“Mistress Dispeller” es un documental fascinante y a veces incómodo que sigue a una esposa china que contrata a una “liquidadora de amantes” profesional (básicamente, una experta en rupturas) para terminar secretamente la aventura de su marido y salvar su matrimonio.
La directora Elizabeth Lo lo filma como un drama de la vida real: tomas hermosas de China, una banda sonora genial y conversaciones increíblemente crudas y honestas entre la esposa, el marido y la amante. Te ríes en algunos momentos (la liquidadora, la Señorita Wang, es casi aterradoramente buena prediciendo como la gente reaccionará), y te sientes con el corazón roto en otros. Es gracioso, triste y provoca pensamientos todo al mismo tiempo.
Al mismo tiempo, la película despierta grandes preguntas. Algunos espectadores (especialmente aquellos de China) sienten que convierte el dolor de personas reales en entretenimiento para forasteros, quitando el contexto cultural y levantando serios problemas sobre la privacidad y el consentimiento. Como la película no puede ser mostrada en China, la familia está protegida de la exposición pública, pero eso también subraya como su historia tan personal se ha convertido en un espectáculo en el extranjero.
Al final, es una mirada poderosa sobre el amor, la traición, la clase social y el matrimonio en la China de hoy—no hay héroes ni villanos claros, solo humanos complicados intentando resolver sus asuntos. Definitivamente es inolvidable, incluso si te deja dividido entre la admiración por su honestidad y la molestia sobre si esta historia debería haberse contado de esta manera.
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