Un acalorado debate en el ayuntamiento de Palma ha vuelto a encender tensiones históricas en torno a uno de los episodios más oscuros de la Guerra Civil Española.
Los funcionarios chocaron sobre el legado del crucero Baleares y su presunto papel en el bombardeo de 1937 a civiles que huían de Málaga, un evento ahora ampliamente reconocido como un crimen de guerra.
La controversia se desató durante una reciente sesión plenaria del ayuntamiento cuando el concejal de Urbanismo, Oscar Fidalgo, negó categóricamente las afirmaciones de que el Baleares estuvo involucrado en el infame ataque a civiles que escapaban por la carretera costera de Málaga a Almería, conocido como La Desbanda. “No se disparó ni un solo tiro desde el buque de guerra durante la Desbanda en Málaga”, afirmó Fidalgo. “En ese momento, el crucero estaba en pruebas”.
Sus declaraciones provocaron una reacción inmediata de los concejales de izquierda, especialmente del Partido Socialista (PSOE), quienes argumentaron que la afirmación contradice los relatos históricos documentados. El concejal del PSOE Pepe Martínez desafió las afirmaciones de Fidalgo citando pasajes de “El Crucero Baleares 1936–1938”, un libro de los historiadores Jeroni Fullana y Eduardo Connolly, que detalla la participación del barco en los trágicos eventos.
Martínez, quien llevó una copia del libro de la biblioteca del Cort junto con volúmenes adicionales de su colección personal, se los entregó a Fidalgo en el pleno. “Infórmate y lee a los historiadores para que no te hagas el ridículo ante la gente de Málaga”, instó Martínez.
La disputa está directamente relacionada con una batalla legal y política más amplia sobre un monumento en el Parc de Sa Feixina de Palma, erigido en la década de 1940 para honrar a los 765 miembros de la tripulación del Baleares, en su mayoría mallorquines, que perecieron cuando el barco fue hundido por las fuerzas republicanas en 1938.
Grupos de izquierda han hecho campaña durante mucho tiempo para la retirada del estatus protegido del monumento, argumentando que sirve como reliquia de la propaganda franquista. El Tribunal Supremo actualmente ha protegido el monumento de la demolición, mientras que el Tribunal Constitucional aún no ha emitido un fallo final.
En la última sesión plenaria, el PSOE presentó una moción para retirar el estatus protegido del monumento del registro de patrimonio de la ciudad. La propuesta fue rechazada por el Partido Popular (PP) conservador y el partido de extrema derecha Vox, quienes sostienen que el monumento ya ha sido despojado de símbolos explícitamente franquistas bajo un acuerdo de 2010 liderado por la entonces alcaldesa socialista Aina Calvo.
Fidalgo criticó al PSOE por lo que describió como inconsistencia política. “Gastaron dinero público para eliminar el simbolismo y zanjar el debate, y ahora nos piden que hagamos lo contrario de lo que dicen los jueces”, dijo.
A pesar de la creciente evidencia y del debate académico en curso, Fidalgo se mantuvo firme. “No hay ningún historiador serio que respalde estas afirmaciones”, dijo. “Lo que digo en esta sesión plenaria te duele, pero es mi opinión y la de historiadores relevantes. Me has tocado la fibra. Defiendo todo lo que he dicho”.
El debate no ha dejado una resolución clara a la vista, con preguntas legales sobre el futuro del monumento aún pendientes en el tribunal más alto de España, y la verdad histórica sobre las acciones del Baleares durante la Guerra Civil sigue dividiendo opiniones casi un siglo después.
