Condenado tras el caos en el vuelo

Un pasajero de Ryanair que consideró buena idea agredir a un miembro de la tripulación a bordo acaba de descubrir lo onerosa que puede resultar la estupidez.

El incidente ocurrió el 4 de junio en el vuelo FR7567 con ruta Ibiza-Alicante, cuando un viajero agredió físicamente a un auxiliar de vuelo. El juzgado de Alicante no se mostró precisamente indulgente.

Multa de 270 euros para un pasajero turbulento

El veredicto? Culpable. El castigo? Una multa de 270 euros, que básicamente equivale al coste de un par de billetes de última hora con Ryanair o, en el caso de este individuo, al precio de perder los estribos a 10.000 metros de altitud.

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No obstante, para la aerolínea esto no se reducía a un mero viajero problemático. Ryanair ha insistido repetidamente en su mensaje de “tolerancia cero”: si te alteras en un avión, afrontarás consecuencias reales.

Jade Kirwan, Directora de Comunicación de Ryanair, acogió la decisión con satisfacción. “Este caso evidencia una de las consecuencias a las que se enfrentan los pasajeros que alteran los vuelos en el marco de nuestra política de tolerancia cero. Esperamos que esto sirva de disuasión para tales comportamientos, de modo que la tripulación y los pasajeros puedan viajar en un entorno de confort y respeto mutuo,” declaró.

La lección: los tribunales estan dispuestos a sancionar los arrebatos en pleno vuelo

Ryanair afirma que la inmensa mayoría de las personas simplemente desean trasladarse de A a B en paz, pero una minúscula minoría insiste en convertir un vuelo de dos horas en su propia versión low cost de El Club de la Lucha. Y si bien 270 euros no es exactamente una cifra arruinavidas, el fallo deja claro que los tribunales están dispuestos a sancionar a los pasajeros revoltosos, y Ryanair se encargará de que no pase desapercibido.

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La aerolínea insiste en que continuará luchando para proteger a la tripulación y a los pasajeros de aquellos que no saben comportarse. Para el resto, son buenas noticias. Después de todo, la turbulencia ya es suficientemente molesta como para lidiar además con adultos propinando puñetazos al personal que sirve el café.

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