Resulta que la serie de ITV, The Hack, no es la única dramatización del periodismo de investigación del Guardian en este momento. También está este… eh… thriller misterioso completamente extraño de Netflix, adaptado de una novela de Ruth Ware. Trata sobre una intrépida reportera del Guardian llamada Laura Blacklock, interpretada por Keira Knightley.
Recién llegada de un exclusivo reportaje sobre niños kurdos, es invitada a un colosal yate privado junto a un grupo de personajes importantes y celebridades. Es invitada del siniestro plutócrata Richard Bullmer, interpretado por Guy Pearce; él quiere llevarlos a todos a una cena de gala en los fiordos noruegos para un anuncio sobre la fundación benéfica dotada por su esposa Anne (Lisa Loven Kongsli).
Una vez a bordo y en mar abierto, Laura presencia algo muy extraño con respecto a la mujer de la cabina 10 – la cabina de al lado de la suya – pero no logra que ningún invitado o miembro de la tripulación le crea. ¿Se lo imaginó? ¿Es el estrés de su galardonado periodismo de investigación lo que le está provocando una crisis? Entre el hilarante reparto al estilo Agatha Christie en el manifiesto de pasajeros está el exnovio de Laura, Ben (David Ajala), el médico personal del Sr. Bullmer, el Dr. Mehta (Art Malik), el empresario agresivo Thomas Heatherley (David Morrissey) y su esposa alcohólica Heidi (Hannah Waddingham), la estrella de Instagram Grace (Kaya Scodelario), el engreído socialité Adam (Daniel Ings) y la estrella del pop drogadicta Danny (Paul Kaye).
Suena divertida en teoría, y la pura ridiculez de la situación casi la mantiene a flote, pero la calidad de cartón del drama se empapa. Knightley se encuentra repetidamente en situaciones donde cae desde gran altura al agua; pasa dos veces y cada vez muestra su notable ingenio y una habilidad para aguantar la respiración. El público también podría necesitar esa última habilidad.
La Mujer de la Cabina 10 está en Netflix desde el 10 de octubre.
