Cracker Barrel, la cadena de restaurantes estadounidense reconocida por su cocina de estilo sureño, ha realizado un controvertido cambio de marca tras una reacción violenta de figuras prominentes de la derecha, incluido Donald Trump.
La empresa con sede en Lebanon, Tennessee, anunció el martes que revertiría su logotipo de décadas después de que la presentación de un diseño simplificado desatase una tormenta de críticas en línea.
“Dijimos que escucharíamos, y así lo hemos echo. Nuestro nuevo logotipo desaparecerá y nuestro ‘clásico barril’ permanecerá”, declaró la compañía en un comunicado.
“En Cracker Barrel, siempre ha sido, y siempre será, acerca de servir comida deliciosa, ofrecer calurosas bienvenidas y brindar esa hospitalidad campestre que se siente como una comunidad. Como una orgullosa institución estadounidense, nuestros 70,000 empleados esperan con ansias darle la bienvenida a nuestra mesa muy pronto”.
Cracker Barrel, que cuenta con más de 600 establecimientos en los Estados Unidos, presentó la semana pasada un nuevo logotipo como parte de la “evolución progresiva” de su marca, abandonando la icónica imagen de un anciano sentado apoyado contra un barril en favor de un diseño simplificado de solo texto.
El rediseño provocó una rápida reacción en círculos conservadores, donde algunos comentaristas afirmaron que la compañía se había “adoctrinado”, un término utilizado por la derecha para mofarse de lo que perciben como una obsesión excesiva con la diversidad étnica y cultural.
Las acciones de Cracker Barrel, que habían caído abruptamente durante la polémica, se recuperaron más de un 7% en el comercio extrabursátil tras anunciarse la reversión.
Anticipándose al anuncio oficial del martes, Trump había instado públicamente a la compañía a retomar su antiguo logotipo y “admitir el error”.
“Obtendrían miles de millones en publicidad gratuita si juegan bien sus cartas. Algo difícil de lograr, pero una gran oportunidad”, escribió el expresidente en su plataforma Truth Social.
Tras conocerse la decisión, Trump felicitó a la cadena por el cambio de rumbo: “Todos tus seguidores lo apreciarán. Buena suerte en el futuro. Ganen mucho dinero y, lo más importante, ¡vuelvan a hacer felices a sus clientes!”.
Desde su regreso a la escena política, Trump ha utilizado su influencia para ejercer una presión sin precedentes sobre empresas privadas.
La semana pasada, afirmó que el gobierno federal había adquirido una participación del 10% en Intel, días después de confirmar que los gigantes tecnológicos Nvidia y AMD aceptaron destinar el 15% de los ingresos por ventas de chips en China a las arcas estadounidenses.
El mes pasado, Coca-Cola anunció el lanzamiento en EE.UU. de una versión de su bebida emblemática endulzada con azúcar de caña, después de que Trump afirmara haber persuadido a la compañía para reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa.