El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se enfrenta a la crisis más grave de su mandato, mientras una red de escándalos de corrupción envuelve a su Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y tensiona su frágil coalición de gobierno.
Con una indignación pública creciente, protestas que exigen su dimisión y presiones desde dentro de su propia alianza, abundan las especulaciones sobre si Sánchez podría verse forzado a disolver las Cortes y convocar elecciones generales anticipadas, antes de los comicios previstos para 2027. Los mercados de predicción, como Polymarket, reflejan esta incertidumbre, con probabilidades implícitas en torno al 40 por ciento de que se anuncie un adelanto electoral a finales de 2025 o a mediados de 2026, dados todos los escándalos y los problemas presupuestarios en curso.
La lucha por el poder en una coalición ajustada
El camino al poder de Sánchez comenzó tras las elecciones de julio de 2023, que él mismo convocó después del pobre rendimiento del PSOE en los comicios autonómicos. El Partido Popular (PP) de centroderecha, liderado por Alberto Núñez Feijóo, obtuvo más escaños, 137 en un Congreso de 350, seguido por el PSOE con 121, Vox con 33 y Sumar con 31. Ningún bloque logró la mayoría absoluta. Tras el fracaso de la investidura de Feijóo, Sánchez forjó una coalición minoritaria con Sumar y consiguió el apoyo de partidos regionales como ERC, Junts, EH Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria. Una polémica amnistía a los independentistas catalanes aseguró el respaldo de Junts, permitiendo a Sánchez ganar la investidura con 179 votos en noviembre de 2023. Esta alianza ideológicamente diversa ha gobernado con inestabilidad desde entonces.
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Escándalos de corrupción en efecto dominó
En el centro del actual vendaval se encuentran varios casos de corrupción interconectados que orbitan en torno al PSOE y distintos ministerios. El más destacado, el “Caso Koldo”, implica al exministro de Transportes José Luis Ábalos y a su asesor Koldo García, ambos en prisión desde noviembre por presuntamente recibir comisiones por contratos irregulares de mascarillas durante la pandemia, valorados en más de 50 millones de euros, a través de la empresa pantalla Soluciones de Gestión. La trama se extendió al departamento del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y a comunidades autónomas gobernadas por los socialistas, como Canarias y Baleares. Ábalos también está vinculado a dudosos rescates de aerolíneas: la SEPI, bajo la ministra de Hacienda María Jesús Montero, inyectó 53 millones de euros en Plus Ultra —con vínculos venezolanos— y 475 millones en Air Europa, presuntamente acelerados mediante sobornos que involucraban al empresario Víctor de Aldama. La esposa de Sánchez, Begoña Gómez, también ha sido mencionada por sus conexiones con el CEO de Air Europa.
Sobornos por la manipulación de contratos de obras públicas, acusaciones de corrupción en Hacienda y en el Ministerio para la Transición Ecológica, e imputaciones contra ministros por obstruir investigaciones, han ensuciado la reputación del Gobierno de Sánchez.
Los sondeos se desploman
La opinión pública se ha deteriorado masivamente tras estas revelaciones, incluso entre los votantes más fieles del PSOE. Decenas de miles de personas se manifestaron en Madrid en junio exigiendo elecciones, y encuestas recientes muestran un amplio rechazo a la gestión de la corrupción y las acusaciones de acoso sexual por parte del PSOE. La valoración de Sánchez se sitúa ahora en un paupérrimo 25,7 por ciento, con un 69,6 por ciento de desaprobación en los sondeos de principios de diciembre, como consecuencia de los escándalos.
Las encuestas indican que el PSOE pierde terreno: el promedio de Politico de noviembre de 2025 muestra al PP en un 32 por ciento, al PSOE en un 28, a Vox en un 18 y a Sumar en solo un 6 por ciento.
El apoyo de la coalición se resquebraja
Para avivar un fuego ya ardiente, ha intervenido la socia de coalición Yolanda Díaz, de Sumar, quien exigió una “remodelación profunda” del Gobierno, denunciando una “corrupción y una porquería insoportables”. Instó a actuar de inmediato, con auditorías, y presionó a Sánchez para que ofreciera explicaciones públicas, advirtiendo: “No podemos seguir así”. Aunque sin amenazar con abandonar la coalición, sus conversaciones directas con Sánchez revelan graves fracturas en la alianza.
Sánchez jura agotar la legislatura, pero con la oposición del PP y Vox reclamando elecciones, batallas presupuestarias en el horizonte y los escándalos multiplicándose, no se puede descartar un adelanto electoral. Mientras las protestas crecen y los sondeos caen, planea la pregunta: ¿logrará Sánchez capear el temporal, o la presión le forzará la mano? Para muchos españoles, la cuestión ya no es *si* ocurrirá, sino *cuán pronto*.
