Se podría argumentar que la devastación de un diagnóstico de cáncer radica tanto en la perspectiva del tratamiento como en la de la muerte. En concreto, los fármacos empleados en oncología pueden provocar reacciones adversas graves y a veces mortales. Los clínicos se esfuerzan por minimizar las consecuencias negativas de tratamientos potencialmente salvadores, pero existen deficiencias en la adopción de tecnologías más recientes que han demostrado avanzar la salud humana, la medicina personalizada o la farmacogenómica (PGx).
Los fluoropirimidinas, como el fluorouracilo (5-FU) y la capecitabina, son agentes quimioterapéuticos fundamentales en el tratamiento del cáncer colorrectal, de mama y otros tumores comunes. Actualizaciones recientes de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) destacan las consecuencias potencialmente letales que pueden surgir cuando pacientes con ciertas variantes genéticas en la enzima DPYD reciben fluoropirimidinas. La medicina personalizada, o farmacogenómica (PGx), puede ofrecer una solución a este dilema.
El dilema genético de la dosificación
La genética juega un papel clave en la respuesta a la medicación. Por ejemplo, ciertas variantes en el gen de la dihidropirimidina deshidrogenasa (DPYD) pueden conducir a una acumulación peligrosa de fluoropirimidinas en algunos pacientes, incrementando enormemente el riesgo de efectos adversos severos. Aunque solo entre un 3% y un 8% de los pacientes portan una variante DPYD que reduce su actividad DPD, las consecuencias pueden ser fatales. La toxicidad por fluoropirimidinas podría ser prevenible si se realiza un cribado genético previo al inicio del tratamiento.
Los clínicos no pueden saber si sus pacientes tienen una deficiencia de DPYD a menos que realicen pruebas genéticas. La PGx aborda este punto crítico clínico al proporcionar un perfil completo de los biomarcadores genéticos del paciente, determinando su nivel de riesgo. Tras la prueba, los pacientes se clasifican según su estatus metabolizador: normal, intermedio o pobre. Diferentes genotipos pueden requerir recomendaciones farmacológicas distintas, como ajustar la dosis o incluso evitar ciertos fármacos.
Imperativos clínicos y económicos
La evidencia clínica que respalda el cribado previo es sólida. Un gran metaanálisis, que incluyó a más de 16.005 pacientes, demostró que los portadores de al menos una variante de riesgo DPYD tenían casi 36 veces más probabilidades de fallecer por toxicidad a fluoropirimidinas en comparación con los no portadores. Además, otro estudio indicó que la prueba DPYD previa al tratamiento redujo hospitalizaciones y toxicidades en comparación con las pruebas reactivas, normalizando el riesgo del paciente al de aquellos con genotipo "wild-type" o normal.
Actualmente, la FDA promueve la toma de decisiones informada, pero deja las pruebas genéticas como opcionales, pendiente de mayor desarrollo normativo. La FDA ya ha exigido actualizaciones en la información de los productos con fluoropirimidinas, advirtiendo del mayor riesgo en pacientes con actividad enzimática parcial y recomendando que los pacientes con deficiencia de DPD no las reciban.
La Agencia Europea de Medicamentos adopta una postura más proactiva, recomendando el cribado rutinario de DPYD antes de iniciar la terapia. Ambas agencias reconocen la importancia clínica de estas variantes para prevenir toxicidad grave y mejorar la seguridad. Las guías de la Red Nacional Integral del Cáncer (NCCN) sobre cáncer de colon mencionan la disponibilidad de la PGx para los clínicos que deseen usarla, lo que ayuda a impulsar mejores guías y adopción.
Además de mejorar la seguridad y los resultados del paciente, el test de DPYD ofrece beneficios económicos positivos. Diversos análisis concluyen que la prueba PGx previa al tratamiento con fluoropirimidinas mejora la atención y genera ahorros significativos mediante la reducción de costosos eventos adversos relacionados con visitas a urgencias.
Seleccionando las herramientas farmacogenómicas adecuadas
Para los médicos que buscan incorporar la PGx, especialmente en oncología, es esencial evaluar las características de las herramientas genómicas disponibles. La tecnología adecuada puede impulsar la medicina de precisión utilizando datos para predecir respuestas individuales a los medicamentos. Los clínicos pueden seleccionar herramientas que ofrezcan análisis integral, alta precisión y soporte integrado para la decisión clínica.
- Velocidad e integración: Algunas herramientas de análisis PGx pueden devolver resultados rápidamente, a veces en apenas 25 minutos, acortando el plazo entre la prueba y el resultado y apoyando decisiones terapéuticas ágiles. Las herramientas que se integran eficientemente con otros sistemas de datos, como las Historias Clínicas Electrónicas, mejoran la interoperabilidad y facilitan la adopción.
- Precisión y exhaustividad: Se pueden seleccionar herramientas que ofrezcan sugerencias precisas sobre medicamentos y dosificaciones, incluyendo aquellos a evitar. Algunas plataformas ofrecen alta concordancia, validadas con referentes como el Proyecto 1000 Genomas, asegurando confianza en los resultados. Los datos más completos provienen de tecnologías que utilizan el genoma completo (secuenciación de genoma completo, o WGS) en lugar de metodologías limitadas (como microarrays de ADN) que no capturan criterios genómicos importantes, como la detección restringida de variantes, baja sensibilidad para alelos raros e incapacidad para detectar variaciones estructurales o en el número de copias. Así, la WGS ofrece una visión más completa para optimizar las opciones de tratamiento, útil también para predecir respuestas a fármacos más allá del cáncer, como analgésicos o antidepresivos, por ejemplo.
- Información accionable: Para que la PGx sea útil en la práctica, ciertas tecnologías ofrecen recomendaciones clínicas específicas, como sugerencias de dosis basadas en el perfil PGx o medicamentos alternativos si uno no es adecuado. El uso de IA y modelos avanzados de aprendizaje profundo puede mejorar la precisión de la identificación de variantes —el proceso de distinguir variantes genuinas de errores—, lo cual es particularmente complejo en los farmacogenes.
La PGx ya está impactando en la atención sanitaria. Al identificar proactivamente a los pacientes en riesgo de efectos adversos graves mediante el cribado de DPYD, los médicos pueden crear planes de tratamiento individualizados y más seguros. Con la tecnología adecuada, los clínicos pueden establecer un nuevo estándar de atención que sea a la vez preciso y centrado en el paciente.
Foto: Yuichiro Chino, Getty Images
Marco Schito, PhD, es Director de Desarrollo de Negocio en UGenome AI, una empresa biotecnológica que desarrolla software de genómica y bioinformática para medicina personalizada con aplicaciones tanto en investigación como en clínica. Husna Rahim es Directora de Contenido Clínico y Branding en UGenome AI.
Esta publicación aparece a través del programa MedCity Influencers. Cualquiera puede publicar su perspectiva sobre negocios e innovación en salud en MedCity News a través de MedCity Influencers.