculturas de esponja azul se vendió por una cifra ligeramente superior —22 millones de dólares en Sotheby’s Nueva York en 2013—, este logro supone un momento de orgullo nacional para la escena artística gala.
La influencia de Klein trasciende con creces a su propia generación. Fue uno de los primeros en difuminar la frontera entre la pintura y la performance, creando un arte que versaba tanto sobre el sentimiento como sobre la visión. Sus monocromos no eran meros lienzos —eran experiencias, meditaciones sobre el poder del color en sí mismo.
Incluso hoy, más de sesenta años después de su muerte, su vibrante azul sigue cautivando a coleccionistas y amantes del arte en todo el mundo.
Por qué el Azul Klein Internacional sigue fascinando
Existe algo atemporal en el azul creado por Klein. Es audaz y, sin embargo, sereno; infinito y, a la vez, íntimo. Esa paradoja es parte de la razón por la cual su arte perdura —y por qué aún hay dispuestos a pagar millones por él.
“California (IKB 71)” captura a la perfección esa magia. Es simple, pero no vacía. Es una superficie que parece viva, que respira y se transforma con la luz y el tiempo. Para Klein, aquel azul era más que un color —era lo más cercano a la libertad pura.
